Inestable Teatro, en la Bóveda del Río Cerezuelo, en Cazorla. J.L.G

La Tragantía saborea lo mejor de Cazorla en una noche de misterio y embrujo

Una procesión pagana de cientos de personas disfruta de seis espectáculos a lo largo y ancho del municipio hasta el Castillo de la Yedra

José Luis González

Domingo, 25 de junio 2023, 21:50

Ya son veintidós años disfrutando en Cazorla de la tarde, la noche y la madrugada más especiales del año, no solo para los cazorleños y ... las cazorleñas, sino también para el gran número de visitantes que cada año se suman a la Noche de la Tragantía. El misterio, la magia y el embrujo de este ser mitológico, que cada año se asoma desde las mazmorras del Castillo de la Yedra para sembrar el miedo entre los más pequeños y pequeñas desde los tiempos de la conquista cristiana, resultan imprescindibles ya en el calendario cultural.

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Desde primera hora de la tarde, lo seis espectáculos preparados para la ocasión desde la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Cazorla se desarrollan sin que la marea blanca que los sigue – por mor de las camisetas que cada año se reparten entre los y las participantes – supiera qué les depararía la siguiente parada. De este modo, la piscina municipal fue el primer hito marcado por la organización, donde esperaba una divertidísima actividad veraniega que consistía en atravesar una pasarela flotante que cruzaba la piscina de lado a lado. Difícil propósito que casi siempre acabó con los huesos de los y las más valientes en el agua.

Ya entrada la noche, el Auditorio del Parque sería la línea de salida de un rosario de cinco espectáculos muy diversos. De inicio, alrededor del mago Luigi Ludus se arremolinó el público infantil para disfrutar de un divertido espectáculo en el que, por supuesto, hubo magia pero también muchas sonrisas.

Que tampoco faltaron en el pasacalles que vino a renglón seguido, desde el mismo parque y hasta la plaza de La Corredera. Yera Teatro, una compañía fija en esta cita veraniega, exhibió su ya habitual despliegue de luz y fuegos artificiales, auspiciando ese ambiente preñado de humo multicolor y olor a pólvora.

Allí mismo, en la plaza de La Corredera, esperaba la granadina Rodríguez Celtic Band, creada por el violinista José A. Rodríguez, acompañado por Xuan Sastre con flauta, whistle, bodhran y gaita; David Galdano con guitarra acústica; Juan A. Rodríguez, uillean pipe; y Miguel Mª Pérez, al bajo. Su propuesta, que mantiene la idea de experimentar con la música tradicional de Escocia, Bretaña, Irlanda o Asturias, gustó especialmente al millar de personas que prácticamente llenó este lugar que es el corazón de Cazorla. Poco tardó todo el mundo allí en levantarse y ponerse a bailar alrededor de estos músicos que dejaron un muy buen sabor de boca, y muchas ganas de seguir disfrutando de la noche.

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Inestable Teatro

Porque ya de camino al casco antiguo cazorleño, tocó parada en el Río Cerezuelo. Más concretamente en la bóveda por la que se despeña socavando las entrañas de la Plaza Vieja y las Ruinas de Santa María. Allí la compañía local Inestable Teatro había preparado un extraordinario escenario en el que se recreaba una un incidente nuclear o biológico, que dejaba un rastro de seres extraños o infectados, con la Tragantía al final como ejemplo de la mutación de un ser humano en monstruo. Ese lugar tan especial para propios y extraños que es la bóveda del Cerezuelo se convirtió por mor de la noche, el agua, las luces, los plásticos y el sonido ensordecedor de sirenas y gritos en un espacio totalmente diferente y muy acorde con el espíritu de este evento.

Siguiendo a los organizadores hasta el espacio escénico de las Ruinas de Santa María, allí ya estaban preparados los bailarines de la Compañía de David Segura. Sobre el linóleo extendido para la ocasión, David Segura y su partenaire desarrollaron un trabajo de danza clásica entremezclada con estilos más contemporáneos. Saltaba a la vista una técnica muy refinada para dar vida a una historia de amor con algunas alusiones al mito cazorleño. Ello sirviéndose de un entorno musical suave e introspectivo que contagió a todo el público.

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Finalmente, la bulliciosa procesión laica llegó hasta el Castillo de la Yedra, morada de la Tragantía, donde esperaban las actrices Cristina Medina y Natalia Calderón. Que habían preparado un trabajo muy ligero en el más amplio sentido de la palabra. Iniciado con el conocido desparpajo de Medina, y seguido por una lectura de tres textos y una cancioncilla para la ocasión que dejaron algo frío al numeroso público llegado hasta allí. Acostumbrados como están los cazorleños y la cazorleñas, habitantes de la Ciudad del Teatro, a espectáculos de más enjundia y mucho más elaborados por actores y actrices profesionales incluso locales.

Con todo, la Tragantía ya duerme en su mazmorra, ahíta de satisfacción por este regalo anual que Cazorla le hace a su mito, a su bicha, a su mujer-serpiente. A ese trozo de su historia vital más apegada a la tierra, al fuego y al agua, al inquebrantable sentir pagano de sus gentes.

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