El restaurante de Roquetas de Mar que sorprende con sus tapas italianas

Aunque abrió sus puertas hace apenas unos meses, ha conseguido sorprender con una propuesta que rompe los moldes de lo que solemos imaginar como comida italiana

David Roth

Almería

Miércoles, 27 de agosto 2025, 19:53

En Roquetas de Mar hay un rincón donde Italia se come a bocados pequeños. Se llama El Sorrisino y, aunque abrió sus puertas hace apenas ... unos meses, ya ha conseguido sorprender con una propuesta que rompe los moldes de lo que solemos imaginar como comida italiana.

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Nada de platos de pasta ni pizzas al centro de la mesa. Aquí la filosofía es otra: traducir la tradición italiana al lenguaje universal del tapeo almeriense. «Todos los restaurantes italianos son de raciones, de pasta, de pizza… pero nadie hacía tapas italianas», cuenta Ugo, el impulsor del proyecto. Y lo cierto es que la idea funciona.

El primer bocado que atrapa son las pinsas, una versión más ligera y crujiente de la pizza que se hornea con una mezcla de harinas especial y una fermentación más larga. En El Sorrisino se sirven en porciones, como si fueran pequeñas joyas para compartir, y cada día cambian de sabor: lo mismo con burrata y pesto que con mortadela trufada o verduras asadas.

Luego están los tacos italianos, una de esas ocurrencias que parecen tan evidentes una vez probadas que cuesta creer que nadie lo hiciera antes. Ugo parte de la piadina, masa típica del norte de Italia, y la convierte en un taco listo para rellenarse con ingredientes mediterráneos. «La gente reconoce el formato y lo entiende enseguida. Así, probar un bocado italiano es tan natural como pedir un taco», explica.

Y, por supuesto, los panùozzi: un invento napolitano a medio camino entre bocadillo y pizza, hecho con la misma masa que esta última, horneada, abierta y rellena de embutidos, quesos y salsas italianas. En El Sorrisino se presentan como bocadillos de autor, perfectos para los que buscan un bocado más contundente sin renunciar a la originalidad.

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La carta se completa con otras creaciones inesperadas —como un croque-monsieur francés reinterpretado con mozzarella—, siempre con la misma premisa: sorprender, mezclar, adaptar. Y lo mejor es que cada consumición de bebida alcohólica se acompaña de una tapa, integrando por completo esta cocina viajera en la tradición almeriense de tapear.

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