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Cristina trabaja en el Ayuntamiento de La Puebla de Don Fadrique y esta mañana se ha hecho la PCR. Espera en su casa los resultados, que llegarán mañana martes. Pepe Marín

Puebla de Don Fadrique se autoconfina

Lunes de agosto en la localidad granadina, terrazas vacías, sol a plomo y mucha incertidumbre ante los nuevos positivos por coronavirus

Lunes, 10 de agosto 2020

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El bar La Montés de Puebla de Don Fadrique está sacado como de una película antigua. Tiene una gran terraza arbolada y una barra de las de antes, enorme, llena de azulejo para dar una pincelada de color. De la tele salen unos disparos de una peli del Oeste. Retumban ensordecedoramente por todo el local, completamente vacío, al igual que las mesas y sillas del exterior. Es la canción triste de La Puebla de Don Fadrique, localidad granadina que ha vuelto a un segundo confinamiento. Esta vez no hay estado de alarma, es voluntario y recomendado por el Ayuntamiento de la localidad, que ha contabilizado trece positivos en las pruebas para detectar coronavirus.

De hecho, ayer por la mañana se realizaron cincuenta pruebas más de este tipo desde las ocho de la mañana en el ayuntamiento viejo de Puebla de Don Fadrique. Las personas que han pasado la prueba son parte del círculo íntimo de los que ya han dado positivo por coronavirus. Son familiares o son amigos.

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En la casa rural

Cristina Beteta es una de ellas. Se fue con el grupo de 24 amigos y amigas a la localidad murciana de Moratalla a pasar el fin de semana del 31 de julio al 2 de agosto a una casa rural. Resulta que la madre de una de las amigas dio positivo por coronavirus. Inmediatamente la hija se hizo la prueba. Bingo. También positivo. Reacción en cadena, el resto de los 23 amigos se hicieron la prueba y once resultaron también positivos en una primera tanda. «Bueno, nueve, porque tres dieron positivo en una prueba que se hicieron antes que nosotros», explica Cristina. Estos casos hicieron saltar las alarmas en el Ayuntamiento de Puebla de Don Fadrique y ayer por la mañana cincuenta personas se realizaron la prueba. La Junta contabilizaba 13 en este nuevo brote, en el día de ayer.

Mientras, la localidad granadina vive como si se hubiera vuelto a decretar el estado de alarma. La gente sale con mascarilla, los comercios han intensificado sus medidas de seguridad y las terrazas de los bares, aunque están abiertos, se ven vacías.

«A esta hora del mediodía todas las terrazas tendrían que estar repletas de gente. Hasta habría cola para esperar a sentarse», explican los agentes de la Policía Local que patrullan las calles del pueblo, que es una suerte de desierto. La población tiene unos 2.300 vecinos, explica el alcalde, Mariano García (Partido Popular), «pero en el mes de agosto se multiplica por cuatro o por cinco y podemos llegar a los diez mil personas». Lo justifica porque controlan el consumo de agua. «Y vemos que es hasta cinco veces más».

Pero este año nadie ha venido. Y la gente cumple las recomendaciones municipales a rajatabla. Justo sale a realizar la compra del día y luego vuelve al autoconfinamiento. Ahí brilla Puebla de Don Fadrique como localidad, ya que muchas de las viviendas cuentan con amplios balcones, terrazas y patios, donde el confinamiento se pasa mucho mejor que en los grandes bloques de la ciudad. Queda el resultado de las pruebas de ayer por la mañana, que está previsto que se conozca hoy mismo. La incertidumbre se cierne sobre la localidad mientras los vecinos se comportan estoicamente de forma que Puebla de Don Fadrique sobrelleva la crisis del coronavirus en positivo.

Lo explica por ejemplo Francisco Cano, de 43 años, profesor de autoescuela.«Mi vida hasta hace pocos días era normal, como la de cualquier español. Con precaución, salidas mínimas, hidrogel, mascarillas y evitar las masificaciones y las zonas concurridas». Pero ayer por la mañana le hicieron la PCR, porque una de sus alumnas ha dado positivo.

«El domingo me llamaron. Me dieron cita a las nueve de la mañana en el ayuntamiento viejo. Ha sido muy rápido y sin problemas, con muchas normas de seguridad, muy separados, bien». Físicamente no nota nada, se encuentra bien. Pero... «Claro que tengo nervio por si me da positivo», y se ríe. Más que nervio, pesa la incertidumbre. «Acabo de ser padre. Tenemos un bebé de tres meses. Y por respeto a los vecinos y familia y todo el mundo».

Lo resume muy bien otra Cristina, secretaria del Ayuntamiento de la Puebla, que también se hizo ayer la prueba porque su hermana ha sido una de las personas contagiadas:«Ya que hemos pasado un confinamiento, pues pasamos otro». A esperar.

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