Tarde de muchos toros y sobre todo de muy buenos toreros

Cuajado

Hermoso cuajó muy bien a sus dos toros. A su primer enemigo, al que recibió con 'Nómada', actuando con temple al de Fermín Bohórquez, encelándolo con el cuerpo de la montura para atemperar la embestida y lucirse en el primer rejón. A lomos de 'Nairobi', un plástico lusitano con una gran flexibilidad, manejó al burel, 'citando' a dos pistas para las banderillas, con las virtudes del caballo, luciéndose al estribo, 'ayudado' por la colaboración del toro, con nobleza.

Con 'Generoso' y el cornúpeta ayudando menos, Guillermo se lució en banderillas cortas para tres primeros rehiletes y, obligado, puso dos buenos partes arriesgando, llegando a recibir un toque del de Bohórquez, arriesgando para conseguir el triunfo. Sólo necesitó un rejón para conseguir su objetivo.

A lomos de 'Jíbaro', volvió a exhibir un amplio dominio de las suertes para cuajar una faena importante. Enceló a un toro que se despistaba, pero al que lo templó con distancia llevándolo a medida. Con el tordo 'Ecuador', se lució con banderillas al quiebro. Magistral dominio de la montura, frenando casi en la cara del burel que dio paso al 'Malbec', otro tordo lusitano que logró arrancar al toro del centro del ruedo, a dos pistas.

Con el castaño 'Esencial' se lució con un par de rosas, en las que supo llegar al astado para dominarlo. El toro, ya sin entregarse, se lo puso difícil, pero el rejoneador se lució, arriesgando, para colocar un par de banderillas cortas, antes de matar con un buen rejón.

Importante

Ureña cuajó buenos lances de recibo a su primero, al que saludó con un ramillete de verónicas templadas, de mano baja, atemperando con oficio la embestida descompuesta del de La Palmosilla, que acometía con la cara alta, sin humillar, lo que provocó ciertos desajustes en los compases iniciales. El torero aceptó con inteligencia las probaturas del animal, sin apurarse, aplicando suavidad en los toques y midiendo las distancias hasta meterlo en la canasta, enseñándole a embestir por el derecho, por donde el toro ofrecía mayores posibilidades.

Después de una segunda tanda en redondo, Ureña logró que el astado obedeciera al natural, exigiéndole y mostrando la cintura, sin forzar pero sí obligándolo a repetir. El lorquino firmó una faena basada en la firmeza y en el compromiso, sin rectificar terrenos a pesar de las dificultades del burel, que se revolvía con rapidez y amagaba con irse de la suerte. Ureña se mostró arrebatado y entregado, 'aguantando' con valor seco las 'idas' del de La Palmosilla, que volvió a hacer un extraño en la última tanda, ya con la franela en la derecha, sin que ello mermara el dominio ni la seguridad del torero, que impuso su ley sobre un oponente áspero y sin clase.

Le costó a Ureña manejar al quinto, que embestía con la cara alta, no permitiendo dominarlo. Además se lo llevó a las tablas, saliendo 'atolondrado'. El de La Palmosilla entraba con la cara alta a los engaños. Nunca se empleó, aunque, con la franela, ejecutó una faena doblándose, conquistando terrenos con firmeza, dejándole la muleta puesta. Toreo largo al natural en la siguiente tanda, con un toro con fondo, pero que no humillaba. El epílogo lo puso tragando mucho por la derecha, con tantas de poderío y una buena serie por la izquierda, tragando con ceñidas manoletinas y una gran estocada.

Pedazo de torero

Navalón salió con ganas. Tras recibirlo con larga cambiada, lidió a la verónica para probar a un toro que se desplazaba bien. Toreó con quietud para firmar un vistoso quite que dio paso a una faena por el derecho al que trató de lidiar dándole tiempo en la ejecución, a un bravo tercero, que se empezó a quedar corto, buscando sitio.

Avanzó la faena con una exposición de firmeza, con mucho valor, ante un burel que echaba la cara arriba, lo que obligó a Navalón a lidiar por ambos pitones probando. Por la derecha, le aguantó para sacarle poderosas tandas con la franela, hasta poderle, ganándole la batalla con bernardinas.

Con el que cerraba plaza, cuajó una gran faena, toreando por bajo hasta hacer romper al de La Palmosilla. El valenciano ligó tanda tras tanda sintiéndose dominador con una faena muy bien estructurada, en la que la exigencia del burel le dio más mérito a lo que el diestro de Ayora respondió con firmeza y clase. Lo mejor lo hizo por el pitón de la verdad, con el peligro de un toro 'pronto', que sabía lo que dejaba detrás y que buscaba los engaños. No logró enturbiar una faena de grandísimo mérito, con mucha verdad, teniendo en cuenta la dificultad con la que se encontró para salir dominador.