Los inmigrantes salvan la cosecha del espárrago en Granada ante la falta de mano de obra
El 40% de los mil trabajadores de la cooperativa de Los Gallombares son internacionales y la falta de mano de obra local eleva cada año este porcentaje
Las líneas de la cooperativa de espárragos Los Gallombares de Loja recuerdan a las imágenes de aquellos antiguos anuncios de United Colors of Benetton que reunían a personas de distintas edades, razas y nacionalidades para hacer una oda a la diversidad y la multiculturalidad. El inicio de la campaña del espárrago verde ha convertido el gran almacén de diez mil metros cuadrados en una pequeña ONU en la que se escucha hablar indistintamente en árabe, ruso o español con mil acentos. La campaña del espárrago ha comenzado con un mes de retraso por las lluvias pero estos primeros rayos de sol primaverales están haciendo brotar con fuerza el cultivo en los campos. De forma paralela se pisa el acelerador en el almacén donde en apenas unas semanas se llegará al pico de la campaña y se necesitarán mil trabajadores diarios para manipular espárragos hasta el próximo mes de junio. La cosecha viene con excelentes perspectivas de producción pero también marcada por el problema de la falta de trabajadores, que genera incertidumbre tanto a los agricultores como a las cooperativas, que también se las ven y desean para cubrir todas sus líneas.
En Los Gallombares generan más de cien mil jornales por campaña que suponen un pilar de empleo para las mujeres rurales del Poniente pero les faltan manos y el departamento de Recursos Humanos las busca hasta debajo de las piedras, tirando del boca a boca y las redes sociales. Los inmigrantes que tienen regularizada su situación en el país y encadenan el espárrago con otras campañas agrícolas en la propia provincia o en Murcia y Valencia integran una plantilla con un perfil cada vez más internacional. El 40% de los trabajadores son ya de fuera de España y el porcentaje crece cada año.
Saarra Zarfa Argelia (23 años)
«Con este trabajo me pago mis estudios como actriz»
La joven argelina Saarra Zarfa salió hace cuatro meses de su país persiguiendo su sueño de ser actriz. Estudia un máster de teatro en Granada y la recomendación de un amigo le ha llevado hasta la cooperativa Los Gallombares, donde afronta su primera campaña del espárrago con un contrato que le ayuda a pagarse sus estudios y la estancia en la capital. «De ocho y media a diez voy a clase y luego me vengo en coche a Loja con otros compañeros. Empezamos el turno en la cooperativa a las doce y estoy muy contenta, pero por la tarde con lo de estudiar y trabajar estoy muerta», explica entre risas. Saarra habla español perfectamente y se ve en Granada por lo menos en los dos próximos años, mientras concluye su formación.
Nadia Uuriniche Aitel Alouia Marruecos (36 años)
«Esta campaña es fundamental para la economía de la familia»
La marroquí Nadia Uuriniche es una de las veteranas en las líneas de manipulado de la cooperativa Los Gallombares, donde pone una de las notas de diversidad cultural con su pañuelo cubriendo la cabeza. Es su novena campaña. El espárrago es tradición familiar, ya que fueron sus padres los que llegaron desde Marruecos al pueblo granadino hace 23 años para trabajar en las campañas de la cooperativa San Isidro. Criada en Loja, es una vecina más. Aquí conoció a su marido, también marroquí y sus tres hijos son españoles. El espárrago es el pilar económico de su familia, ya que ella trabaja en el almacén y su marido en el campo. «En Loja no hay muchas más opciones, el espárrago y la aceituna, por lo que los ingresos de estos meses de campaña son fundamentales para la familia, hay que aprovechar cuando hay trabajo. Después cobro la renta agraria y estoy con los niños en la casa», cuenta.
