Un grupo de chiquillos se arremolina en la plaza del Conde de Ofalia en el año 1910. María Gozzaldi / Rafael Navarrete

La Almería en color de Mary Gozzaldi

La artista estadounidense fotografió las calles de la ciudad en 1910. Ahora, el 'coloreador' de fotos vintage Rafael Navarrete, ha dado vida a una de sus piezas

David Roth

Almería

Miércoles, 12 de mayo 2021, 23:51

Que Almería es tierra de fotografía no es ningún secreto. Pero antiguamente, la ausencia de aquellos que se interesaron por capturar sus rincones, sus gentes ... y sus costumbres en plena cotidianidad fue notoria, más aún a lo largo de los siglos XIX y XX, puesto que el patrimonio cultural de otras zonas atraía las miradas y las cámaras de los que podían permitírselas por su alto coste económico. Por ello, cobra aún mayor importancia la colección de retratos que la artista neojerseíta, Mary Gozzaldi, reunió en su paso por nuestra ciudad de antaño, allá por 1910.

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La americana, probablemente deslumbrada por la luz de la costa mediterránea, decidió llevarse varios recuerdos a modo de postal. De hecho, en su archivo, que actualmente se encuentra en la Sociedad Histórica de Cambridge, en Massachussets, no destacan otros emplazamientos de la misma forma en la que lo hace Almería, siendo esta la que mayor cantidad de capturas conserva, aunque evidentemente desconocemos si este hecho fue o no por pura casualidad. Se trataba nada más y nada menos que de la Almería burguesa marcada por los inicios de la minería. Un pueblo de veinte o treinta mil habitantes que, en comparación con su Norteamérica natal y con las grandes ciudades europeas que había visitado con anterioridad, debía como mínimo suponer un gran contraste.

Curiosamente, sus fotografías volvieron a la vida, o al menos a nuestras memorias, cuando la cuenta de Instagram especializada en dar color a viejas instantáneas, 'Historiacolor', dirigida por Rafael Navarrete, fijó su atención en la famosa captura que muestra a varios zagales posando hace ya 111 años en la plaza Marqués de Heredia, popularmente conocida como la Plaza de los Burros. Gozzaldi retrató a nueve niños que probablemente desconocían el funcionamiento estricto de una cámara, apreciándose esto en la casualidad de la pose y la mirada de los jóvenes, que, lejos de fijarse en el objetivo, se pierde en la que seguramente era la figura de la fotógrafa. La colección no es extensa, pero sí que consiguió captar la esencia de la ciudad. Una de las fotos muestra la vista desde el Cerro de La Mellizas, pudiendo apreciarse el que ahora es el barrio de Pescadería y el antiguo puerto. Debió gustarle esa ubicación, porque realizó otra instantánea en dirección opuesta en la que se aprecia la costa y el recién terminado Cable Inglés.

Otra de ellas muestra la plaza de toros capitalina, recorrida por una mujer con velo negro acompañada de varios hombres con traje y sombrero típicos de la época; las hay también que retratan el ajetreo de la ciudad y a los transeúntes que, junto a niños, mujeres y acompañados de sus burros de carga, muestran su atención al extraño aparato.

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La norteamericana, natural de Burlington, Nueva Jersey, y de apellido de soltera James, decidió viajar a Europa, para estudiar pintura, aprender italiano y alemán, pero esencialmente para descubrir la cultura europea y disfrutarla ociosamente. En Suiza conoce a Silvio de Gozzaldi, capitán de la Armada austríaca, con quien emprende su aventura matrimonial y una nueva vida en los Alpes. Posteriormente, ya con tres hijos, volvió a Estados Unidos. Gozzaldi destacó por su interés en la genealogía y por la historia de su país. Al retornar a Massachusetts, fundó la Sociedad Histórica de Cambridge, de la cual fue vicepresidenta y en la que se conservan los archivos de las fotos que coleccionó a lo largo de su trayecto por el viejo continente, entre ellas las doce piezas que se detuvieron para la eternidad en su breve visita almeriense.

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