Luis Fernández Ríos en una pase durante la corrida de Pegalajar. Francisc Sánchez castro

Fernádez Ríos, la perserverancia en la búsqueda de un sueño

El domingo en Pegalajar, corto dos orejas a su lote ydestacó en momento puntuales con la zurda y al natural

áNGEL a. Del Arco

Jaén

Lunes, 9 de agosto 2021, 23:59

Luis Fernández Ríos es un novillero con picadores que nació en la localidad de Pegalajar en el año 1999. Sin antecedentes taurinos en la familia, ... el gusanillo por el mundo del toro le nace desde bien pronto, apuntándose a la Escuela Cultural de Tauromaquia de Jaén, convirtiéndose en poco tiempo en uno de los alumnos punteros, destacando rápidamente en los certamenes de novilladas que se celebran por toda Andalucía.

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Desde la humildad y sin grandes ayudas, su nombre empieza a sonar en los mentideros taurinos gracias a su empeño, entrega y constancia. Trabajador incansable, compagina los duros entrenamientos y la preparación ante una posible oportunidad, con sus estudios de la carrera de arqueología y con dos trabajos en su localidad natal de Pegalajar.

Un ejemplo para la sociedad actual, un chaval joven, en búsqueda de su sueño, pero sin perder la perpestiva de las dificultades de una profesión como la de ser torero.

Fernández Ríos tuvo la oportunidad de vestirse de luces el pasado domingo en la plaza de toros de su tierra. Pegalajar fue testigo de una actuación en la que dejó el alma. Entrega absoluta ante unos novillos de Prieto de la Cal que no le dieron opciones para demostrar la clase de torero que lleva dentro, pero sí, para triunfar y dejar claro que el sueño de convertirse algún día en matador de toros sigue vigente en la idea de un hombre que se viste por los pies, con valores y amor propio para afrontar ese sueño de juventud que no es otro que convertirse en matador de toros algún día.

Faena

A su primer novillo de Prieto de la Cal que tuvo muchas dificultades, le fue tapando defectos hasta conseguir armar una faena en la que destacó en momentos puntuales sobre la zurda y al natural, alargando los muletazos, encontrando el eco en los tendidos con grandes ovaciones y el premio de las dos orejas como recompensa a tanto esfuerzo. Con su segundo enemigo, hubiera podido rematar su tarde con otras tantas orejas, pero el peligro de su oponente, sobre todo a la hora de la suerte suprema dejó el premio reducido, aunque la sensación de entrega y pundonor de Fernández Ríos quedó clara en su actuación ante sus paisanos.

Ojalá que tardes importantes cómo la del pasado domingo en Pegalajar puedan tener continuidad en un futuro, porque muchas veces los sueños de juventud se cumplen, sobre todo, cuando la constancia, entrega y perseverancia son las señas de identidad de una persona como Luis Fernández Ríos.

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