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Varias imágenes de José Rojo Martín 'Pacheta' con el Granada, el CP Salas y de niño. Pepe Marín/Archivo de la familia Pacheta
Historia del Granada CF

Un viaje a los orígenes de Pacheta

«Aprendió el fútbol en la era familiar en la que trillábamos», asevera Javier Rojo Martín, hermano del técnico Granada, en una entrevista exclusiva concedida a IDEAL para conocer su historia antes de su visita a Burgos

Jueves, 18 de septiembre 2025, 00:27

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La vida pasa exactamente igual que hace medio siglo en Salas de los Infantes. Municipio de la provincia de Burgos, uno de esos situados en la llamada 'España vaciada', alcanza los 2.000 habitantes; todo un hito como capital de la Sierra de la Demanda. La comarca se compone en su mayoría de territorios que apenas superan el centenar. Se trata de un pueblo rico en naturaleza, donde el pino se convierte en el protagonista absoluto del paisaje y las familias perduran. Allí se crio José Rojo Martín, vecino ilustrísimo y más conocido en el mundo del fútbol como 'Pacheta', un apodo que comparte con sus hermanos y que 'prestó' al estadio municipal.

Nunca supo la procedencia exacta de tal sobrenombre el actual entrenador del Granada, según aseguró él mismo en entrevistas pasadas. Este lunes regresa a El Plantío, su tierra, como rival. La urgencia acompaña la vuelta a casa, pues los rojiblancos miran al resto de clubes desde el fondo de la Segunda división. Además de la necesidad, la nostalgia jugará seguro un papel importante en el estadio donde el preparador vivió su primer acercamiento a la élite como futbolista del Real Burgos –ya extinto–, aunque no llegó a debutar. Un hecho de comienzos de los años 90 que repasa aún con verdadera admiración Javier Rojo Martín, el mediano de los hijos de Pedro y Petra.

«Que un chico de pueblo llegara a ser profesional en aquellos tiempos tiene mucho mérito. Nuestros padres no consideraban el deporte como algo esencial que te pudiera dar de comer, pero nunca nos lo prohibieron. Trabajábamos y jugábamos. Con las distancias que hay en Castilla y León, teníamos que salir temprano en autobús, durmiendo lo justo. José fue el que más alto llegó, el pequeño. Era distinto al resto, también a nosotros, quizás más brutos. La gente decía que yo era el mejor, pero él era más técnico y tenía un gran espíritu de superación que aún mantiene. Eso se lo enseñó el pueblo, no lo hay en las grandes ciudades», expresa a IDEAL.

Javier lleva varios años jubilado. Fue profesor de Educación Física en el IES Alfoz de Lara de Salas de los Infantes durante 25 años, labor que compaginó con su pasión por entrenar. «Actualmente dirijo al Juvenil del equipo del pueblo. Llevaba siete años sin hacerlo, pero vi a los chicos dar su máximo por las tardes, con el frío que pela aquí en la Sierra, y me ofrecí a llevarlos. Mi hermano Juan Antonio y yo llegamos a jugar aquí en Tercera; José, no. Estuvo en las categorías inferiores, pero arrancó su carrera en Lerma, a una hora de casa en coche. Siempre fuimos muy futboleros. Nos juntábamos en la era para competir por barrios y a veces el partido acababa a pedradas», rememora entre risas.

Pacheta, en el Espanyol junto a Pep Guardiola; con su familia al completo hace años; y de niño en la era familiar junto a Tuli, el perro de la familia. A. F.
Imagen principal - Pacheta, en el Espanyol junto a Pep Guardiola; con su familia al completo hace años; y de niño en la era familiar junto a Tuli, el perro de la familia.
Imagen secundaria 1 - Pacheta, en el Espanyol junto a Pep Guardiola; con su familia al completo hace años; y de niño en la era familiar junto a Tuli, el perro de la familia.
Imagen secundaria 2 - Pacheta, en el Espanyol junto a Pep Guardiola; con su familia al completo hace años; y de niño en la era familiar junto a Tuli, el perro de la familia.

Los 'Pacheta' crecieron entre animales y herramientas de labranza, un aprendizaje básico sobre el que empezó a sustentar su personalidad. «Nuestros padres eran agricultores. Se mataban a trabajar y no sacaban un duro, pero nos transmitieron la importancia de esforzarse en lo que uno hace. Venimos de la trilla. Nos tirábamos dos meses y medio separando el grano de la paja. Cuando quedaba toda la superficie lisa, sacábamos el balón. Ahí aprendió José a jugar. Era alto, con un cuerpo aguerrido, de trabajar la tierra. Aparte, dominaba el aspecto psicológico. Competía a un nivel altísimo sin que le costase; yo no era capaz. Todo, gracias a su polivalencia en el deporte», desvela Javier.

«De pequeño era muy abierto, se juntaba con más gente que nosotros en el pueblo. Era muy competitivo y se apuntó a varias actividades extraescolares. Hizo baloncesto, que le aportó inteligencia. También atletismo, que le enseñó a perder, ya que siempre hay alguien más veloz que tú. Aparte, mostraba empatía por los demás. Con todos esos factores adoptó un carácter crítico. No tenía intención de entrenar, pero se le veían maneras. Estaba preparado para solventar problemas, perfectamente podía dirigir un club», señala.

Un «ave fénix» y del Barça

Javier conoce múltiples secretos de su hermano pequeño. Alguno se puede contar, como su profundo sentimiento culé de la infancia. «No sé si sentía predilección por algún jugador concreto, pero sí recuerdo que era muy del Barcelona. Le gustaba. Luego, ya como profesional, se relajó y dejó de ser tan forofo. De hecho, su primer gol en Primera se lo marcó al Barcelona con el Espanyol, pero se lo anularon», cuenta, así como alguna anécdota que lo define por completo. «Se trataba de un chaval de 14 años que entrenaba con tíos de 25 por la noche, en pleno invierno y en el barro. Esa brega y ese nivel de sacrificio siempre lo han caracterizado, como cuando se marchó a Logroño. Dio clases un tiempo como maestro de taller de carpintería. Se llevó mi Citroën 2CV y lo pasó mal conduciendo con lluvia, nieve, hielo... Los inviernos aquí son duros. Es un ave fénix. Siempre renace», detalla.

Precisamente por eso, el mediano de los Pacheta no duda que conseguirá darle la vuelta a la tortilla en Granada. «El Burgos siempre estuvo en nuestro 'ADN', pero admito que ahora soy más del Granada que de ningún otro. Lo digo en Salas y donde sea. La situación es mala, porque los resultados no acompañan y es complicado trabajar así, pero tiene fortaleza de sobra para corregirlo. Tiene un equipo joven que necesita tiempo, porque los engranajes que utiliza funcionan en ciertos momentos. Hablo a menudo con él y estoy convencido de que mejorará. Nunca se da por vencido», afirma.

Los tres hermanos esperan poder volver a reunirse –los progenitores y la hermana ya fallecieron– a raíz de su visita a la capital burgalesa, aunque el fútbol lo copa todo. «Seguramente nos veremos con él antes de comer para poder charlar tranquilamente, aunque estará concentrado en el partido como siempre. Es un hombre de fútbol. En familia, no ha cambiado nada. Cuando viene al pueblo sale con sus amigos de toda la vida. Es una persona muy cercana, que sigue con su chica de siempre, Eugenia», cierra sin poder esclarecer su mayor misterio. «Hemos investigado y no hay manera de saber de dónde viene lo de 'Pacheta'», claudica.

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