Ley trans: un antes y un después
IDEAL recaba los testimonios de dos mujeres trans que se han encontrado con una burocracia muy distinta para poder cambiar de nombre y género
Luisa Fernanda Arrautt, de 52 años, es una de las primeras solicitantes en la provincia para cambiarse el nombre y el género en el Registro Civil de Granada desde la entrada en vigor, el pasado 2 de marzo, de la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, más conocida como la 'ley trans'.
La nueva norma simplifica los trámites de un modo extraordinario y Luisa Fernanda, de origen colombiano y que huyó de su país por el clima de intolerancia que existe contra su colectivo, no tardó en iniciarlos en cuanto la nueva ley fue publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE), gracias a la ayuda y asesoramiento de una entidad.
Tenía cita el 9 de mayo, pero no pudo realizar el trámite por la huelga de funcionarios judiciales. Lo intentará nuevamente en estos días para convertir Luis Fernando en su 'deadname' y figurar, a todos los efectos legales, con el sexo femenino, en el que en realidad habita desde la niñez.
El próximo mes de noviembre hará cuatro años que vino a España. Antes de residir en Granada capital, estuvo un tiempo viviendo en la malagueña Costa del Sol, en Torremolinos. «Vine acá porque la verdad yo en Colombia soy líder de la comunidad LGTBI y allá estaban asesinando muchos a las chicas trans, por la intolerancia y el machismo que existe», indica.
Luisa Fernanda pudo hacer ese viaje gracias a la ayuda de su familia, que siempre le ha apoyado. «Llegué aquí y fui bien recibida aquí en España; me gusta y me siento bien; no siento esa discriminación de allá«, añade, al tiempo que desvela que tras instalarse en nuestro país solicitó asilo y le fue concedido.
En su tierra natal, en Colombia, no pudo dejar de llamarse Luis Fernando, ni de ser mirado con desdén. Pero cuando llegó a Andalucía se sintió acogida desde el primer momento y siempre le han preguntado cómo quería que le llamaran. «En Colombia, así se den cuenta de que eres una chica trans, que eres femenina, te llaman así de forma despectiva. Aquí hay más respeto», afirma.
«Yo tengo mi personalidad bien definida y no lo hago ni por mí, sino por las personas que están a mi alrededor, que cuando me ven dicen: ¿pero eres una tía?», subraya Luisa Fernanda a la hora de explicar por qué pasará en unos días por el Registro.
«Yo me siento una mujer desde que tengo uso de razón», expresa Luisa Fernanda, que tiene otros seis hermanos. «Mi familia siempre me ha aceptado, aunque al principio fue muy duro», añade, al tiempo que critica la hipocresía que sigue habiendo en la sociedad. Hay personas, como subraya, que dicen comprender a su colectivo y ser tolerantes, pero que se horrorizan ante la posibilidad de tener un hijo homosexual.
Luisa Fernanda siempre ha estado satisfecha con su cuerpo y con quien es. «Lo que se ve no se pregunta», apunta, para tildar de «excelente» la aprobación de la nueva norma que le permitirá aparecer en la documentación con su verdadero yo.
La ley trans simplifica los trámites para una modificación que antes requería de más papeleo: informes médicos y un tiempo determinado de hormonación, como el que exigieron a la concejala del Ayuntamiento de Granada Sandra Rodríguez Salas, que cambió su nombre y género en 2014 y que también ha ofrecido su testimonio a IDEAL.
Ambas encarnan el antes y el después de una norma tras la que se ha producido un incremento de solicitudes en el Registro Civil de Granada (que depende del Juzgado de Primera Instancia número 5) y casi todas para cambiar de varón a mujer. En los dos últimos años, la cifra no superó la media docena.
En concreto, según los datos que maneja el referido órgano judicial, en 2021 hubo seis casos de cambio de nombre y sexo, así como otros tantos solo del nombre. El año pasado fueron tres los casos de cambio de nombre y sexo, y seis de solo nombre.
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