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#Mentalizados

La pandemia invisible de la mente

Salud mental ·

Los diagnósticos de ansiedad y depresión han crecido un 40% en Granada, donde una de cada cuatro consultas generales está ya relacionada con estos trastornos

Sergio González Hueso, Dibujo: jegarvi y animación: carlos valdemoros

Granada

Viernes, 28 de enero 2022

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Simone Biles cayó de pie, pero estuvo a punto de no hacerlo. Como tantas veces, había desafiado varias leyes de la física en uno de esos saltos tan fotografiados. La diferencia aquel día fue que ni el vuelo, ni mucho menos el aterrizaje, salieron como estaba previsto. Perdió el equilibrio tras su viaje. Y aún hoy, muchos meses después, sigue luchando por recuperarlo. Del mismo modo que lo hacen Amador, Nita, Isaac o Laura, entre otras muchas personas, que no son deportistas de éxito sino gente anónima que simplemente tienen como punto débil la salud mental. Y con eso tienen que lidiar.

Los datos hablan por sí solos: la pandemia ha disparado trastornos como la ansiedad o la depresión o ha empeorado cuadros de otras alteraciones como la esquizofrenia, el TOC, la bipolaridad... El Centro de Estudios Andaluces ha elaborado recientemente un informe sobre las repercusiones psicológicas de la covid-19. En sus conclusiones se pone de relevancia que un 37,1% de la ciudadanía presenta hoy algún grado de depresión y un 38,78% manifiesta sufrir cuadros de ansiedad. Tasas que «sobrepasan los propios de las circunstancias previas a la pandemia» y causa principal de que el 53,94% de los 3.600 andaluces que participaron en la muestra analizada reconocieran un mayor «malestar psicológico general» tras los primeros compases de esta crisis, según las conclusiones del estudio.

Juan Manuel Guiote, psicólogo y profesor de la UNED, explica que la pandemia es un «estresor de gran magnitud». Es decir, es un cóctel de mezc la letal para la salud mental. Según indica este profesional, que coordina la sección de Psicología Clínica y de la Salud del Colegio de Psicología de Andalucía Oriental, cuestiones como la «incertidumbre sostenida, la distancia social o el miedo» exacerban problemas como el aislamiento o la ansiedad. Salud tiene los datos. El incremento de la demanda ha provocado que en Granada hayan aumentado en un 40% los diagnósticos de ansiedad y depresión.

El sector pide más recursos para atender a un problema de salud pública que concierne a toda la sociedad

Pero además, muchas personas que ya tenían un trastorno mental grave, como la esquizofrenia o la distimia, entre otros, han empeorado. Y en parte es por la «precariedad» del sistema sanitario, denuncia el sector. «Es que no hay recursos suficientes. El sistema hace aguas», critica el presidente de la Asociación Granadina de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Agrafem), Baldomero Martos. A IDEAL le explica que estos problemas se arrastran desde hace décadas, aunque hoy parezcan nuevos a raíz del empeoramiento general de la salud emocional de la sociedad.

Martos se remonta a los años 80, cuando se impone un nuevo sistema para abordar estas enfermedades de forma más integradora. Se cierran los llamados manicomios, pues el objetivo era normalizar el tratamiento de estas personas, algo que supuso un cambio de paradigma, pero también un revés: a estas buenas intenciones «no se las dotó de recursos suficientes» para poder cumplir las expectativas, lamenta el presidente de Agrafem. Veterano en estas lides, ve increíble que a estas alturas de la película no haya «un psicólogo en cada centro de salud». De la carestía de profesionales también habla Guiote, que echa mano de las ratios para ponerse en situación: «En España –advierte– hay seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, mientras que en Europa esta cifra asciende a 18». El problema, según alerta el sector, es que con este déficit estructural actual de especialistas, que sería aún más acusado en Andalucía, se tiene que hacer frente cada vez a más consultas. Recientes informes del Ministerio de Sanidad, tras analizar casi cinco millones de historias clínicas, concluían que una de cada cuatro visitas al médico hoy están relacionadas con trastornos de salud mental. De acuerdo con Salud, en Granada estas consultas han aumentado con la pandemia un 22%.

«En Andalucía hay seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, mientras que en Europa esta cifra asciende a 18»

Baldomero Martos

Presidente de la Asociación Granadina de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Agrafem)

Es como una tormenta perfecta. Los casos han crecido y los pocos medios que había ya resultaban insuficientes. «La atención recae sobre médicos sin preparación en este campo, lo que está provocando una prescripción excesiva de psicofármacos», explica Guiote, que desliza una pregunta retórica: «¿Cómo es posible que los antidepresivos sean cada vez mejores y a la vez las personas con estos trastornos estén creciendo?», apunta. Bidafarma tiene cifras que sustentan este «reduccionismo farmacológico». En los últimos cinco años, la venta de los ansiolíticos ha crecido un 12% en Granada. Se ha pasado de 962.710 unidades en 2017, a 1.075.000 el año pasado.

Demandas

¿Y qué se puede hacer para paliar estos problemas? Para la falta de profesionales, Guiote pide «triplicar las plazas PIR, consolidar el empleo y estabilizarlo, así como aumentar la tasa de reemplazo total de quienes se jubilan», señala. Aurelio López es el presidente de la asociación TOC Granada y cree que lo que deberían hacer las administraciones es invertir más en investigación y en subvenciones a las entidades que trabajan con estos ciudadanos. También opina que en la sanidad pública granadina faltan unidades de atención específicas para tratar distintas patologías.

«La atención recae sobre médicos sin preparación en este campo, lo que está provocando una prescripción excesiva de psicofármacos»

Juan Manuel Guiote

Psicólogo y profesor de la UNED

Baldomero Martos, presidente de la asociación de salud mental más longeva de la provincia, Agrafem, además de solicitar a las instituciones que apuesten de verdad, es decir, con recursos, por este colectivo, demanda que a los pacientes se les haga un seguimiento más continuo de su enfermedad. Pues en la mayoría de casos, denuncia, acaban perdidos en un limbo del que no salen nunca. Por su parte, Marisol Casas, fundadora de Granabip, entidad que empezó atendiendo a personas con trastorno bipolar, pero que ya también ayuda a otros pacientes con otras patologías, insta a la sociedad a que derribe sus tabúes y que ayude a desterrar el estigma que persigue a la salud mental. Está segura, afirma, de que si la gente se acercara más a estas personas llegaría a «respetarlas» e incluso a «amarlas».

Cabeza con lluvia. JEGARVI

«La Tormenta de mi cabeza»

Así lo explica Jesús García Villar, JeGarVi: «Todos en algún momento de nuestra vida tenemos alguna tormenta, algún diluvio o algún día nublado dentro de nosotros. Cuando no hay salud mental, cada vez la nube la sientes más, más, y más grande. No para de diluviar. No paran de caer truenos. No ves que en ningún momento escampe. La lluvia no para de caer, y el agua se acumula sin cesar. Hasta que llega al tope, al límite, el vaso se colma y sólo se aprecia una parte de esa enorme tormenta incesante a través de esas pequeñas lágrimas que nos salen por los ojos. Unas lágrimas como vía de escape y como salida a esa enorme nube que dentro de nosotros no deja de soltar lluvia, lluvia y más lluvia. Una tormenta por dentro que no para y que sólo se puede llegar a mostrar con alguna de esas lágrimas, porque ya el agua no nos coge dentro».

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