La Lista Roja de bienes saca los colores a la provincia

La asociación Hispana Nostra elabora esta lista, en la que se recogen construcciones en peligro de desaparición, destrucción o riesgo de pérdida de sus valores históricos y de la posibilidad de reconstrucción. El fin de la Lista Roja es llamar la atención sobre esos espacios. «Para que la herencia que hemos recibido pase a las siguientes generaciones lo mejor posible», señala.

Desde enero de 2022 hasta hoy han pasado a esta lista, que sonroja a propietarios públicos y privados, nueve bienes de la provincia, que son: la capilla de Nuestra Señora del Rosario de Bailén (privada), la iglesia de San Pedro de Úbeda (privada, del obispado), el hospital San Antón Abad de Úbeda (privado), la estación de ferrocarril Baeza-Begíjar(Adif), la ermita de San Cosme y San Damián de Jabalcuz en la capital (privada), Torre Bermeja en la capital (privada), la Torre de Aldehuela de Torredelcampo (privada), el Torreón de Fique de Bedmar, incorporada el 15 de diciembre de 2022 (pública), y el Torreón del Lucero de Bélmez, considerado BIC, del siglo XIV, y que fue incorporado el pasado 22 de diciembre.

En cuanto a la Lista Negra, recoge los bienes que pasan desde la Lista Roja porque han desaparecido, la recuperación no es posible o ha perdido sus valores, por lo que el daño ya es irreversible. En la provincia, por ahora, no hay ningún bien que se encuentre en este listado de construcciones que ya se han dado por perdidas.

No todo es malo en lo que a patrimonio se refiere. Existe una Lista Verde que incluye aquellos monumentos que han mejorado su conservación, han sido restaurados o han recuperado su valor histórico. Según la asociación Hispania Nostra, lo primero que se hace cuando un monumento pasa a la lista verde es proteger, realizar actuaciones en aquellos elementos que corran riesgo, y una vez que estén restaurados, darles un uso ya sea cultural o social para que no se pierdan de nuevo con el paso del tiempo.

«Tenemos que tener claro que un edificio abandonado desaparece y, aunque la mejor opción es la cultural, también se pueden barajar otros fines», afirman desde el colectivo. En Jaén, a día de hoy son seis las construcciones que hay en esta lista verde y en el último año no ha habido ninguna nueva incorporación.

Entre ellas se encuentra la Iglesia de Santo Domingo, de La Iruela; la Iglesia de San Lorenzo, de Beas de Segura; la ermita Madre de Dios del Campo, de Jaén; el oratorio rupestre, de Rus; el Puente Mocho, de Beas de Segura, y el Castillo de Villardompardo, de la capital. Estos dos últimos han sido restaurados en los últimos años.

El Puente Mocho empezó su recuperación en 2016 cuando la Junta de Andalucía hizo una inversión de 327.000 euros. La construcción es de época romana y está catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC).

El Castillo de Villardompardo fue restaurado en 2021 con una inversión de 1,2 millones de euros, de los que el Gobierno central financió el 70%, la Junta y la Diputación de Jaén el 12,5% cada una y el ayuntamiento de la localidad, el 5% restante. La fortaleza, que data del siglo XIII, estaba en riesgo de desaparición por el mal estado de conservación.

Una enorme cantidad de culturas han dejado huella a su paso por la provincia lo que se hace visible a través de la riqueza patrimonial que forma parte de la historia jienense. La capital del Santo Reino cuenta con restos arqueológicos desde el final del Neolítico, como es el caso de Marroquíes Bajos, uno de los asentamientos más antiguos de España.

Y forman parte del ADN patrimonial jienense vestigios de la Edad de Bronce, la Edad Íbera, la etapa romana, la Edad Media, la etapa islámica, la Reconquista, la etapa cristiana o la judía.

Desde Hispania Nostra hacen hincapié en que el patrimonio histórico de las ciudades forma parte de la identidad de sus ciudadanos. Por eso, alegan, es fundamental contribuir a su conservación, ya que es mucha su aportación a la cultura y a la economía.

No necesariamente es algo negativo que haya muchos edificios en la Lista Roja, porque eso quiere decir también que es mucha la riqueza histórica. «Quizás sea un cuestión de asimilar que el patrimonio es historia, riqueza, cultura, identidad, testimonio. Y que es obligación de todos cuidar ese legado», según recogen los objetivos de la asociación Hispania Nostra.

El Código Penal concede una especial protección a los bienes que conforman el patrimonio histórico español. Por eso, se establece un capítulo específico para castigar los delitos que se cometen contra estos bienes. Las penas pueden ser: prisión de seis meses a tres años, multa de doce a veinticuatro meses o restauración del bien dañado a cargo de su responsable.