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1. Más flamenco en el barrio flamenco por excelencia

Si le preguntan a un guía turístico cuál es el mejor plan para una noche en Granada, la respuesta es la misma: una zambra en el Sacromonte. El flamenco es la oferta turística nocturna por excelencia de la ciudad, y el barrio es un escenario representativo de este arte tan carismático. Pero, ¿y si llevamos el flamenco a otros lugares? Un gran museo del flamenco, actividades en calles y plazas y aprovechar los parajes naturales para crear experiencias únicas.

2. Una formación superior como modelo de crecimiento

Como cuna del flamenco, el Sacromonte podría apostar por la formación para impulsar una 'reinvención' modélica. Una formación superior, reglada, lúdica, esporádica y experiencial en torno al flamenco o con el flamenco como contexto, además de ofrecer oportunidades de empleo a los habitantes del barrio, convertiría a la ciudad en puerto de conocimiento en el que alumnos y profesionales de todo el mundo arriben en busca de una experiencia formativa y vivencial irrepetible.

3. Una intervención blanda, con caminos de tierra, chumberas y mucho verde

Toda intervención que se haga en el barrio debe ser blanda, es decir, nada de hormigón ni granito para apostar por lo rústico y lo rural, por los caminos de tierra, las chumberas y la recuperación del resto de la vegetación típica de la zona. El Sacromonte no necesita grandes hoteles ni convertirse en una Disneyland: el barrio debe ser lo que siempre fue, una zona tranquila donde prime la naturaleza.

4. Aprobar un Plan Urbano Especial y Específico

Esta idea ha estado sobre la mesa en varias ocasiones a lo largo de los últimos 30 años: un Plan Especial del Sacromonte. Por sus características tan específicas, el barrio exige no solo ser parte del Plan General de Urbanismo, es decir, el que ocupa a todo el municipio, también necesita un plan que se preocupe exclusivamente de esta zona consolidada (una zona ya construida). Este plan podría tratar las necesidades exactas del barrio, muy diferentes a las del resto de la ciudad, al igual que ya se hizo con el Plan Especial Centro, por ejemplo, que dio bueno resultados.

5. Los vecinos, protagonistas del futuro del barrio

El Sacromonte atrae a visitantes de todo el mundo, todos los días. Pero, antes de ser un reclamo turístico, es el hogar de muchas personas. Los habitantes deben ser los protagonistas del futuro del barrio y de su consolidación como uno de los núcleos de la Granada cultural. Aquí entran en juego las cuevas, en las que vive personas de toda Europa pero, sobre todo, gente autóctona. Lo cierto es que la propiedad de las cuevas ha sido siempre un tema confuso y peliagudo, pero toda acción, consideran los analistas, debería ir de la mano del vecindario. En este sentido, abogan por una puesta en valor de esta tipología de viviendas.

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6. Más transporte público y mejores accesos al barrio

La mejora de los accesos al barrio es una de las ideas compartidas por prácticamente todos los participantes en este foro. Y lo hacen, una vez más, pensando en las dos vías: conjugar la protección del barrio y su entorno con un fácil acceso no solo para los turistas, sino también para vecinos y ciudadanía. Las restricciones del tráfico pueden dificultar la convivencia y el tránsito urbano, haciendo en algunos casos que la gente directamente no suba al barrio. Además de mejorar el servicio de autobuses actual, proponen ampliarlo en las horas punta, especialmente por la noche, cuando hay más actividad. Por otro lado, apuntan la posibilidad de ordenar un recorrido a pie, un paseo controlado que sirva de guía al visitante.

7. Un aparcamiento para vecinos y trabajadores en el campo de fútbol

Si el tráfico y los accesos es un reto para mejorar la vida en el barrio, el aparcamiento no lo es menos. Un tema fundamental porque, en ciertos momentos del día, toda opción de bajarse del coche queda completamente anulada, provocando un colapso irremediable. ¿Cómo solucionarlo? Un parking que sirva principalmente para vecinos y trabajadores. ¿Dónde? Dos propuestas: en el campo de fútbol –que está en desuso– y en la explanada del colegio Ave María.

8. Darle vida al Sacromonte durante la mañana

Hoy por hoy, el Sacromonte vive principalmente por la noche, con las zambras y los restaurantes. Sin embargo, cada mañana cientos de personas recorren el barrio para descubrir cuevas y calles con un embrujo único. El problema es que de la Vereda de Enmedio o la cueva de Curro Albaicín, poco más hay que ofrezca algo al visitante. El barrio es lugar único con unas características tan especiales a las que se les podría sacar más partido, o al menos así lo creen los guías turísticos, que echan en falta más oferta: mejorar y potenciar los caminos y miradores, la Fuente de la Amapola, paseos temáticos y dar más importancia a lo museístico y paisajístico.

