Quesada reivindica la influencia de Josefina Manresa en la vida y obra de Miguel Hernández

Cada 2 de enero se recuerda en la ciudad de la sierra el aniversario del nacimiento de la quesadeña Josefina Manresa, esposa, musa y protectora del legado del poeta universal Miguel Hernández, cuyas memorias están vivas en el Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa de Quesada, pueblo en donde además cuenta con un monumento, una calle, y una placa en la casa en la que nació.

El alicantino Joan Pámies, amigo personal, exportavoz de la familia de Miguel Hernández, implicado en la difusión de la vida y obra del poeta desde los años 60, promotor del nombre del poeta y de Josefina Manresa en calles, plazas, asociaciones y centros culturales y educativos, evoca la vida de Josefina: «Vivió la soledad, el abandono, la represión de la Dictadura. Después de muchos años soportando carencias y presiones de todo tipo, en sus últimos años de vida, la imagen de Josefina, la amante y musa inmortal, fue cobrando la fortaleza de los elegidos. La herencia del dolor hernandiano, dolor capaz de hundir a muchas personas, fue fielmente recogida por esta mujer, caminando con ella, sin desertar jamás del destino».

El exdirector y cofundador de la Casa Museo y del Centro de Investigación Miguel Hernández recuerda los años en los que la pareja se conoció: «Por los amigos de Miguel y por él mismo sabemos que éste empezó a interesarse por Josefina antes del primer viaje a Madrid (1931). En cambio ella nos cuenta en sus memorias que le estuvo pretendiendo desde el año 1933 hasta el 27 de septiembre de 1934. Josefina relata que «pasaba varias veces por la puerta del taller de la calle Mayor, en Orihuela, donde yo trabajaba de modista». Un día el poeta le dejó un escrito doblado un par de veces y se fue de prisa. Contenía la poesía 'Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo', que había compuesto a máquina y con la dedicatoria a mano «para ti».

Pámies manifiesta que «gracias a que siendo una niña aprendió a coser como modista y sastresa, pudo trabajar en su casa para diferentes empresas ilicitanas. Vivió con dolor el asesinato en Elda de su padre Manuel Manresa Pàmies, el fallecimiento de su madre Josefina Marhuenda, la muerte de sus dos hijos y el asesinato por abandono de su esposo Miguel Hernández».

Pámies concluye que «en 1987, cuando Josefina murió en Elche, fuimos atravesados por su ausencia pero siempre permanecerá en nuestra memoria. Gracias a ella conocemos anécdotas, historias y relatos que se contaban en Orihuela y podemos recorrer las costumbres, las fiestas, las prácticas religiosas, las formas de hablar, la política, lo social, la gastronomía, el mundo laboral, las viviendas, los vestidos, las calles de Orihuela, cómo era la casa de Miguel en la que vivió el poeta a partir de los tres años. Sus recuerdos han sido de gran valor para que podamos ubicar en aquel tiempo y espacio la biografía y la obra de Miguel Hernández. La quesadeña Josefina Manresa fue la acompañante del poeta y en consecuencia percibió directamente en su propio ser los cambios de pensamiento de Miguel. Fue una mujer necesaria para que hoy se conozca la vida y obra del poeta universal».