«No llenamos estadios gigantes, pero no por eso la música clásica es menos valiosa»
La violinista y el pianista presentan esta noche 'Paisajes del alma' en el Festival Clásicos en el Parque de Rodalquilar
Clemen Solana
Almería
Miércoles, 23 de julio 2025, 23:31
Dice Ana María Valderrama que la música clásica llena almas. Y sólo hace falta escucharla. Nadie imaginaría que esté junto a Luis del Valle de ... periplo en un kilómetro indeterminado de España. Pero es que digieren el pasado con humildad. Ella debutó bajo la dirección de Zubin Mehta en el 70 cumpleaños de la Reina Sofía y forma parte del panorama musical internacional. Él tiene una de las carreras más sobresaliente de Europa.
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-¿España es más clásica que reguetonera?
-Ana María Valderrama: Ojalá, pero la música clásica es bastante minoritaria. Nosotros no llenamos estadios gigantes, pero no por eso nuestra música es menos valiosa, al contrario, comunica muchísimo.
-¿Qué se comunican el piano y el violín?
-(A. M. V.): El violín necesita al piano porque es un instrumento monódico y sólo puede hacer polifonía de una manera mas limitada que un piano. Juntos crean una mezcla de texturas que funcionan de maravilla.
-¿Y Ana María y Luis?
-(A. M. V.): Pues es que llevamos 20 años juntos. Cuando haces música de cámara con otro compañero, se produce un diálogo entre dos músicos. La música es un arte que comunica emociones, no tiene palabras. Por lo tanto, hace falta una comunicación muy profunda. Hay cosas que no tenemos ni que hablarlas, nos entendemos.
-Pero la discusión musical merecerá la pena.
-(A. M. V.): Claro que la hay. Es un trabajo casi filosófico el que se hace para encontrar autores que tengan algo en común y un hilo conductor en el programa. Y es evidente que existen autores con los que conectes más y menos.
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-Brahms les pellizca, pero eligen a otros compositores.
-Luis del Valle: Queremos una velada romántica para que el público conecte con esa parte interna. Es que la música te hace estar en contacto con el interior de forma más fácil. Las personas no están acostumbradas a explorar en el día a día y la música clásica lo consigue.
-¿Qué les ofrece el paisaje de Schumann para este proyecto?
-(A. M. V.): Schumann es un grandísimo compositor, pero me agota. Su música es tan apasionada que no sé describirla. Es muy cambiante porque perdió la cabeza y tenía dos personajes: el amoroso y el desequilibrado. Estar mezclando ambos es tan tumultuoso como apasionado.
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-¿Supera su fetichismo a Franck?
-(A. M. V.): Son dos compositores románticos, pero muy diferentes. Yo tengo debilidad por 'La Sonata' de Franck. Es como un ciclo de una relación amorosa. El primer movimiento sucede cuando la pareja se conoce, el segundo es las primeras peleas y la parte apasionada, el tercero es más introspectivo y el cuarto muestra cuando se acaba la vida.
-¿Cómo se traducen sus almas en el escenario?
A: Para un artista es imprescindible tener experiencias vitales. Si no has vivido momentos amargos ¿cómo vas a expresarlo?
-¿Qué papel juega el silencio?
-(L. V.): Los artistas clásicos necesitamos silencio, pero uno donde haya atención por parte del público. Puedo notar si es un silencio de calidad o si es uno despistado. Un buen silencio es el que te hace tocar bien, es el que te hace comunicar de verdad.
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-¿Acaso siguen esperando epifanías?
L: Siempre es bonito que las personas conecten con los intérpretes y la música. La capacidad para dejarse fluir es necesaria, pero depende del estado del público. Cuando sucede, es precioso.
-¿Se ensaya la emoción?
-(A. M. V.): Se ensaya el significado de lo que buscas. Nuestro trabajo como intérpretes es descifrar qué emoción puede haber detrás de las notas que escribió el compositor. Como no tenemos texto, debe haber un trabajo de análisis muy profundo. Una vez descubres lo que tú crees es cuando surge la emoción y hay que ensayarla a través de la técnica.
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-¿La técnica supera el temblor?
-(A. M. V.): Paco de Lucía decía que el artista estudia tanto que se pueda olvidar de la técnica cuando toque. Para eso son las horas de estudio, para trascender la técnica y dejarte llevar por la emoción. Si estoy pensando en que no se me tuerza el arco, no puedo transmitir lo que quiero.
-¿Qué confesarán esta noche?
-(A. M. V.): Los buenos compositores te hacen sentir emociones que ni siquiera sabías que podías sentir. La música clásica puede llevarte a sitios que nunca habrías descubierto sin ella.
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-(L. V.): La música hace que el intérprete se desnude. Si el público está receptivo puede ver aspectos que no expresamos en nuestra vida cotidiana con las palabras. La música clásica te abre como no lo hace la vida cotidiana. Hay confesiones muy internas que no tienen una palabra concreta, pero se pueden sentir.
-¿Qué queda tras la última nota?
-(A. M. V.): La satisfacción por el trabajo, que es muchísimo. Y el cansancio, incluso el vacío, porque soy una apasionada de cualquier escenario. Un músico clásico derrocha la misma energía que un atleta.
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-¿Y los placeres culpables?
-(A. M. V.): Admito aprovechar el lugar después del concierto. Me gusta conocer la zona y cenar con la gente autóctona. La calma es necesaria. Y una cerveza, también. Y dormir hasta tarde es mi mayor placer con dos niños pequeños.
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