Siete 'playas jienenses' pasan el 'examen Covid' de la Junta, que desaconseja el baño en dos
Estas zonas de baño umplen «con las adecuadas medidas de higiene y prevención ante la situación generada» por el coronavirus, según Salud
Para aquellos que no puedan desplazarse a la costa o que simplemente prefieran quedarse en suelo jienense, especialmente este verano marcado por la pandemia de ... la Covid-19, la provincia ofrece múltiples alternativas para darse un chapuzón y hacer frente a las altas temperaturas veraniegas. Es de hecho la provincia con más zonas de baño de interior (ríos, embalses, manantiales) reconocidas por la Junta de Andalucía por tener todas las garantías para el disfrute de los bañistas. Sin embargo, la propagación del coronavirus las ha puesto en el punto de mira y ha levantado la desconfianza ante el riesgo de contagiarse en estas aguas, en contraposición a lo que sucede en mar abierto. Por ello, en el último informe de la Consejería de Salud realizado durante la primera quincena de agosto sobre el estado del litoral en la temporada de baño veraniega y en las 'playas de interior' se ha realizado un análisis, además de la calidad del agua como otros años, de sus condiciones para valorar si son aptas para darse un refrescón.
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Siete de las zonas de baño de la provincia han recibido 'luz verde' considerándose «aptas»: el embalse del Encinarejo, situado a unos 20 kilómetros de Andújar; el río Jándula, afluente del Guadalquivir, también en el municipio iliturgitano; en Villanueva del Arzobispo el Charco de la Pringue, una piscina natural creada en el cauce del Guadalquivir, a algo menos de 20 kilómetros del municipio; en Santiago de Pontones el Charco de la Cuna, una poza con una cascada que pertenece al río Borosa; el embalse del Rumblar, en Baños de la Encina; la piscina del río Aguascebas, en Villacarrillo; y el Puente de las Herrerías, en la sierra a unos 20 kilómetros de Cazorla.
El Charco de la Pringue y el de la Cuna, El Encinarejo y El Rumblar, el río Jándula y el Aguascebas y el Puente de las Herrerías cumplen los requisitos
En ellas, en lugar de paseos marítimos uno halla senderos. En vez de arena, vegetación en plena montaña. En vez de sombrillas, tiendas de campaña. Son las 'costas' de Jaén y en estos emplazamientos naturales nos podemos encontrar zonas recreativas con merenderos, aparcamientos y zonas habilitadas para disfrutar de un baño. Al ser lugares situados en las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, son ideales para practicar deportes como senderismo, piragüismo o rápel entre otros.
Las aguas de baño de interior de Andalucía permiten de hecho el baño en todas las provincias salvo en el caso de la Balsa Cela de Lúcar (Almería), Río Toba en Los Guajares (Granada) y en el Manantial Hedionda en Casares (Málaga) por «imposibilidad de mantener las adecuadas medidas de higiene y prevención ante la situación generada por la Covid-19».
De igual modo, tampoco se aconseja el baño en el río Linarejos de Cazorla ni en el arroyo Los Molinos de Siles ya que «presentan escaso caudal, por lo que no se ha podido realizar el muestreo y no es posible su utilización».
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Este estudio se basa en los análisis realizados por la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica. Para ello, la Consejería ha vigilado las nueve zonas de baño continentales de la provincia jienense.
Usar gel y mascarilla
La delegada territorial de Salud y Familias, Trinidad Rus, visitó este martes la zona de baño del embalse del Rumblar, destacando «la calidad de estas aguas de las que disfrutan los visitantes de este entorno natural».
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En este sentido, ante el aumento de bañistas en el verano, incide en la importancia de respetar las medidas de seguridad frente a la Covid-19, llevar mascarilla, observar el espacio de seguridad y usar gel hidroalcohólico.
Las muestras de agua han sido analizadas para determinar los diferentes parámetros exigidos por la normativa vigente, como los macroscópicos, transparencia, color, aceites minerales, presencia de espumas persistentes y sólidos flotantes, restos orgánicos y cualquier otro residuo –de cristal, plástico, caucho, madera–, que pueda afectar a la salubridad de las aguas.
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