Frédéric Bourdin, el impostor francés que se hizo pasar por el menor Nicholas Barclay (en detalle). AFP

El niño desaparecido en Linares que resultó ser 'El Camaleón', un delincuente internacional

Frédéric Bourdin se trasladó a Jaén para acabar suplantando la identidad de Nicholas Barclay, un menor desaparecido en Estados Unidos. Lo hizo con tanto éxito que la familia lo acogió, creyendo realmente que era su hijo

Domingo, 18 de octubre 2020, 09:28

El 7 de octubre de 1997, hace ahora 23 años, una pareja de turistas que estaba de visita por Linares (Jaén) llamó a la Guardia ... Civil para denunciar que acababan de encontrarse a un niño. Aseguraron que el menor, «de unos trece años», estaba «muy asustado» y que carecía de documentación. Los agentes se personaron en el lugar de los hechos minutos más tarde. Dado que el infante se negaba a hablar y que se desconocía su origen, lo trasladaron al centro de menores de Linares. En aquel momento, los guardias civiles no podían imaginar que aquella persona no era realmente un niño, sino que estaban ante Frédéric Bourdin (Nanterre, Francia, 1974), un impostor de veintitrés años que firmaría uno de sus más deleznables engaños en la provincia de Jaén.

Publicidad

No era la primera vez que Bourdin se hacía pasar por un niño. Tal y como explica el periodista norteamericano David Grann en su libro 'El viejo y la pistola', el impostor francés ya había sido detenido en varias ocasiones por suplantar identidades de menores en varios países europeos, lo que le había valido el apodo de 'El Camaleón'. Sin embargo, aquella semana de octubre de 1997, Bourdin estaba apunto de enfrentarse a su más compleja suplantación. «Cuando era niño, nadie se preocupó por mí. Nunca nadie me dio una infancia, porque para dársela a alguien tienes que quererlo. Yo solamente quería que me trasladaran a un hogar de menores donde de verdad se ocuparan de mí». El propio Bourdin utiliza estas palabras en el premiado documental 'The Imposter' para explicar por qué se hizo pasar por un niño desorientado cuando llegó a Linares. No obstante, 'El Camaleón' no imaginaba que iba a encontrarse con problemas tan pronto.

«Desafortunadamente para mí, Linares era uno de esos sitios inusuales de España donde no soportan tener a un chico sin documento de identidad ni ninguna prueba de quién es», explica Bourdin. A los pocos días de ingresar en el centro de menores, una juez le insistió en que tenía que revelar todo lo que supiera sobre su pasado. De no hacerlo, la juez le aseguró que tendrían que tomarle las huellas y sacarle fotografías para dar con su familia. Dado su amplio historial de antecedentes, Bourdin se encontró en ese momento entre la espada y la pared. «Las únicas opciones que tenían eran ir a la cárcel o demostrarles una falsa identidad».

Suplantando a un niño desaparecido

Una vez llegado a este punto, Bourdin tuvo que improvisar. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea. «Les dije que era un niño estadounidense que había huido de casa y que quería contactar con mi familia, pero que quería hacerlo yo mismo», explica el francés en 'The Impostor'. «Les conté que tendría que pasar la noche en la oficina del centro de menores de Linares porque vivía en Estados Unidos y allí la hora es distinta. Si me dejaban en la oficina, al día siguiente tendrían la información que querían».

«Solo nos parecíamos en que teníamos cinco dedos en la mano»

FRÉDÉRIC BOURDIN

Aquella noche de octubre de 1997, desde un teléfono de Linares, Frédéric Bourdin contactó con el Centro para Niños Desaparecidos y Explotados Sexualmente de Virginia (Estados Unidos). «Les dije que era un policía español llamado Jonathan Durean. Les expliqué que había encontrado a un niño que hablaba inglés y me pidieron su descripción. Entonces, me describí a mí mismo de una forma imprecisa para que valoraran opciones similares». Por la descripción que Bourdin dio, el Centro de Virginia le comentó que podía tratarse de Nicholas Barclay, un niño de la localidad americana de San Antonio que había desaparecido en 1994. 'El Camaleón', haciéndose pasar por un policía, les pidió un informe y fotografías de Nicholas Barclay para comprobar si la identidad coincidía con la del niño desaparecido. Minutos después, un fax cruzaba el charco desde Virginia hasta Linares. Nada más recibirlo, Bourdin volvió a telefonear a Norteamérica para finalizar el engaño. «No hay duda, es él», afirmó el francés, jugándoselo todo a una carta.

