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Uno de los campistas que habitan el Darro se asea en las aguas del río. Alfredo Aguilar

El crimen del Darro por el que nadie se inmuta

El asesinato de un campista en el Rey Chico no ahuyenta a los visitantes, que duermen junto al cauce y en los bosques del valle fluvial

pilar garcía-trevijano

GRANADA

Sábado, 29 de junio 2019

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La bici amarilla que usaba la víctima, asesinada el miércoles, permanece atada a una farola junto al Centro Municipal de Arte Joven del Rey Chico. Los trabajadores de la agencia se cruzaban cada mañana a las siete con el campista, que se introducía desde hace semanas en los jardines del Carmen del Granaíllo a dormir.

Del paso del hombre por el recinto sólo queda el colchón, donde lo encontraron los agentes inmóvil, una manta, un bote de Cola Cao y un saco de naranjas. Su pequeño camping bajo la Alhambra y las estrellas en la otra acera del Paseo de los Tristes está acordonado por la Policía Nacional. Al igual que las dependencias en las que dormía el vecino.En un primer momento, los agentes consideraron que su compañero empuñó el arma que acabó con su vida. Pero ayer fue puesto en libertad por falta de pruebas.

Los dos inquilinos compartían las inmediaciones de la quinta. Separados por dos tamos de escalera ruinosa. Los transeúntes y turistas pasean, señalan y se preguntan que harán dos motos de los agentes apostadas en el puente del Rey Chico. La valla metálica que prohibía el paso ha terminado de caer. Después de encontrar el cadáver, las autoridades cortaron la valla metálica, la sostuvieron con dos troncos de madera para poder sacar al joven de unos 35 años de edad. Aún continúan las pesquisas policiales, pero la calma ya se ha instalado a orillas del Darro. La calma y los campistas que frecuentan la zona.

Zona que habitaba y en la que fue encontada la víctima. Alfredo Aguilar

A pesar de lo ocurrido, los naturistas continúan haciendo noche en el cauce. La vegetación frondosa les sirve para camuflarse y evitar ser localizados por las patrullas locales que recorren la vía y la fuente del Avellano en busca de infractores de las ordenanzas municipales.

Bolsas con enseres personales desperdigadas por el cauce, cojines y ropa dispuesta cuidadosamente al sol. Los campistas se asean en las aguas y prosiguen su camino durante el día. Regresan con el cobijo de la oscuridad para pernoctar y vuelta a empezar la misma rutina a la mañana siguiente. El ciclo se repite cada año con la llegada del buen tiempo y bajo la atenta mirada de los residentes del Albaicín.

Han cambiado de preferencias. Los jardines del hotel Reuma dejaron de despertarse con resaca entre litronas y sacos de dormir desde que el Patronato de la Alhambra intensificó la vigilancia con varios agentes de seguridad privada que acudían con frecuencia al enclave para disuadirlos. Además, la reforma para convertir la llamada 'casa de muñecas' en un centro de exposiciones que demuestre la evolución del monumento nazarí ha echado a los moradores. La obra ha dado al traste la tranquilidad del paraje. Los naturistas han encontrado la paz a las faldas de la Iglesia de San Pedro y San Pablo. En el codo del río, fuera del alcance de los curiosos, los visitantes abren una hamaca y montan el campamento.

Preocupación vecinal

«Nos preocupa en lo que se ha convertido el barrio y que se vivan episodios como el asesinato del mendigo. Ya no se ven muchos campistas ni por el Carmen del Granaíllo ni en el hotel Reuma. Se han trasladado a la explanada del río Darro. Hay unos árboles y ahí ponen hasta una tumbona para quedarse a dormir», dice Lola Boloix, presidenta de la asociación de vecinos del Albaicín.

Inmediaciones del Carmen del Granaíllo. Alfredo Aguilar

«Desde que están haciendo la obra del hotel Reuma se han ido a esa zona. Además desde que la policía frecuenta la fuente del Avellano tampoco suelen dormir en el llano en el que solían quedarse y el área tiene menos afluencia», mantiene.

Los residentes andan preocupados por la escalada de violencia. En lo que va de año se han producido dos asesinatos, uno en calle Elvira el pasado mes de abril en el que un hombre de 40 años recibió una puñalada tras una discusión, además del fallecimiento del mendigo, y la pelea en el Huerto de San Carlos.

Los afectados mantendrán el lunes un encuentro con la Policía Nacional para hablar de la situación que atraviesa el barrio. Por su parte, fuentes de la Policía Local manifestaron a este periódico que las inspecciones en la zona en la que encontraron el cuerpo del hombre se producen a instancias del Ayuntamiento, reciben la llamada de algún vecino, observan actividades fuera de lo común o encuentran a su paso algún campista. El agente aseguró que fueron al lugar del crimen con una inspección por un expediente que tenía abierto urbanismo, la titularidad del terreno es municipal, y encontraron al sujeto tendido en el colchón.

Tras el suceso se ha intensificado la vigilancia. Varias patrullas pasaron a lo largo de la mañana de ayer por las proximidades. Los hippies ya no frecuentan la llanura que desalojaron las fuerzas locales en marzo, pero siguen pernoctando en las laderas de la fuente del Avellano y hay inquilinos en varias cuevas. El desalojo de los okupas estaba previsto para el día 7 de junio. Sin embargo, el juzgado lo pospuso al próximo martes dos de julio. El flujo de visitantes, la mayoría extranjeros es continuo y está lejos de menguar. Tenedores, zapatos y cacerolas esperan en el antiguo campamento a que sus dueños los recojan. Tuvieron que salir apresuradamente. En el camino hay ascuas de hogueras ya extinguidas y los operarios de Inagra pasan cada viernes a limpiar y recoger la basura.

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Asesinato en Granada | El crimen del Darro por el que nadie se inmuta