Recuerdo cuando supe de la existencia de Tituba por primera vez. En el instituto, con mis amigos, una tarde de otoño viendo «El crisol» con ... Winona Ryder y Daniel Day Lewis. 25 años después de aquel momento, Maryse Condé (Premio Nobel Alternativo de Literatura) recupera a la esclava de las Barbados en la novela «Yo, Tituba, la bruja negra de Salem» (publicada por la editorial Impedimenta y traducida por Martha Asunción Alonso) para sacarla del exilio forzoso al que fue sometida por la historia.
La autora antillana da así voz a la hija de la esclava Abena, violada por un marino inglés a bordo de un barco negrero en el siglo XVII, iniciada en las artes sobrenaturales por Man Yaya, la curandera más poderosa de la isla caribeña; y cuyo destino se cruza con el del pastor Samuel Parris que la arrastrará a la comunidad puritana de Salem en el estado de Massachusetts.
Tituba es arrancada de su tierra y de sus gentes, de sus playas y de sus bosques repletos de plantas rituales para hacerse cargo de las tareas domésticas y del cuidado de las niñas del pastor. Niñas que empezaron a mostrar un comportamiento extraño y que acusaron a la esclava de embrujarlas; siendo juzgada, condenada y encarcelada en uno de los períodos más oscuros provocado por el fanatismo religioso y la histeria colectiva.
La pluma de Condé nos muestra a una mujer exuberante como la vegetación caribeña, sensual como la carne de la passiflora y enérgica como una tormenta tropical. Además, el lector se va a encontrar con una Tituba feminista que reivindica su autonomía y lucha por su independencia, pero que no logra abstraerse de la influencia de los hombres indeseables y de baja moral como John Indien.
Una novela de ficción histórica que en apenas 300 páginas hará las delicias de todos aquellos que estén interesados en uno de los capítulos más oscuros de la historia de los EEUU como fue el de los juicios de Salem. Maryse Condé no sólo aborda el tema del fanatismo religioso, sino también otros temas que hacen que la historia de la bruja de Barbados sea aún más desgarradora: esclavitud, violencia o pérdida de la identidad.
Con una prosa ágil, la lectura de «Yo, Tituba, la bruja negra de Salem» es rápida y envolvente. Un verdadero disfrute para los sentidos y que me ha supuesto un auténtico placer el reencontrarme con esta viaja amiga. Porque ahora la protagonista es ella y no Abigail Williams como en «El Crisol». Tituba viene a recuperar lo que es suyo y Condé hace todo lo posible porque el lector lo sepa.
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