Las gafas 3D causaron sensación entre los aficionados.
Ciclismo

Démosle la Vuelta

Una mirada desde dentro de cómo Jódar vivió, en ambiente festivo, el adiós de los ciclistas a la provincia

Miguel Ángel Contreras

Sábado, 29 de agosto 2015, 01:36

Acostarse tarde por culpa de una vuelta es relativamente habitual para el arriba firmante. Madrugar por una, ya no tanto. Ayer tocó (antes de las ... ocho en pie) y valió la pena: había que hacer de 'plumilla infiltrado' en la serpiente multicolor, es decir, conocer por dentro en su paso por Jaén los entresijos del pelotón y toda la elefantiásica estructura que lleva consigo la Vuelta a España, en torno a tres mil personas entre deportistas, técnicos, personal, etcétera.

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Desde 2011, la gran ronda española ha estado en la provincia cinco veces, tres de ellas seguidas, por lo que ya tenía experiencia en salidas y líneas de meta, poniéndole la grabadora a Contador o a los jienenses Manuel Ortega 'El Gordo' o Javi Moreno, estando presente cuando La Pandera mostró su verticalidad al mundo o cuando Valdepeñas de Jaén fue Valdepeñas de España.

La experiencia, no obstante, se presentaba diferente esta vez. Lo hacía como VIP, cortesía de Carrefour, patrocinador oficial de la Vuelta a España, que fletó un autobús de sus trabajadores: una 'marea roja'. Con coche de cortesía para recoger además al 'plumilla infiltrado' en un punto de encuentro, lo que ya sonaba prometedor. Pudiendo ver luego de primera mano buena parte de lo que escapa a las cámaras, la tensión de la previa, los controles, las risas, las inspecciones de bici no vaya a llevar un motorcillo, poder viajar en coche con los comisarios, los desayunos para cargarse de calorías para la etapa que ríete tú de la mesa de Médico de familia. Un mundo. Les cuento.

La salida ya indica la grandeza de esta septuagésima edición de la ronda. Trailers, furgonetas, azafatas, bicicletas por doquier, la caravana multicolor, azafatas, etcétera. Y la localidad galduriense volcada como un día antes lo estuvo Cazorla, con la ventaja de estar más llana. Y azafatas. Y el sol bañando todo, de sudor. Pronto el plumilla le puso remedio (a medias), con un sombrero de paja cortesía de la organización, que le hizo sentir de romería y único durante unos diez metros, hasta que vio que los había por doquier, incluso otros blancos más bonitos.

«¡Qué ambientazo!», analiza. En la zona VIP, a la espera de la firma de los ciclistas, fruta fresca, bebida, lomo. De todo un poco. Fuera, para todo el mundo, también avituallamiento: zumos, galletas y productos gratuitos vía patrocinador. Y entretenimientos varios, y hasta solidarios y futuristas.

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En 3D

Entre lo más demandado, la iniciativa solidaria del patrocinador, con gafas de realidad virtual en bicicletas estáticas. Por cada kilómetro recorrido en ellas del denominado 'Km Solidario', la compañía donará un euro a Cruz Roja Española para la compra de alimentos infantiles para niños en situación de vulnerabilidad de nuestra región. Y por cada 'tuit' con el 'hashtag' '#demoslelavuelta', también donará un euro a dicha entidad para la compra de alimentos de primera necesidad, a favor de la infancia desfavorecida. Más de siete mil kilómetros aseguraban desde la organización irían ya.

El plumilla prueba, por ayudar y por curiosidad, y acongoja la verdad. Está logrado. Uno se ve descendiendo a todo trapo y engaña tanto al cerebro que acaba un poco mareado. Y no es el único, pero el fin justifica los medios, como se dice. Los videojuegos de pasado mañana prometen mucho, piensa mientras toma las galletas y su azúcar.

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Induráin

Luego, en lo que aumenta el goteo de ciclistas en la firma de salida, exhibición de trial de Marc Viñas, fuera para todos y otra dentro, para los de las pulseras amarillas. Se acerca la hora de la verdad, la salida, y el jienense Javi Moreno estaba desaparecido, de los más solicitados junto a Froome, el colombiano Nairo Quintana (muy aplaudido) o Valverde.

Una mujer se le acerca entonces y le pregunta: «¿Está Miguel Induráin?», a lo que el plumilla responde un rotundo «¿Perdón?». «Mi hija dice que le ha parecido verlo antes». «Creo que no», ataja dubitativo, diciendo que tiene que preguntarlo en la organización, aunque igual arranca alguna carcajada. 'Miguelón' sigue teniendo tirón. «Igual solo es alguien que se le parece», concluye. La fama es lo que tiene.

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«Hoy la lía Moreno, verás», vaticina entonces José García, otro vecino de Jódar que se acerca al plumilla al verlo con su cámara y su libretilla ensalzando al único jienense del pelotón. «Está bien montado esto, ¿eh? Si no fuera por el calor», le resume con precisión periodística.

Mientras tanto, 'colegueo' y buen rollo entre los corredores, y fotos con los aficionados, alguno ya con la cremallera antes de empezar. Mal día para ser ciclista, comenta el plumilla, buscando una botella de agua y consiguiendo solo un vaso. Pues igual no soy tan VIP, se conforma.

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En esta séptima etapa, los corredores recorren 35 kilómetros por la provincia antes de pasar a la de Granada, que se suman a los más de 150 que realizaron anteayer desde Porcuna hasta la Sierra de Cazorla. Llega el momento de montarse en los coches y vivir la etapa en sí. Y puede hacerlo con un comisario en un vehículo controlando los tiempos y la radio interna, con los mensajes de los directores de equipo. Otros compañeros viajan con uno encargado de que no haya trampas. Ya saben, Nibali agarrado al coche, fue un momento, hubo una caída, jo, lo hacen todos. Y sin poder comer en el coche. Ahora entiende el acopio anterior de calorías. Y también que al final no encontrara agua, que igual era por su bien: parada de dos minutos para ya saben y al coche que nos comen los ciclistas. Una experiencia que deja KO, como si hubiera estado toda la noche de vuelta y no todo el día. Y en coche, no en bici. Y mañana más. Qué bestias, termina diciéndose el plumilla.

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