Ousmane Diallo Senegal (30 años)
«En España el campo está quedando para los inmigrantes»
El objetivo de Ousmane Diallo era trabajar en España y le daba igual donde, la fuerza y las ganas de aprender le sobran. Su tío, que trabajaba en Los Gallombares, le recomendó y en la cooperativa le hicieron la oferta que buscaba, por lo que es un habitual en las campañas del espárrago desde 2021. «No venía con ninguna idea determinada de un sector, solo tenía ganas de trabajar», asegura el joven, que dejó Senegal, donde era profesor de árabe, para mejorar su vida y la de su familia. Vive en el barrio del Zaidín, comparte pisos con otros compañeros y va y viene cada día a Loja. «Yo tengo coche propio pero mucha gente tiene problemas con el transporte, un autobús gratuito ayudaría», esgrime. Cuando concluye la campaña del espárrago sigue con las de los hortícolas de verano en Zafarraya y después con la aceituna. «El campo es duro y la gente en España no lo quiere, cada vez está quedando más para los inmigrantes, pero yo estoy contento», esgrime.
Ekaterina Masterova Rusia (34 años)
«Las condiciones son mucho mejores que en la hostelería»
La rusa Ekaterina Masterova es cocinera de profesión y, por lo que cuenta, ha tenido la mala suerte de toparse en España con algún sinvergüenza que no hacen honor al nombre de empresario. Lo que relata más que la hostelería parece la jungla: jornadas maratonianas, trabajo sin dar de alta a la Seguridad Social o con contratos de dos horas para en realidad trabajar doce... Cuando se le cuenta que el convenio de la hostelería en Granada fija sueldos en torno a 1.700 euros al mes para un cocinero primero pone cara de sorpresa y luego suelta una carcajada. «Eso no lo he visto en la vida». Con esa experiencia previa no es de extrañar que condiciones de una cooperativa tan seria como Los Gallombares le parezcan el paraíso. «Es la primera vez que estamos en el almacén manipulando espárrago pero estoy muy contenta. La diferencia con lo que yo he vivido en la hostelería es muy grande. Aquí todo es totalmente legal, te dan la ropa, el equipamiento, los descansos, si echas más horas te las pagan... Acabo de empezar pero si me llaman volveré», asegura convencida. Aunque vive en Ogíjares desde hace 17 años y su marido es español sigue muy unida a su país –ni ella ni sus compañeras quieren hablar de la guerra– a donde quiere llevar a sus hijos pronto.
Xiomara Noguera Venezuela (43 años)
«En Venezuela nos ha tocado emigrar»
La de 2025 es la tercera campaña del espárrago para Xiomara, que desde que llegó a España se ha buscado la vida en el campo. Se enteró que las cooperativas buscaban trabajadores a través de las redes sociales y está muy agradecida «por la oportunidad» y la acogida. «No es que me viniera a trabajar en el espárrago por decisión propia, es que en Venezuela nos tocó emigrar. La economía está hundida», señala Xiomara, que a diario va y viene al trabajo en Loja desde Santa Fe, donde reside. En Venezuela estaba empleada en una agencia de aduanas y admite que le gustaría volver a trabajar en su ámbito, que es el comercio exterior, pero mientras tanto el campo le parece una buena opción. Del espárrago del Poniente se pasa a los ajos de la Vega. «En Los Gallombares he encontrado un equipo que trabaja con pasión, responsabilidad, compromiso y con objetivos conjuntos, estoy muy agradecida por darme la oportunidad cada año de formar parte de su proyecto», esgrime.
Enzo Duarte Argentina (24 años)
«Mi familia está feliz en Loja, aquí se vive muy bien»
El argentino Enzo Duarte es uno de los benjamines de la cooperativa Los Gallombares. Esta es su primera campaña del espárrago pero a Loja llegó hace ahora tres años. «Mi padre es psicólogo y vino a España con mi madre, a trabajar. Al año siguiente vine yo con mi perro», explica con una sonrisa el chico, que es Buenos Aires. «En Argentina está muy mal la economía, la seguridad y mis padres decidieron venir a España. Aquí en Loja vivimos muy tranquilos, estamos muy contentos», relata. La campaña del espárrago es una oportunidad de meter un sueldo en casa para el joven, que va a comenzar a estudiar Nutrición. «En la cooperativa nos llevamos muy bien, he hecho amigos y en Loja la gente es muy apañada, estamos muy contentos». Su novia también es de Loja por lo que su futuro lo ve en el Poniente granadino.
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