La 'burbuja' que salva el Premio Jaén de piano de la covid
Los protocolos de seguridad para evitar los contagios se refuerzan para convertir el teatro Infanta Leonor en un 'búnker' de la cultura
El pianista francés Gaspard Thomas aparece por un lado del escenario del Infanta Leonor. Sereno como solo un teclista profesional sabría, se gira a las ... butacas, prácticamente vacías, y saluda sin quitarse la mascarilla. Un complemento del día a día de los ciudadanos dentro y fuera de los recintos y, también, de los escenarios. De hecho, es uno de los requisitos de las medidas de seguridad anticovid en un Premio Jaén más seguro que nunca. En cuanto el pianista se sienta en el taburete, se quita la mascarilla y, por unos minutos, la música se impone al drama de la pandemia.
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Hace unos cinco meses que la Diputación de Jaén se centró en el protocolo sanitario para evitar contagios por el coronavirus en un evento trascendental en la provincia. «Nos jugamos el prestigio de un acto tan importante que, desde el primer momento, supimos que éramos capaces de hacerlo bien», afirma el diputado de Cultura, Ángel Vera, en declaraciones a este periódico. «Era un riesgo controlado que merecía la pena coger», explica, y hace hincapié que con ese objetivo se creó un comité sanitario de especialistas dependiente de prevención de riesgos de la Administración provincial. «Los ojos del mundo están sobre nosotros», recuerda Vera, en el primer evento de gran calada que tiene lugar en plena pandemia.
El diputado admite que, en otras circunstancias, se habrían replanteado atrasar la celebración del concurso. Sin embargo, al ocurrir entre la tercera y cuarta ola, con los datos hospitalarios aún bajos y los positivos relativamente estables, se tomó la decisión de seguir adelante con el proyecto que ha traído a la provincia a 44 participantes de los cuatro continentes y 18 países.
Participantes que tuvieron que someterse a una prueba de antígenos previamente para acudir al concurso. Se desinfectan las manos antes de tocar el instrumento, al inicio y final de los ensayos, ajuste de afinación y pruebas eliminatorias. Su horario estos días gira en torno al Infanta Leonor y el hotel donde permanecen, sin apenas contacto con el exterior. Es la 'burbuja del piano', con descanso, música y más música en unas jornadas intensas de atención al mínimo detalle.
Los pasamanos, las barandillas, los pomos de las puertas... todo se limpia con cada contacto, además, los programas de mano son completamente digitales y se adquieren con un código QR. El público no puede acceder a la zona d actuación y los espacios de ensayo son ventilados continuamente. «Por suerte, el tiempo ha acompañado», apunta el diputado, que subraya que no solo se busca dar seguridad a los concursantes y al público, también a los empleados. El personal también se sometió a una prueba de antígenos del que se encargó la organización del evento y que se repite si algún miembro muestra síntomas compatibles con el covid.
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Pequeños detalles
No hay que olvidar la toma de temperatura para todo el que quiere acceder al teatro con termómetros infrarrojos, reparto de dispensadores de gel y la limitación del movimiento, en la medida de lo posible, dentro del recinto. De hecho, el ascensor solo es recomendable para las personas con la movilidad reducida y se disminuye todo lo posible la pausa entre actuaciones para que no se dé tiempo a la gente a incorporarse y pasearse por el hall. «Son pequeños detalles que parece que pasan desapercibidos, pero esenciales», indica el diputado, firme a la hora de dar seguridad durante el evento.
«Evitar el contagio al cien por cien es imposible, pero reducimos la posibilidad lo máximo, con limitación de aforo al 75% y más de un metro y medio de distancia entre los asientos», explica Vera, que indica el objetivo es «dar tranquilidad a la gente, que se pueden hacer eventos culturales con seguridad y disfrutar de un concierto de piano».
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