La Criba sobrevive a la pandemia con una sonrisa

Zaragoza propuso a la actriz y directora cazorleña este texto porque, según dice, «soy un admirador absoluto de Alfredo Sanzol, que ahora mismo está en lo más alto con 'El bar que se tragó a todos los españoles', y que además es el autor de 'La Ternura', que me parece una obra maestra».

Para Ana Vilches, que dirige por segunda vez una obra de La Criba, también es el séptimo proyecto que emprende como actriz en esta compañía, desde que se pusiera en la piel de Bernarda Alba. «Es un texto maravilloso –sentencia-: hay una Nagore en cada uno de nosotros; todos y todas somos ella si tenemos la mente abierta y estamos dispuestos a dejarnos sorprender por la vida». Según la directora, el autor consigue exponer temas en principio controvertidos «sin juzgar a nadie, con naturalidad y frescura». De tal modo que, asegura, «nos lo hemos pasado muy bien en los ensayos y en el trabajo de mesa, y hemos tenido conversaciones muy interesantes hablando de lo que habla Sanzol: sobre la sociedad, la vida y cómo nos limitamos a nosotros mismos».

La elección de 'La Respiración' también era para Zaragoza «una necesidad después del tinglado que tuvimos con la covid-19, porque necesitábamos hacer algo que inyectara energías, que trasladara optimismo». Y es que, tener el Ala Oeste cerrado durante tantos meses ha sido bastante duro», asegura. Además no quiere ponerse metas. «Haremos las funciones que el público pida», tras las dos ya anunciadas y a las que acudirán unos 500 espectadores. Cree que «la obra va a gustar especialmente a las mujeres, porque me parece que el papel de Nagore, con esa apuesta que ella hace, ese riesgo que asume y esa felicidad que le aporta encontrar el poliamor, les va a parecer muy interesante».

Entre los actores y actrices parece que se ha inoculado la misma ilusión antes del estreno. Julio Fuentes asegura estar «anhelante y expectante», porque «echábamos mucho de menos subirnos al escenario, y también el agobio de ensayos y representaciones que teníamos antes de la pandemia y que entonces nos saturaba». También espera, entre risas, «que no culpen a La Criba del aumento de las rupturas matrimoniales en Peal y en los alrededores».

Por su parte, el anhelo de Alberto Plaza era poner en escena una obra que «tocara temas muy diferentes a otras que hemos hecho antes, más mundanos, más del día a día; de tal modo que el público pueda pensar que algunas situaciones de las que hablamos se las hayan plantado alguna vez pero que nunca se hayan atrevido a llevarlas a cabo por el qué dirán». Por último, Alicia Jurado se muestra «muy ilusionada» con su primer trabajo con La Criba, «pero también tenía mucho miedo de no dar la talla, de no poder estar a la altura de la compañía y de este personaje que no se parece mucho a mí».

En lo que también coinciden todos es en el optimismo post pandemia. Ana Vilches piensa que «igual soy una inconsciente, pero creo que la gente tiene más ganas que miedo; tiene ansiedad de Cultura». Zaragoza cree que, tras el confinamiento, «la gente tenía miedo de ira a lugares concurridos, pero creo que eso ya se está borrando, y un ejemplo es que este verano, en el anfiteatro de Las Torres, la programación teatral ha tenido muchísimo éxito de público; así que también soy optimista, no me queda otra que serlo porque, si no lo fuéramos no haríamos teatro».