Rochina: el hijo pródigo vuelve como un futbolista más completo
Perfil ·
El mediapunta valenciano fue feliz en Granada y ha hecho todo lo posible para regresar, una apuesta que ha visto recompensada; será presentado el martes, en Los Cármenes y con aficionados
A Rubén Rochina (Sagunto, Valencia, 1991) se le puede considerar un hijo pródigo del Granada CF. Ni nació en la ciudad ni se formó en las categorías inferiores del club, pero en esta tierra y con la camiseta rojiblanca horizontal fue feliz y a veces eso es lo único que importa. Llegó con 23 años después de haber dado demasiadas vueltas en el fútbol a esa edad y encontró un segundo hogar que todavía, cinco años después de marcharse, siente como tal. Recibió una oferta estratosférica del Rubin Kazan ruso recién iniciada la era china en la entidad e intentó quedarse, pero la dirección de entonces no estuvo dispuesta a compensar el sacrificio personal que él sí procuró hasta cierto punto. Se fue con el alma encogida y bajo la promesa del regreso, ese que barajó en distintas ocasiones hasta hacerse realidad ahora. Rubén Rochina ha vuelto a casa.
Aunque la propiedad del club sigue siendo asiática, han cambiado muchas cosas en estos cinco años tanto en el Granada como en la vida del mediapunta valenciano. Ha cumplido los treinta como una versión mucho más madura del jugador que conoció Los Cármenes entre 2014 y 2016. Firmó libre tras desvincularse del Blackburn Rovers de la Championship inglesa en lo que fue el culebrón del verano granadinista. A Inglaterra se fue en busca de la oportunidad que no le facilitaba Luis Enrique en el filial del FC Barcelona pese a que le hizo debutar en Segunda B con solo 17 años. El asturiano ya tenía por entonces a Robert Moreno como segundo entrenador, con quien ahora Rubén Rochina se reencuentra. Su ahora entrenador en el Granada todavía recuerda un partido en el que el valenciano le hizo cinco goles como rival en un encuentro de la Liga Nacional juvenil.
En aquellos primeros años, Rubén Rochina era un delantero centro goleador que a base de machacar redes pasó de las categorías inferiores del Valencia –donde recaló desde el equipo de su pueblo– a La Masía. Poco a poco fue iniciando su conversión en un mediapunta de talento al que todavía se reconocía por poseer un cañón en la zurda. Mientras perteneció al Blackburn Rovers alternó la Premier con la Championship y dos cesiones en Primera con el Zaragoza y el Rayo Vallecano, donde despuntó de la mano de Paco Jémez tirado a la banda derecha pero con libertad de movimientos.
Al Granada llegó libre en 2014 para encontrarse con Joaquín Caparrós, que hizo poco por entender su fútbol. Le ató a la banda en un innegociable 4-4-2 y, aunque debutó con un golazo en la remontada de la primera jornada frente al Deportivo en Los Cármenes, fue perdiendo protagonismo poco a poco mermado también por unas lesiones musculares hasta entonces inéditas en su carrera. Abel Resino le reubicó como mediapunta meses después pero fue con José Ramón Sandoval cuando emergió su mejor versión aquel curso, con el inolvidable gol desde el centro del campo en Anoeta a la Real Sociedad para encaminar la permanencia. En la campaña siguiente adoptó un rol de 'quaterback' para lanzar a la espalda del rival a Youssef El Arabi, Isaac Success o Adalberto Peñaranda. Siguió siendo importante para José González cuando este relevó a Sandoval, vital en triunfos clave ante Las Palmas o Levante en Los Cármenes. Hizo seis goles, por los dos del curso anterior, y se ganó el cariño de toda la afición.
Dinero ruso pendiente
Tuvo un reencuentro fugaz con Paco Jémez en la pretemporada siguiente, ya con la propiedad asiática. Javi Gracia, entrenador del Rubin Kazan ruso, se había enamorado de él. Aunque el club se remitió de inicio a su cláusula de rescisión de diez millones de euros, finalmente pactó su salida por 8,5 con un 15% para el Blackburn Rovers, pactado en su desvinculación del conjunto inglés. Aquel dinero fue llegando desde Rusia a cuentagotas, con denuncia rojiblanca ante la FIFA incluida. De hecho, el Granada contempló si le correspondía parte del traspaso posterior al Levante en 2018 por algo más de un millón. La salida de Javi Gracia tras una única temporada fue determinante para que Rochina buscase su regreso a España en un mercado invernal año y medio después de su aterrizaje allí.
En el Ciudad de Valencia convivió durante unas pocas semanas con Juan Ramón López Muñiz, pero el entrenador con el que ha compartido sus tres últimos años de fútbol es Paco López. Un técnico atrevido que prioriza un fútbol de ataque y control del balón. Este le tuvo siempre como a un futbolista importante, a medio camino entre la banda derecha y la mediapunta con labores de organizador, hasta que Rubén Rochina decidió que no iba a renovar su vinculación con el Levante y perdió protagonismo. El Granada de Diego Martínez ya tanteó su fichaje el verano pasado al quedarse un solo año de contrato, pero la entidad levantinista no estuvo dispuesta a facilitar el traspaso con la esperanza de convencerle para que aceptase su oferta. Con el equipo valenciano hizo diez goles en este tiempo; el más especial fue al Granada en Los Cármenes, un zambombazo imposible para Rui Silva que no celebró ante su antigua afición, poco antes de la pandemia.
Rubén Rochina nunca rompió su vínculo emocional con el Granada, para el que siempre tuvo mensajes de cariño en redes sociales aunque perteneciese a otros equipos. Visitó a sus amigos en la ciudad siempre que pudo. Fue paciente en el actual mercado y desechó ofertas superiores porque se había empeñado en volver a la que considera su casa. En concreto, a la que mantuvo desde que se fue en Peligros y que fueron ocupando el exvicepresidente Kangning Wang y Roberto Soldado, que ahora luce el dorsal '16' que Rochina dejó libre en el Levante. Más veterano y por tanto más sabio, Rubén Rochina regresa a Granada con la ilusión de hacerse un sitio con Robert Moreno y tras haber visto al 'EuroGranada' de Diego Martínez con melancolía en la distancia. Por ahora el catalán descarta la figura de un mediapunta al uso en sus sistemas, aunque Rochina puede adaptarse a la banda o como interior. Estaba dispuesto a todo por volver y seguirá dispuesto a todo por jugar.
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