La guarda londinense del refugio de San Francisco de Sierra Nevada
Recibe a los huéspedes y prepara exquisitos platos en los que mezcla la cocina española con la británica y la húngara en honor a sus raíces
Csilla Lengyel de Bagota nació en Londres, tiene raíces húngaras y desde hace 21 años vive en Granada. Una explosiva mezcla que traslada a los platos que prepara en el Refugio de San Francisco. Ella es su nueva guarda, la que recibe a los huéspedes y les cocina para que sus estancias sean inolvidables. Siempre había querido trabajar en un albergue de este tipo y, por fin, lo ha conseguido: «Cuando despierto allí siento un privilegio increíble».
La londinense, de 53 años de edad, ha viajado por todo el mundo y ahora vive con su marido en Monachil. Todos los veranos iban a los Pirineos, donde los refugios les llamaban muchísimo la atención. «Siempre quisimos llevar uno de ellos», explica. En un grupo de WhatsApp del pueblo publicaron que buscaban a alguien para el de Sierra Nevada. Csilla no dudó en presentar su proyecto y fue la elegida.
Javier Martínez, socio del club Sociedad Sierra Nevada, se encarga de gestionar el albergue. Le traslada a Csilla quiénes se alojarán, cuántos días y qué han reservado. Ella lo pone en marcha. Normalmente duerme allí los fines de semana, en una habitación situada encima de la cocina, separada de los huéspedes. «Es un lugar muy bonito y tranquilo, no hay apenas ruido. Mi marido me acompaña cuando no trabaja», destaca.
El menú
La principal tarea de la londinense es el servicio de comedor. Por apenas siete euros ofrece tostadas, magdalenas, cereales, té o café, entre otros. El menú, de 18 euros, incluye varios platos, con alternativas para celiacos y vegetarianos. Los precios son más bajos para los que están federados. Todo es casero, incluidas las tartas. Quien pase por allí puede probar sus platos o tomar algo para calmar la sed, aunque no pernocte. También prepara picnics, pero aún nadie se lo ha solicitado. «Los quiero preparar con bocadillos -los que los han probado dicen que son los mejores-, fruta, barrita energéticas y batido», apostilla.
La comida es una mezcla de sus raíces, Inglaterra y Hungría, y el lugar que la ha acogido, España. «Es una fusión de todos los países en los que he vivido», admite. Con ella le hace un guiño también a su abuela, que escribió un libro de recetas que la inspira enormemente. Por ahora ha cocinado pocas veces, ya que el refugio tuvo que cerrar en diciembre al congelarse las tuberías y acaba de reabrir. Csilla espera que los granadinos se animen a visitarlo. No es un hotel, pero ofrece algo único: un despertar en plena naturaleza y comida cocinada con gran cariño.
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