El Albayzín de Salobreña, tradición árabe y morentiana en la costa de Granada
Lugares con encanto ·
El casco antiguo del municipio presume de flores, casas blancas y de Enrique Morente, como su 'hermano' capitalinoÁNGEL MENGÍBAR
Jueves, 18 de noviembre 2021, 11:36
La playa nunca traiciona. A pesar de que la llegada del otoño va acompañada con la aparición de los primeros fríos del curso, la playa siempre guarda consigo la calidez suficiente para convertirse en el segundo hogar de los que buscan cobijo lejos de las gélidas y desangeladas urbes. Ya no es necesario el bañador, pues el interés reside lejos de la arena.
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La Costa Tropical es una joya por descubrir. Su suelo rocoso puede despistar al principio, pero precisamente ese es el detalle que la hace diferente al resto. La cercanía del mar con la montaña crea estampas para el recuerdo y esconde verdaderos tesoros a lo largo de su geografía. Uno de ellos se halla en la localidad de Salobreña en homenaje al enclave más fotografiado cada año de la capital granadina.
El Albayzín fue declarado en 1994 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus estrechas y empinadas calles, sus iglesias y sus bellos rincones, sin olvidar por supuesto la herencia árabe de varios siglos de historia que lo impregna, lo han aupado como uno de los barrios más bonitos de España y Europa. Sin embargo, su belleza no finaliza en Granada, sino que se extiende hasta la costa.
El municipio de Salobreña alberga otro barrio del Albayzín, el suyo propio en este caso. Ubicado en pleno casco viejo, el Albayzín salobreñero es un reflejo idéntico del granadino. Calles angostas y cuesta arriba repletas de casas blancas y de adornos florales para conservar en la galería del teléfono móvil.
Arte mudéjar
Como su 'mellizo' granadino, el Albayzín costero también consta de diversos rincones coquetos y que componen el patrimonio cultural del territorio. La iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que fue edificada sobre una antigua mezquita musulmana, se halla junto al Ayuntamiento de la localidad y representa a la patrona local.
Destaca su puerta lateral, con decorado de azulejos, y la Torre, esbelta y rematada con almenas escalonadas típicamente mudéjares. Como curiosidad, la plaza de la Iglesia fue un cementerio cristiano hasta 1789. La iglesia acepta visitas en horario de culto.
También hay hueco para el folclore local en honor al cantaor granadino más reconocido en todo el mundo. Enrique Morente tiene su espacio de peregrinación en pleno Albayzín salobreñero. «La libertad es el arte de vivir», cita atribuida a Morente, es lo que reza el moderno busto dedicado al cantaor, que está situado ante unas espectaculares vistas.
Fortaleza en las alturas
El barrio de La Caleta, las playas, los acantilados y la Sierra del Chaparral, así cómo el mar, quedan a los pies del mirador Enrique Morente, formando una instantánea única y por la que merece la pena visitar el lugar. Muy próximo al busto morentiano queda el gran atractivo de la zona: el castillo de Salobreña.
Sobre el punto más elevado del cerro, la alcazaba corona el municipio con una altitud total de 73 metros sobre el nivel del mar. Durante la etapa nazarí, se utilizó como residencia del sultán y como prisión. A raíz de la conquista de Granada por parte de los Reyes Católicos, el castillo pasó a ser una fortaleza militar.
Dispone de un alcázar nazarí y refrescantes jardines en su interior. Puede ser visitado todos los días de la semana en horario diurno (10-13:30h) y vespertino (17-19h). El castillo áraba supone el culmen del Albayzín de Salobreña, que aúna la tradición morisca con la cristiana como resultado de las confrontaciones y la convivencia del pasado entre ambas religiones, al igual que su homónimo granadino.
Por ello, no es descabellado que aún resuene el quejío del cantaor a lo largo de la Costa Tropical. El Albayzín del litoral granadino logra que esas fatiguillas y penas capaces de aniquilar cualquier forma de vida se vayan mientras se avanza el camino. El de las nubes que destruye el viento, que sopla por el Mediterráneo.
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