La Alhambra es lo más parecido a la eternidad que Granada conoce. Después de ocho siglos en pie, lejos de ser unas ruinas es una construcción que mira al futuro y que innova a cada paso. Tras sus muros vetustos nacen investigaciones pioneras. Allí, las obras no se hacen con hormigón pero sí se analizan con láser. Una bombilla moderna choca si se coloca a lo largo de una visita que se controla con cámaras inteligentes. Con tanto pasado es momento de mirar al futuro.

Es ahora. El monumento debe definir cómo transitará por la próxima década. Cuántos visitantes entrarán cada día, cómo será la zona de taquillas o si habrá nuevas rutas o expresiones artísticas novedosas que antes no tenían cabida. Hay que avanzar y, para eso, se preguntará a los grandes expertos internacionales y locales sobre los diferentes puntales sobre los que se sostiene el monumento, construido en pretérito, que siempre dialoga con sus tiempos en futuro.

El Patronato de la Alhambra y el Generalife comenzará la semana que viene a mover la maquinaria para poner en pie este proyecto. El monumento viene de un plan director agotado y los nuevos avances tecnológicos son determinantes para diseñar un camino nuevo con unos parámetros basados en esa digitalización.

El antiguo plan se aprobó en 2007 y se alargó hasta 2020. Dos décadas más tarde de ese documento, la Alhambra tendrá un nuevo proyecto estratégico al que preguntar qué se puede y debe hacer con aspectos tan importantes como la conservación, la visita pública o la difusión.

El director del Patonato de la Alhambra y el Generalife, Rodrigo Ruiz-Jiménez, estima que el nuevo plan director estará listo en 2027. Los tiempos están ya definidos:

«Nosotros no partimos de ninguna conclusión ya dada. Tenemos nuestras ideas pero de lo que se trata es de hacer una reflexión de cuál es la Alhambra del futuro, que está dentro de la Granada del futuro. Realizar una visión social de lo que es el turismo, la conservación, de lo que significa ser patrimonio mundial», expone Rodrigo Ruiz-Jiménez.

El plan director será algo que definirá los trazos gruesos de los grandes proyectos y que hilará fino hasta llegar a la escala mínima de este territorio. El arquitecto conservador, Antonio Peral, pone las bases de lo que será este compendio de propuestas. «El proceso de evaluación abordará desde la simple reparación de un enchufe o una acera hasta algo grande con los componentes que tiene la Alhambra, que es un monumento de nivel mundial que tiene que abrirse todos los días de ocho de la mañana a ocho de la tarde para ocho mil personas cada jornada».

En 2023, los ingresos generados por la venta de entradas de todo tipo superaron los 37 millones de euros. De ahí que desde la Alhambra sepan que sus retos de futuro están vinculados a los de Granada y que son una potencia influyente en la economía de la ciudad.

Entre los aspectos que abordará el plan está cómo se interrelaciona el monumento con la economía de Granada. «Analizaremos la presión de tener que hacer balance entre la conservación del recinto y el disfrute y el peso que tiene como uno de los elementos fundamentales de la economía local», apunta el director del Patronato alhambreño.

El documento revisará el cupo de visitantes que debe o puede entrar cada día a la Alhambra. Ahora mismo está en 2,7 millones (2.763.500) al año pero es un volumen que no se revisa desde los años 90 cuando se estableció la visita tal y como ahora se conoce. «Es algo que habrá que estudiar y que es delicado. Si metemos más visitantes a diario, ¿perjudica a la ciudad porque la satura? ¿conviene a la capital porque son más turistas que consumen?», pregunta el director de la Alhambra.

Para ampliar o no el cupo, el plan tendrá que tener en cuenta la conservación del monumento, ante todo. Para esto contará con más información porque con la llamada 'gemela digital' de la Alhambra se puede estudiar el desgaste de unos zócalos sin necesidad de visualizarlo sobre el terreno y con matices como la contaminación ambiental. «El estudio que se hizo de Tuitiño, consistía en unos señores con un contador. Nosotros tendremos mucha información, parámetros, datos anónimos con gps, con cámaras térmicas... se podrá analizar con mucha información», avanza Ruiz-Jiménez. En cuanto a la aplicación de los avances tecnológicos como la inteligencia artificial, el documento determinará hasta qué punto se puede 'clonar' la Alhambra para experimentar.

«La simulación digital nos va a ayudar ya con el tema de la seguridad y también nos dará datos sobre el flujo de visitantes, pero hay que validar estos métodos porque los experimentos no se pueden hacer con champán», apunta el director. Según señala el jefe del servicio de Conservación, Antonio Peral, la tecnología aportará la información para tomar decisiones y modernizará la forma de llevar a cabo las obras de restauración. «Ya se utiliza en las cubiertas del Mexuar, donde vamos a hacer unos levantamientos con escáner. Antes íbamos con planes y ahora con la tablet», dice.

La visita pública, la conservación, la investigación y la difusión serán los campos que trabaje el plan director. Los congresos de expertos comenzarán la semana que viene y la adjudicación al equipo redactor se hará el año próximo.

Entre las dudas que se espera que resuelva el plan está el cómo conservar espacios. Si cerrar a cal y canto, sin mantener la visita con los andamios a la vista o si hacer por fases grandes o pequeñas. «La conservación debe ser preventiva, sin grandes traumas. Quirúrgica», anota el director. Todo habrá que verlo. Es el momento de tomar decisiones.

Habrá que abordar también temas delicados como el Atrio. «Una vez descartado ese proyecto, que no va a volver, hay que abrir una reflexión de cómo es la movilidad, la accesibilidad, cómo es la entrada al monumento. Qué experiencia queremos. Qué tipología de visitante hay. Hay uno que quiere entrar rápido y otro que quiere vivir otras cosas. Hay papás con niños y hay señores mayores... Roma no se hizo en un año. Aquí las cosas no se hacen lentas: es que se hacen con tiempo y reflexionando», aclara Rodrigo Ruiz-Jiménez.

En el plan se estudiarán nuevos accesos, rutas, paseos, el cómo ampliar la visita con ciertos elementos. Según añade el director de la Alhambra «tiene que haber una idea clara de qué es una buena experiencia». «No seremos un parque temático nunca y es importante que quede reflejado ahí. No hay que poner elementos que distraigan... pero vamos a abrir ese debate y todos los demás», propone.

El debate se abrirá a partir del 13 de noviembre, cuando se realizará el primero de los congresos, el de visita pública. La Alhambra afronta el reto de diseñar qué monumento quiere ser en la próxima década. Desde cuántos visitantes la pisarán hasta cómo será su relación con Granada, pasando por si será un gran contenedor cultural o si sumará espacios al recorrido. Todo un reto que, con el apoyo de las nuevas tecnologías, piensa abordar con la voz de los expertos y hasta el visto bueno final de los granadinos.

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