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David de Miranda exhibió un toreo enrazado que le valió para triunfar. Baltasar Gálvez
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Entre la sombra del acero y la luz del toreo

La predisposición de David de Miranda le hace triunfar con dos faenas de entrega en una tarde en el que Jiménez Fortes y Juan Ortega se quedaron sin trofeos por el fallo con la espada

Juanjo Aguilera

Almería

Jueves, 28 de agosto 2025, 23:39

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Bajo la penumbra que dibujan el acero y el toro, surgió la luz de una verdad incontestable: la torería irreverente y entregada de David de ... Miranda. Hubo en su tarde una pulsión de desafío, de esas que nacen cuando la arena se vuelve un territorio hostil y el enemigo se niega a entregar su bravura. Con la quietud de quien entiende el tiempo y el espacio como aliados, el onubense convirtió la mansedumbre en obediencia, templando las embestidas huidizas hasta hacerlas propias, imponiendo su mando sin alzar la voz, con el compás sereno de los que torean desde dentro. Cada muletazo, cargado de poder y sentimiento, se sintió como una declaración de principios, como si en cada natural buscara grabar en el aire una lección de pureza y dominio.

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