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La Vega del Río Verde, desde Almuñécar. Javier Martín

Un paraíso esmeralda en Otívar

Lugares con encanto ·

Las aguas de Río Verde suponen un punto de disfrute para aventureros, amantes de los deportes de montaña y familias con ganas de pasar los últimos días cálidos previos al frío otoñal

ÁNGEL MENGÍBAR

Jueves, 14 de octubre 2021, 12:07

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'Mens sana in corpore sano' o cómo lograr el correcto equilibrio entre el culto al cuerpo y la liberación mental. Sabios proverbios de la Antigua Roma que se respetan a rajatabla en la provincia de Granada, capaz de aportar calma y fiesta a partes iguales. Bien lo demuestra el Río Verde de Otívar, el lugar ideal del que no dispuso Nerón para desechar sus incendiarios pensamientos.

Resulta imposible no dejarse llevar, en cuerpo y alma, por el caudal del Río Verde, integrado dentro del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, en la Costa Tropical. Su paisaje montañoso, rodeado de rica vegetación y sus aguas de color verde esmeralda son los protagonistas de una estampa ideal para pasar los últimos días previos a la llegada del frío otoñal.

Las pozas del paraje otiveño se transforman en el disfrute de senderistas, amantes de los deportes extremos y de los más pequeños con una oferta de ocio muy variada. Uno de los mayores atractivos del lugar es el barranquismo, que va de la mano del Río Verde gracias a su orografía. Situado entre cañones, la zona es un punto de referencia para la práctica de este tipo de deportes en la provincia. Cuenta con una ruta de iniciación y con otra más experimentada para poner a prueba el dominio sobre la montañosa roca de Otívar.

Para recalar en el parque natural habrá que recorrer cinco kilómetros por el Collado de los Chortales después de superar el 'peaje' de la entrada, que tiene un coste de cinco euros por persona y por vehículo. Merece la pena, pues rápidamente los saltos, las pozas y la belleza del entorno inundan el paisaje. Por ejemplo, la Cascada de los Árboles Petrificados, donde los colores consiguen maravillar nada más comenzar el sendero.

Un ejemplo del barranquismo. IDEAL

Fauna diversa

Tras superar un importante desnivel en el Barranco de las Choperas, el chapuzón para coger fuerzas se hace obligado en la poza que sale al encuentro de los aventureros más necesitados. Si dirigimos la vista al cielo, no será raro toparnos con águilas reales o halcones. Por tierra, la cabra montesa es la especie autóctona más común.

Prosiguiendo con la aventura barranquista, el Río Verde está lleno de saltos. Uno de ellos, que quita el hipo, es el conocido como el de 'la i griega' de más de diez metros de altura. Además de superar el sendero por arriba, también existe la posibilidad de hacerlo a nado. A causa de las condiciones del caudal, muchos tramos acuáticos se pueden llevar a cabo a pie.

Apto para todos los públicos

El enclave, además de ser rico en colores y biodiversidad, es apto para todas las edades, pues alberga actividades y zonas para todos los públicos. Por ello, el Río Verde se erige como un gran (y desconocido) atractivo dentro de la provincia de Granada, a tan solo unos tres cuartos de hora de la capital en coche. Un paraíso esmeralda en el que ver pasar los últimos días cálidos tras el estío.

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