Importante quedó el eco; diverso el rumbo de las faenas
Talavante, Jorge Martínez y Marco Pérez salen por la puerta grande en Vera, con los dos últimos dejando secuencias de grandísima enjundia
Da igual el sitio, lo que importa es lo que siente el matador. Talavante, Jorge Martínez y Marco Pérez salieron a hombros después de ejecutar ... faenas de importancia. Todas por la dificultad, pero la de Jorge Martínez al quinto, al que no mató, y la de Marco Pérez al sexto, de un enjundia y valía fuera de lo común.
Dos faenas y suerte dispar
Arrebatado estuvo Jorge Martínez con su primero, doblándose para lancear con gusto a la verónica a un animal que metía bien la cara y que tragó las cinco verónicas y las tres chicuelinas muy bien instrumentadas. El de Totana siguió cuajando al enemigo, mandádolo para quitar con gusto por tafalleras.
Con la franela, toreó despacio dándole toda la ventaja al burel. En los medios, lo llevó largo por el pitón derecho y aprovechó bien la nobleza del animal, un toro de carretón que no dejó de embestir, con Jorge sacándole jugo. Al natural no tuvo el mismo comportamiento, cabeceando mucho por lo que basó la faena con la diestra, con la que le sacó muletazos de enjundia. Profundo, hizo una obra que cada muletazo era mejor que el anterior, con un temple que recordaron sus mejores momentos, con mucha clase.
Detalles de la tarde
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Plaza de toros de Vera: Festejo en honor San Cleofás, tres cuartos de plaza.
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Toreros: Alejandro Talavante (rioja y oro), una oreja, tras estocada, y una oreja, tras estocada; Jorge Martínez (corinto y oro), dos orejas, tras estocada, y ovación, tras aviso y varios pinchazos y ¡descabellos, y Marco Pérez (blanco y plata con cabos negros), saludos, tras estocada y tres descabellos y dos orejas tras pinchazo y estocda.
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Ganadería: Toros de Salvador Domecq. Nobles, pero de comportamiento desigual. El único salvable el segundo.
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Presidencia: Actuó Lorenzo Carmona, con Alejandro Carmona como asesor artístico y Pedro Rafael Gracia como asesorv+ veterinario. Saludó Juan Rojas, de la cuadrilla de Jorge Martínez, en banderillas.
Al quinto lo recibió con gusto, aunque con una embestida incierta. Con chicuelinas al paso, llevó al burel al caballo para ejecutarle después un quite con la misma doctrina y una ejecución ceñida a la que puso fin con una revolera. Arriesgó con la franela, lidiándolo por alto de rodillas, con el burel apretando. Incorporado lo llevó bien al natural. Por el derecho, el de Domecq fue más largo en los encuentros y Jorge luciéndose y cuajando al animal, dominándolo con temple.
La falta de empuje del toro la suplantó jugándosela, lidiándolo con muletazos invertidos que levantaron al público de los asientos, en una faena de importancia por la dificultad con la que se encontró el diestro, que cerró con manoletinas extremadamente ceñidas, pulsando el timbre de la cogida. El animal no ayudó en la hora suprema perdiendo las orejas.
Sin toros
Alejandro Talavante salió por la puerta grande tras cortar una oreja a cada uno de sus enemigos. Con el toro que abrió plaza interpretó el toreo a la verónica ante un animal que acusó falta de fuerza desde el primer encuentro, luciéndose con una buena media para rematar el recibo. Sin forzarlo y siempre ayudándolo, dejó una serie estimable por chicuelinas. Después optó por llevarlo al hilo de las tablas para ir sacándolo poco a poco, sin exigirle, hasta los medios. El pacense trató de expresar su concepto por el pitón derecho, con suavidad, frente a un toro que protestaba por su escasa fortaleza pero que, a cambio, ofrecía nobleza. Al natural consiguió extraer algunos muletazos de calidad, administrando pausas entre tandas y cuidando al astado con mimo. De nuevo por el pitón derecho logró arrancarle pases contados, porque el animal no tenía más fondo.
Con el cuarto, de mayores complicaciones y más de picante, Talavante se lució con verónicas templadas que tuvieron un pausado epílogo en la lidia. Mostró ambición en el inicio de faena, con ayudados por alto y detalles de calidad en los remates de tanda. Tras acomodar la embestida probó por el natural, pero sin encontrar entrega en un toro de poca casta. Fue por el pitón derecho donde consiguió cuajar lo más estimable, siempre imponiendo pausa entre tanda y tanda, casi siempre a base de muletazos sueltos por la mala condición del astado. La entrega del torero le permitió arrancar muletazos de mérito, aunque sin llegar del todo al tendido. El de Domecq se mantuvo en lo suyo, acudiendo a los engaños por la cercanía, pero sin convocar a la emoción que se esperaba de la faena.
Inmenso
El recibo de Marco Pérez a su primero tuvo mucho de arrebato. Tras una larga cambiada, cuajó por verónicas y delantales, muy bien ejecutados. El burel avisó de sus 'bondades', con la cara arriba. Le costó hilvanar tandas, pese a sus muchos intentos. Defensivo y flojo, el de Domecq no se prestó en ayudar, y Marecoi sólo encontró dificultades. Pese a todo, se colocó entre los pitones para tratar de agradar, sin encontrar el modo, por lo que tuvo que aligerar.
Al que cerró plaza, lo envolvió en el capote, lucido por delantales. El toro tenía mucho que torear y Marco se acopló para hacer la faena por el derecho, con mucha dificultad. La embestida tenía peligro porque el de Domecq sabía lo que dejaba a su paso. El oficio de Marco le permitió salir airoso, con una faena importante en la que se lo jugó todo a la carta del triunfo, apostando por él con un epílogo de toreo fundamental.
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