Tres técnicos muy distintos una vez más

Como si no hubiera aprendido nada de la lección de la temporada anterior, el Granada volvió a destituir hasta dos entrenadores durante una misma campaña por segundo curso consecutivo. Los rojiblancos pasaron de la inexperiencia de Guille Abascal, novato en el fútbol profesional español a sus 35 años, a la supuesta garantía de Pacheta como alma máter de su proyecto para el próximo ejercicio pasando por Fran Escribá, otro técnico muy curtido ya en los banquillos españoles.

Escribá vino a enmendar el horrible arranque con Abascal, pero siempre quedó la sensación de que el Granada no terminó de creer en sus auténticas posibilidades con él. Pacheta consiguió que algunos futbolistas dieran un paso adelante, pero le faltó tiempo.

Guille Abascal fue la arriesgada apuesta de Matteo Tognozzi para asumir la pretendida vuelta inmediata del Granada a Primera división y no le pudo salir peor.

El entrenador sevillano tomó el mando del equipo con mucha energía a sus 35 años, con las ganas de demostrar de vuelta a España el recorrido profesional que sí había tenido en el extranjero. Sin embargo, la pretemporada ya arrojó dudas pese a mantener a los mayores activos del club en la máxima categoría y, una vez en competición, únicamente sacó la victoria de la visita al Racing de Ferrol. Los rojiblancos perdieron con el Albacete y con el Huesca sus dos primeros partidos en Los Cármenes y los empates posteriores con el Deportivo y con el Málaga en el Zaidín, junto a otro en Elche de por medio, terminaron costándole el puesto a Abascal tras la sexta jornada.

El sevillano probó varios sistemas para su equipo pero nunca terminó de asentar un juego convincente más allá del infortunio de que un penalti de Weissman en el añadido pudiera haberle dado un encuentro más de margen.

Fran Escribá sustituyó a Guille Abascal con la intención de ordenar el equipo que heredaba, y lo cierto es que lo consiguió. El Granada volvió a desaprovechar dos ventajas durante su debut en Burgos, sin pasar del empate, pero luego encadenó cuatro victorias consecutivas con tres porterías a cero. Los rojiblancos no eran brillantes pero sí efectivos, sin complicarse tanto como con Abascal, y poco a poco fueron escalando hasta las posiciones de ascenso directo incluso.

Sin embargo, las derrotas en Almería y Oviedo antes de Navidad devolvieron las dudas a la plantilla, y la rebeldía de Myrto Uzuni ya en enero dejó a Escribá desprovisto de su salvador muchas tardes. La 'manita' en Córdoba tuvo ya al entrenador contra las cuerdas, pero las victorias en Los Cármenes le mantuvieron al frente del equipo aun con más salidas decepcionantes a Cádiz y Tenerife. Los triunfos en Albacete y Cartagena no maquillaron del todo las dudas a domicilio, y la derrota con el Eibar en casa tras la de Málaga terminó condenándole.

Pacheta accedió a dirigir al Granada a falta de tres jornadas y para las dos temporadas siguientes sin nada que perder. Rechazó una primera oferta en septiembre para reemplazar a Guille Abascal, cuando finalmente firmó Fran Escribá, pero el club le ofreció un proyecto de futuro y al entrenador le convenció la posibilidad de construir desde cero ya fuera en Primera o en Segunda división.

Pacheta insufló la energía que le caracteriza y se ganó pronto tanto a los futbolistas como a los aficionados. Las victorias en Riazor y en Los Cármenes contra el Castellón devolvieron al equipo el derecho a depender de sí mismo para jugar el 'play off' de ascenso en la última jornada de Santander, y un gol de Rebbach durante el primer minuto lo puso en bandeja, pero los rojiblancos fueron derrumbándose como reflejo de la temporada hasta la contratación de su tercer entrenador. Ahora, implicado en la confección de la plantilla como un miembro de la comisión deportiva más, Pacheta quiere construir un equipo a su gusto como líder.

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