El patrimonio de Granada que cambia de dueño
Son muchos los edificios han cambiado de propietarios y de uso con el paso del tiempo | Un repaso a estos vaivenes confirma que la historia de la ciudad también se escribe a través de ellos
La Diputación Provincial de Granada ha manifestado su interés en adquirir dos inmuebles emblemáticos del centro histórico: el antiguo edificio del Banco de España y la sede de Correos, ambos situados en puntos estratégicos de la ciudad. Si se cumplen los planes, estos dos edificios cambiarán no solo de dueño, sino también de función.
No son casos aislados. En Granada, otros inmuebles de alto valor histórico han pasado por diferentes manos a lo largo de los siglos. Si las paredes hablaran, contarían secretos familiares, plegarias al cielo, ecos de bailes de salón o instrucciones militares. Contar estos cambios es, en el fondo, contar la historia de una ciudad en constante evolución.
Restaurar un inmueble catalogado es una tarea compleja. «Hay que preservar y poner en valor el edificio», explica la arquitecta Victoria Mir, responsable de la remodelación del antiguo Banco de España cuando fue adquirido por la Junta de Andalucía, así como de la rehabilitación de la Casa-Asilo Riquelme, actual sede de la Consejería de Economía. «Es fundamental investigar, estudiar sus materiales, sus funciones, su historia… y también la de quienes lo habitaron».
En los últimos años se ha intensificado el cambio de manos en muchos inmuebles, en buena parte por su transformación en hoteles. «Creo que Granada sabe gestionar su patrimonio», señala Mir. «Contamos con catálogos, normativa clara y, sobre todo, sensibilidad. Nos gusta vivir en una ciudad con un gran patrimonio arquitectónico».
Hasta hace no tanto, los edificios más representativos de la arquitectura local albergaban entidades bancarias, grandes comercios o sedes administrativas. Durante décadas, fue la propia administración una de las principales impulsoras de la rehabilitación patrimonial.
¿Ha cambiado esa tendencia? La respuesta exige un análisis más profundo. Este reportaje ofrece, por ahora, un recorrido por algunos de los casos más destacados de edificios granadinos que han tenido, como los buenos personajes de novela, varias vidas.

Banco de España: el edificio de las mil posibilidades
Adquirido por la Junta de Andalucía mediante permuta, su restauración costó unos 2,5 millones de pesetas. Se destinó a acoger la Fiscalía Superior de Andalucía, no sin polémica: el Ayuntamiento contemplaba utilizarlo como sede para un anhelado Museo de la Ciudad. Durante la etapa del Partido Popular en la alcaldía, se promovieron protestas y una ambiciosa recogida de firmas. También se barajó como posible sede de la Fundación García Lorca, antes de que se levantara el edificio de la Romanilla.
El edificio fue proyectado en 1933 por el arquitecto bilbaíno Secundino Zuazo Ugalde, autor de obras emblemáticas como la Casa de las Flores o los Nuevos Ministerios, en Madrid. De ideas republicanas, Zuazo se exilió en París durante la Guerra Civil y no pudo trabajar directamente en la obra. El edificio abrió sus puertas en 1941.

Edificio Costales: vuelta al comercio
Construido en 1887, a comienzos del siglo XX albergaba unos populares billares en la primera planta y un café frecuentado por la burguesía granadina en la planta baja. En vísperas de la Guerra Civil, el Café Colón fue incendiado, y también ardió la sede de la Sociedad Sierra Nevada, ubicada en la segunda planta. Tras el incendio, se levantó el edificio actual en una esquina privilegiada de Puerta Real.
La Compañía Adriática de Seguros se hizo con el inmueble y fue entonces cuando José Costales instaló allí su tienda. En 1991, la Caja General de Ahorros de Granada lo compró y lo convirtió en uno de sus edificios emblemáticos en pleno centro. Hoy, los bajos del edificio acogen una tienda de Adolfo Domínguez

El Colón y otras casas convertidas en hoteles
Una cadena de lujo convertirá el emblemático Edificio Colón en un hotel de cinco estrellas. Se suma así a la lista de edificios patrimoniales que han adoptado un uso turístico. Lo preceden casos como el convento de Santa Paula, transformado en hotel; la casa de la familia Moreno-Barrera, hoy Hotel Palacio de los Patos; el edificio de Los Guerrilleros, convertido en el Seda Club; o la Casa de los Vargas, actualmente en proceso de rehabilitación, y otros tantos.
El edificio de Gran Vía con Reyes Católicos, uno de los más hermosos de la avenida, se levantó en 1908 con la idea de convertirse en hotel, aunque finalmente se distribuyó en viviendas. Durante décadas, fue conocido por albergar los populares almacenes La Paz. En 1991, con motivo del centenario de La General, se rehabilitó como regalo simbólico a la ciudad y fue sede de dependencias administrativas de la entidad. Cortefiel ocupó sus bajos.
También fueron sedes de la Caja la casona del Monte de Piedad, en la calle San Matías, un valioso inmueble del siglo XVIII que hoy alberga el Consejo Escolar o el Instituto Andaluz de la Mujer, y que pertenece a la Junta, y el edificio de Villamena, construido en el solar de la antigua cárcel de donde salió Mariana Pineda camino del patíbulo y que ha vivido una historia zigzagueante: se propuso como sede de Correos, luego como Delegación de Hacienda, pero acabó siendo propiedad de la Caja. Entre 2003 y 2009 fue la sede del diario La Opinión de Granada.

Casa-Asilo Riquelme. El patrimonio como oficina
En la calle Tablas se encuentra el edificio donde nació, en 1787, el poeta y político Francisco Martínez de la Rosa. Posteriormente fue propiedad del teniente general José Luis Riquelme, quien lo donó a una fundación para acoger y educar a hijos huérfanos de oficiales del Ejército. Durante los años cuarenta y cincuenta funcionó como Casa-Asilo, con un economato militar en los bajos.
Pasó por al Ministerio de Defensa y, provisionalmente, acogió aulas del Conservatorio Victoria Eugenia. En los años noventa, la Junta lo adquirió en subasta pública y hoy acoge la sede de la Consejería de Economía y Hacienda. Emasagra llegó a mostrar interés por comprarlo.

Casa Ágreda, la historia al servicio de la cultura
En la Cuesta de Santa Inés se esconde una de las casas-palacio más notables de Granada, construida en el siglo XVI por Diego de Vera Ágreda. A finales del XIX fue colegio y convento, y en 1940 el Ayuntamiento la compró para convertirla en orfanato. En 2015 se cedió a una ONG, pero la operación derivó en conflicto judicial. Sigue siendo propiedad municipal y se prevé su uso como centro cultural. La tradición dice que en su zaguán descansaba San Juan de Dios.
El Hospital Real, erigido para atender a peregrinos y pobres, fue también hospicio, orfanato y psiquiátrico. Desde 1971 es patrimonio de la Universidad de Granada y sede del Rectorado. También funcionó como hospital psiquiátrico la actual Facultad de Bellas Artes y la sede de la Delegación del Gobierno de la Junta, que fue la Escuela Normal de Magisterio.
Así, como si fueran organismos vivos, los edificios históricos de Granada respiran, se transforman y se reinventan. Cambian de piel, pero no de alma. En sus muros aún resuenan las voces del pasado, mientras se abren paso las del presente. Y es precisamente esa capacidad de adaptación, esa memoria en movimiento, lo que convierte al patrimonio en la mejor crónica de una ciudad que nunca se detiene.
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