En memoria de Emilio Herrera, el granadino que nos enseñó a volar

Cuando la NASA se puso a mirar las estrellas a toda velocidad, para ser los primeros en clavar su bandera en el espacio, tuvo que ser como si Cristóbal Colón, al llegar a América, se hubiera encontrado con un español en la orilla: «¡Hombre, tú también has llegado!». Por eso, cuando los americanos descubrieron en los 50 que un granadino, varias décadas antes, había diseñado un traje espacial con micrófono, sistema de respiración antivapor, termómetros, barómetros y todos los extras de la época, no tuvieron más remedio que levantar el teléfono. «¿Está Emilio Herrera Linares? Que se ponga». Los yankis le ofrecieron un cheque en blanco para que trabajara con ellos allí, en la NASA, en la genuina e histórica carrera espacial. El bueno de Emilio respondió que sí, que se iba, siempre y cuando se ondeara una bandera española al llegar a la Luna. Le dijeron que no, que sólo ondearía la de Estados Unidos. «Pues ya saben dónde está la puerta», dijo. O algo parecido, claro. Y con mucha más educación. El caso es que les dijo que no.

Emilio Herrera (Granada, 1879 - Ginebra, 1967) es uno de los más grandes científicos de nuestra historia. Padre de la aeronáutica moderna, cruzó el estrecho de Gibraltar con un dirigible (esto le llevaría a la portada de decenas de periódicos de todo el mundo), ideó un sistema de transporte internacional con zepelín, participó en la creación del autogiro (lo que terminaría siendo el helicóptero), se codeó con Einstein, soñó con llegar a la estratosfera en globo (algo que otro granadino, José Mariano López-Urdiales, ha hecho realidad con su empresa 'Zero 2 Infinity')... y un sinfín de aportaciones a la ciencia que le hicieron brillar hasta que estalló la Guerra Civil. Entonces todo cambió. Y empezamos a olvidar.

Este martes 29, a las 18.00 horas en el auditorio de la Fundación Caja Rural, se estrena 'Emilio Herrera, Ciencia en el olvido', un documental impulsado por Atrevida Producciones y dirigido por Alberto Flechoso (Segovia, 1972), en el que juega un papel protagonista el también investigador granadino Emilio Atienza, biógrafo de Herrera. «Descubrí el personaje hace cinco o seis años –explica Flechoso–, tras leer que el primer traje espacial lo había creado un español. Me pareció increíble. Siempre asociamos el espacio a la NASA y a los americanos, así que empecé a investigar. Pronto descubrí que había bastante poco publicado de él, que había sido un personaje ocultado por el franquismo».

El documental, un recorrido por la vida y obra de Emilio Herrera, está dividido en dos partes. Una primera, más científica, sobre su faceta de ingeniero, «lo que siempre quiso hacer», dice el director. «Tenía una vida de fama, de éxito personal, científico y económico, pero con la Guerra Civil todo se trastoca. Herrera era una persona muy fiel. Y como había jurado honrar a la República, fue honesto con su palabra y la mantuvo hasta la muerte. Por eso se exilia, a Francia, donde llevaría una vida más humilde, con problemas económicos y, aunque hizo algo de ciencia, su compromiso estaba con los exiliados. Él fue, no lo olvidemos, presidente del Gobierno republicano español en el exilio (1960-1962)».

Efectivamente, parece que un documental se queda corto para condensar la vida de Herrera. «Ha sido muy difícil, es un personaje tan polifacético... Es que fue protagonista de los acontecimientos más importantes de su época. Es un personaje que daría para una serie de diez capítulos», apunta Flechoso. El director, de hecho, lamenta que el proyecto no haya tenido «ningún apoyo de la Junta de Andalucía» y agradece que, «al menos, sí lo haya hecho la Diputación de Granada». No obstante, la mayor parte de la financiación es privada y, en estos momentos, se están negociando los derechos con TVE para que se emita en la cadena pública.

Además de Atienza, piedra angular de la película, participan en el documental el Ejército del Aire, «muy interesado en que el personaje salga a la luz», la Universidad de Granada, el Parque de las Ciencias, la Agencia Europea del Espacio, personajes ilustres del mundo de la aviación, Enaire, Aena, Airbus, miembros de la Academia de las Ciencias... «Y también Michael López-Alegría y Pedro Duque, en calidad de astronauta, porque cuando le entrevistamos para el documental todavía no era ministro», recuerda el director. 'Emilio Herrera, Ciencia en el olvido', además, promete desvelar algunos datos inéditos: «Hemos encontrado –anuncia– investigaciones desconocidas en el Palacio Real, sobre su proyecto 'Dirigible' para Sudamérica, entre otras cosas».

Después de pasar tantas horas estudiando a Emilio Herrera, ¿qué es lo más sorprendente del granadino, lo que no olvidará? «Primero sorprenden los hechos, lo que hizo. Pero cuando profundizas en el personaje te das cuenta de que lo que más valor tenía era su calidad humana. Los pocos que quedan que le conocieron lo cuentan. Siendo una persona conservadora, exiliado para mantener su palabra dada a la República, estuvo rodeado de personas con ideologías contrarias y todos hablaron bien de él. Ayudó a los exiliados, muchas veces sacrificando su propio bienestar. Fue un líder. Y, en los tiempos que corren, que tenemos unos líderes tan mediocres, resulta aún más admirable».

Emilio Herrera, que pudo descubrir en las estrellas lo que nadie antes había imaginado, nunca pudo ver la transición democrática, su último sueño. «Él nunca entendió el golpe de estado –termina Flechoso–. Luchó contra el franquismo desde el exilio, con todas sus fuerzas. Pensaba que era una desgracia para su país». Hoy, 51 años después de su fallecimiento, vuelve a Granada en forma de documental para clavar, una vez más, su bandera.