Alejandro Reyes, titulado universitario en heladería artesanal: «Detrás de cada helado hay horas de trabajo»
Formado en el curso universitario de heladería artesanal que ofrece la Universidad de Alicante, elabora helados naturales, creativos y de autor en su obrador de Vera, desde donde abastece tres establecimientos abiertos todo el año
E. Gabriel Llanderas
Almería
Lunes, 11 de agosto 2025, 13:13
En Almería hay un heladero que ha llevado su oficio al nivel académico. Se llama Alejandro Reyes Martínez, vive en Vera, y es uno de ... los escasos profesionales en la provincia, y de toda España, con el título de Experto Universitario en Elaboración Artesanal de Helados. Una formación que ofrece la Universidad de Alicante en colaboración con la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos (ANHCEA), y que ha cambiado por completo su forma de entender esta tradición.
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«Esto no va solo de mezclar sabores. Hay mucho trabajo y mucha técnica detrás, y, sobre todo, hay un deseo de crear un producto con un sabor único y con materia prima de primera calidad», explica. Su historia empieza en 2020, cuando conoce a su mujer, Prado Zamora, jijonenca de nacimiento, y heladera desde pequeña, y se enamora de ella y del mundo del helado. «En 2022 abrimos nuestra primera heladería y empecé a hacer horchatas, granizados y algún helado. Fue entonces cuando decidí formarme de verdad y dar un paso más».
Un obrador que funciona los 365 días del año
Desde entonces, Alejandro no ha parado. Actualmente dirige un obrador central en Vera desde donde se elaboran los helados que sirven en sus tres locales: Pralex Plaza (en Plaza José Ramón 'El Alicantino'), Pralex Maricielo (en el Paseo Marítimo) y Pralex Puerto Rey (Vera Playa). Todo el producto es artesanal, hecho a diario, evitando el uso de conservantes y aditivos.
«La diferencia entre un helado industrial y uno artesanal está en el proceso de elaboración y los ingredientes que se usan», afirma. «Nosotros hacemos nuestras fórmulas desde cero, con leche fresca, frutas de temporada, y productos autóctonos, como miel de la Sierra de los Filabres y otros productos de cercanía. Nada se queda meses en cámaras. Se hace fresco y se vende fresco».
El turrón y el pistacho, sabores más demandados
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Entre los sabores que definen su marca personal está el de turrón, un homenaje a las raíces de su mujer en Jijona. También el Marrakech, una combinación sofisticada de almendra, pistacho, miel de azahar y trocitos de pistacho tostados para dar un «toque crunch». O el Dubai invertido, una interpretación con chocolate blanco que triunfa en vitrina. Y para los más nostálgicos, recomienda su favorito: el de caña de chocolate, inspirado en un recuerdo de infancia. «Cuando lo hice, volví a tener nueve años. Me acordé de mi madre, de mi niñez, de mi escuela. Es increíble cómo un sabor puede devolverte a tu infancia».
También han incorporado opciones sin lactosa, sin azúcar, veganas y están desarrollando un helado con proteína, pensando en quienes cuidan su alimentación.
La innovación en el oficio heladero
Alejandro reconoce que todavía hay pocos heladeros que opten por formarse a fondo. «El auténtico heladero es el que crea su propia receta y controla cada paso del proceso», explica. Su objetivo ahora es seguir innovando, colaborar con restaurantes locales y lograr que Vera sea reconocida también por la calidad de sus helados.
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«Esto no es solo un negocio. Es una forma de vivir, de crear y de contar historias desde un sabor. Me gustaría que la gente sepa el trabajo que hay detrás de cada creación: horas, estudio, pruebas… Y mucho cariño».
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