9. La cultura gitana más allá del cante y del baile

El Sacromonte es un barrio con las raíces a flor de piel. Su máxima expresión está en los tablaos, donde el duende gitano embelesa al visitante con cante, baile y música. Sin embargo, faltan espacios que hablen de la cultura gitana más allá del flamenco. Museos y centros culturales sobre la el origen, la historia y la importancia gitana en el mundo. Por el momento, hay un Museo de la Mujer Gitana y el Museo Cuevas del Sacromonte, que, según los participantes, se podrían enriquecer mucho más.

10. El valle del Darro y los restos arqueológicos, tesoros a proteger

En estas propuestas para lograr que el Sacromonte brille como nunca sin perder su esencia, varios participantes –especialmente los urbanistas– ponen el énfasis en identificar precisamente lo que no debe hacerse, es decir, aquello que pondría en riesgo la autenticidad del barrio. En este sentido, hacen un subrayado especialmente llamativo en todo lo relativo a la naturaleza, en concreto a la relación del Sacromonte con el Darro y la colina de la Alhambra. Porque el barrio cuenta con un patrimonio cultural y natural apabullante: el bosque, el valle del río, los acueductos... pero también numerosos restos arqueológicos y heráldicos que todavía no han sido estudiados como deberían.

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11. El colegio Ave María, centro vertebrador del barrio

Si no es el colegio más bonito del mundo, debe estar entre los primeros puestos. El Ave María Casa Madre late en el corazón del barrio, extendiendo sus aulas y pasillos naturales por toda la ladera. Más allá de su labor formativa a lo largo de los años, el colegio aspira a ser un elemento vertebrador del barrio, no solo acogiendo eventos culturales y deportivos para todos sus habitantes, también ofreciendo el centro para el encuentro de agentes sociales propios del barrio: la asociación de vecinos, cofradías y hermandades, entidades sociales...

12. Más servicios y viviendas para que los jóvenes hagan vida allí

Uno de los grandes –grandísimos– retos del barrio es rejuvenecer sus calles. La población está envejecida porque los jóvenes tienden a mudarse a otros puntos de la ciudad con más facilidades. Vivir en uno de los barrios más bonitos del mundo debería ser un regalo, y eso se podría conseguir ampliando la oferta de servicios y comercios, más allá de la restauración, y mejorando, claro, el tema de accesos y transporte. Pero, sobre todo, para garantizar que en las próximas décadas haya niños y jóvenes que mantengan el barrio vivo es necesario un parque de viviendas accesible. Las nuevas familias deben encontrar opciones para instalarse en el barrio, tomar las riendas de las entidades ciudadanas, convivir con la gente mayor y, entre ambas generaciones, aprender y crecer. Hay que ofrecer alternativas de vida para atraer a los sacromontanos a su barrio. Una vez más, ellos deben ser los protagonistas del Sacromonte del futuro.

13. Negocios ilegales y problemas de seguridad

Este es, según los entrevistados, un secreto a voces: hay que regularizar los negocios de flamenco y de restauración. Hay, aseguran, muchos locales ilegales que ofrecen servicios de mala calidad, con abuse de precios y sin dar de alta a los artistas. Los empresarios de la zona piden una inspección seria de los negocios del barrio porque, dicen, abren sin permisos, ejercen una competencia desleal, incumplen los horarios y dan mala imagen al resto. Por otro lado, en el barrio lamentan que, desde hace poco, han puesto varios puntos de venta de droga, lo que provoca problemas de seguridad y malestar. Artistas, empresarios y vecinos piden a las entidades públicas que tomen cartas en el asunto.

14. Una nueva relación entre Granada y el Sacromonte

Si un amigo o familiar les pide un plan para su visita a Granada, hay varios destinos que aparecen rápido: la Alhambra, el Albaicín y el Sacromonte. Es una recomendación con la que no hay posibilidad de error. Sin embargo... ¿Cuándo fue la última vez que usted, granadino o granadina, subió a pasear por el Sacromonte? Hay que restablecer –o establecer, incluso– la conexión del resto de la ciudad con el Sacromonte, encontrar el camino para lograr que la sintamos nuestra, más allá de una bonita experiencia para los turistas.

15. La Abadía, la reina en lo alto del monte

El Sacromonte no sería lo mismo sin la abadía. Y no únicamente por el imponente edificio ni todo el arte, cultura y conocimiento que atesora en su interior. La Abadía del Sacromonte ejerce de faro del barrio y juega un papel luminoso y fundamental ya que es el destino que prevalece durante el día. El hermoso camino de subida está muy concurrido y merecería la pena generar un paseo ordenado que, al mismo tiempo, ponga en valor el barrio histórico. Y menudo atardecer.

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