Lorente advierte del peligro de combinar 'Masculinidad, Negacionsimo y Violencia'
A su juicio la de género «es una violencia estructural, que mantiene un sistema falaz construido sobre la base de la negación»
Juan Sánchez
Almería
Domingo, 7 de diciembre 2025, 22:32
Entre las voces acreditadas con las que cerrar el ciclo de actividades de 'Almería Unida contra la Violencia de Género', y más en concreto la ... Microcredencial de la Red Ciudadana contra la Violencia de Género organizada por la UAL, la elegida ha sido la del prestigioso Miguel Lorente, profesor titular de la Universidad de Granada, Doctor en Medicina y Cirugía con Premio Extraordinario, especialista en Medicina Legal y Máster en Bioética y Derecho por la Universidad de Barcelona. Habitual en el Campus almeriense para compartir su vasta experiencia y su compromiso con la investigación sobre esta lacra social, en esta ocasión explica desde el propio título de su charla 'Masculinidad, Negacionismo y Violencia', que la unión de esos conceptos conlleva un peligro mayúsculo para la sociedad.
En ese sentido, precisa que «parece que son tres términos sin relación que ponemos juntos para intentar mirar alguna cuestión muy concreta, pero es todo lo contrario: decir masculinidad, que es nuestra identidad, lo que significa ser hombre, al final tiene un doble componente a través de la construcción cultural, cómo se debe ser hombre, ser para poder estar y estar para, de esa manera, ser reconocido como tal». Más en detalle, «lo interesante es que la masculinidad está construida sobre dos negaciones básicas: ser hombre desde el punto de vista funcional es no ser mujer, una negación esencial, los niños no lloran, los niños no juegan con muñecas y demás, y luego la negación de la igualdad como parte de la masculinidad, es decir, creer que las mujeres no son como los hombres, son diferentes evidentemente desde el punto de vista biológico, pero inferiores».
Lorente hace referencia al ámbito político, poniendo el ejemplo del eurodiputado polaco ultraderechista Janusz Korwin-Mikke, tristemente conocido «por asegurar que las mujeres deben cobrar menos que los hombres porque son más débiles y porque son menos inteligentes». De este modo contúa su hilo argumental explicando que «la negación que genera la construcción de la cultura, entendiendo que los hombres somos superiores, está levantada sobre una falacia». Insiste en que «a partir de ahí lo único que vale es la negación, porque la verdad genera un conflicto con la construcción que hacen, y por eso el negacionismo es una estrategia por parte de determinados sectores de la sociedad y la política para evitar que los elementos que definen su modelo de sociedad, incluso sus iniciativas, puedan verse cuestionados descubriendo esa falacia».
Se apoya Lorente en el antropólogo francés Didier Fassin, que sostiene que «el negacionismo es una estrategia para evitar una verdad incómoda». La charla gira en torno a ello para entender «cómo la violencia de género es una violencia estructural, que lo que hace es mantener el sistema falaz, construido sobre la negación». Y volviendo al título de su conferencia, «no son tres elementos inconexos, sino que están muy relacionados, especialmente ahora, que se perciben todas las políticas de igualdad y todos los avances, toda la evolución crítica que el feminismo, que las mujeres, han ido incorporando para una transformación social objetiva, pero protagonizada y liderada fundamentalmente por las mujeres, no tanto por los hombres, y eso se quiere hacer percibir socialmente como un ataque». Lamentablemente «en lugar de entender toda esa transformación como un progreso y como algo positivo para la sociedad, se percibe como un cuestionamiento y hablan de guerra cultural, y detrás de esa idea hay una estrategia que yo he definido como la 'refundación del machismo'».
Lorente pone la luz de alarma sobre el hecho de que «los jóvenes han tomado posiciones mucho más retrógradas, mucho más machistas, y de hecho en el último informe del Centro Reina Sofía se recoge que ha subido de un 15% a un 19% el porcentaje de chicos que consideran que la violencia, si es de poca intensidad, no es un problema para la relación de pareja». El peligro es que «están integrando y admitiendo la violencia dentro de la relación, es decir, que estamos incorporando chavales que siguen diciendo lo que me decían a mí las mujeres cuando empecé como médico forense, esa frase de 'mi marido me pega lo normal, pero hoy se ha pasado'»
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