Publicidad

Durante los siguientes días, Bourdin trató de mimetizarse con el niño desaparecido gracias al informe que había recibido desde Estados Unidos. Nicholas Barclay, desaparecido en 1994, debía tener 16 años por aquel entonces, mientras que 'El Camaleón' contaba ya con 23. Era una diferencia de siete años que en esas edades es compleja de salvar. Pero lo más complicado no era eso, sino el poco parecido físico que había entre ambos. Mientras que Barclay era un menor rubio de ojos azules, el impostor era un hombre moreno de ojos marrones. «Solo nos parecíamos en que teníamos cinco dedos en la mano», aseguró Bourdin.

«Llevar perdido tres años te garantiza una cosa: que habrá cambios. Si había cambios, habría dudas»

FRÉDÉRIC BOURDIN

Tal era la complejidad de la empresa, que el delincuente acabó por escaparse del centro de menores de Linares el día que el vicecónsul estadounidense se trasladó hasta allí para ponerse en contacto con él. Horas más tarde, un trabajador del centro de menores y el propio vicecónsul encontraron a Bourdin vagando por las calles del municipio jienense. El hecho de que fuera vestido con gorra y bufanda, lo que ocultaba gran parte de su aspecto, y el detalle de que hablara inglés de forma fluida fueron motivos suficientes para que el vicecónsul diera por buena la versión del impostor y llamara a la familia del niño desaparecido. Un par de días después, Casey Barclay, la hermana de Nicholas, viajó de San Antonio a Linares para encontrarse con el supuesto menor.

Publicidad

Una transformación de casi un año

Conocedor de que la primera parte de su engaño le había salido bien contra todo pronóstico, Bourdin dedicó las siguientes horas a estudiar cómo podía hacerse pasar con éxito por aquel niño desaparecido. Le faltaba el examen más difícil: engañar a la hermana del menor. 'El Camaleón' logró hacerse con un tinte rubio para teñirse el pelo. Además, averiguó por el informe recibido que Nicholas Barclay tenía tres tatuajes en su cuerpo, uno de ellos muy visible: una cruz en la mano derecha. Bourdin habló con una joven del centro de menores de Linares que hacía tatuajes 'caseros' allí mismo y se tatuó las tres imágenes que el niño norteamericano tenía en su piel. «Llevar perdido tres años te garantiza una cosa: que habrá cambios. Si había cambios, habría dudas. Si había dudas, tendría una posibilidad. Algo en mi cabeza decidió que podría hacerlo», explica Bourdin.

El 14 de octubre de 1997 Casey Barclay llegó al centro de menores de Linares tras tres años sin ver a su hermano pequeño. Se encontró con un joven cubierto de ropa. Bajo su gorra asomaba el pelo rubio. En su mano derecha tenía el característico tatuaje de Nicholas. Esos detalles, unidos a las ganas que la mujer tenía de encontrar a su hermano, le hicieron creer que estaba realmente ante el niño desaparecido. «Tenía los dientes un poco separados, como Nicholas. Además, su nariz me pareció idéntica a la de mi tío Pat», afirmó Casey.

Publicidad

A lo largo de las siguientes horas, Bourdin, en el papel de Nicholas, apenas habló. Se dedicó a escuchar a su supuesta hermana, a ver las fotografías familiares que ella le enseñaba y a recopilar toda la información que podía. 'El Camaleón' hizo creer al vicecónsul estadounidense y a Casey Barclay que había sido secuestrado por una red de explotación sexual que lo había llevado por toda Europa. Esta mentira justificó, a ojos de su familia, el «extraño comportamiento» de Nicholas y lo cambiado que estaba.

«Tenía los dientes un poco separados, como Nicholas. Además, su nariz me pareció idéntica a la de mi tío Pat»

cASEY barclay

Aunque la policía, el fiscal y la juez de Linares no estaban completamente convencidos de que aquel joven fuera Nicholas, la declaración jurada de su propia hermana y la petición del consulado estadounidense provocaron que le dejaran marchar. Sin terminar de creerse que su engaño hubiera surtido efecto, Frédéric Bourdin se encontró montado en un vuelo rumbo a San Antonio.

Publicidad

Allí, en Estados Unidos, la familia de Nicholas Barclay lo acogió durante casi un año, tratando de convencerse de que aquel extraño joven era el niño desaparecido y de que las rarezas que mostraba se debían a los tres años que había pasado secuestrado y explotado sexualmente. Finalmente, gracias a la labor de un investigador privado llamado Charles Parker, el engaño de 'El Camaleón' terminó por salir a la luz. El 9 de septiembre de 1998, en un juzgado de San Antonio, Frédéric Bourdin se declaró culpable de perjurio y falsedad documental. Fue condenado a seis años de prisión.

La cárcel terminó con el mayor engaño de 'El Camaleón', que comenzó en la jienense localidad Linares y finalizó en San Antonio. En el juicio, Bourdin aseguró que hizo todo aquello únicamente «en busca de amor».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad