La villa de Berja en 1569: una recreación histórica para todos los públicos

Acto seguido, revivimos los actos previos a la Batalla de Berja donde recreadores y asistentes disfrutaron de la exhibición de oficios tradicionales como el trabajo del esparto, además de la degustación de vino tradicional y migas moriscas. La peculiaridad de este ambiente, radicaba en hacer los pagos con monedas de época adquiriéndola previamente para disfrutar de los manjares típicos que se preparaban en el campamento.

Antes de la paralización de las actividades entre las 14:00 y las 17:00 horas de la tarde, asistimos al homenaje hacia Valeriano Sánchez Ramos, profesor, historiador y miembro de la Academia Andaluza de Historia. Se le hizo entrega del Galardón Morrión de Plata por parte de Berja 1569, asociación de recreación histórica, reconociendo la gran labor de investigación y difusión que hace día a día para que la Historia esté cada vez más a nuestro alcance, pues ha sido de gran apoyo a esta asociación virgitana para llevar con mayor precisión la indumentaria, equipamiento y hechos de este acontecimiento.

Valeriano es habitante de Berja, amante de su tierra y perseverante investigador que en este día nos acompañó como recreador: en este evento aparecía caracterizado como Pérez de Hita, cronista que estuvo presente en la Guerra de las Alpujarras entre 1569 y 1571 tomando constancia de todo lo ocurrido. Es evidente que, sin su constancia, no conoceríamos el desarrollo de estos hechos históricos por lo que agradecemos que a día de hoy tengamos presente su testimonio y disfrutemos de ello como se merece.

A las 18:00 de la tarde se daba cita la Batalla de Berja en el paseo Cervantes: el contexto previo a este conflicto bélico se da debido a las conversiones forzosas a la mayoría de población musulmana de Andalucía de 1499 decretadas por los Reyes Católicos por lo que hasta 1568 debían de bautizarse dejando de lado su religión en origen. En estas, los musulmanes se convertían al cristianismo adoptando costumbres castellanas como su gastronomía, vestimenta y ritos cristianos, por lo que serían denominados nuevos cristianos o vulgarmente moriscos. En 1568, con Felipe II en el trono se acabó el plazo para que estos morisco abandonaran sus costumbres por lo que surgieron focos de rebeliones en la Alpujarra instigados por líderes como Abén Humeya, apoyados por turcos y berberiscos.

Los antecedentes son más profundos, pues con la conquista española de Filipinas por Legazpi y Urdaneta entre 1564 y 1565 llegaron telas chinas de menor coste que las que realizaban los moriscos peninsulares. Esto generó que la venta de telas moriscas decayera viéndose reducidas sus beneficios. El cúmulo de incomodidades ante este colectivo tanto sociales por las conversiones forzosas junto con el abandono radical de sus costumbres, así como la reducción de sus rentas por la llegada de telas chinas, fueron motivos más que suficientes para rebelarse contra la Corona.

El sonido de cimitarras, espadas roperas y arcabuces estuvieron presentes durante toda la batalla. El comienzo de esta se dio con el arrojo de los muyaidies, mártires moriscos vestidos de blanco con un gorro y flores que, con este valeroso acto, se aseguraban el ascenso al paraíso. Seguido de ello, intervinieron la milicia virgitana armados con medias picas sin apenas indumentaria protectora al que le acompañaron coraceros armados de roperas y escudos.

La batalla finalizó con la vuelta al campamento y la firma de la rendición, terminando el acto con la invitación de los asistentes a la degustación de un vino especiado preparado por los recreadores.

Este primer día de recreación finalizaba con la ronda nocturna con candiles partiendo desde la Plaza Porticada donde se levantó el campamento y mercadillo como principal foco de la recreación, recorriendo las vías principales del municipio de Berja. Seguido de ello, se celebró el concierto Camareta Sacra en la iglesia de la Anunciación.