Historia de Granada
Lo que cuentan las piedras de las Vistillas: de iglesia a comunidad de vecinosEl estudio granadino Guía Consulting, dirigido por el arquitecto Luis Manuel Martín-Ferrer, investiga las raíces de este curioso edificio desde su construcción en 1538
El estudio de arquitectura Guía Consulting es el responsable de construir el mayor templo budista de Europa en Málaga y de las restauraciones de lugares emblemáticos como el edificio de Bib-Rambla donde se encontró el Arco de las Orejas o el edificio Costales; y son los ganadores del concurso y proyecto para rehabilitar el edificio de Correos. Este estudio ha buceado en la historia que guarda entre sus muros el Convento de las Vistillas. Luis Manuel Martín-Ferrer, responsable del estudio, considera que su transformación en un centro budista será «el proyecto de una vida», con el que tendrán que respetar al máximo la catalogación y la originalidad del inmueble. De ahí la exigencia «absoluta» a la hora de prepararlo todo.
José Javier Álvarez e Inmaculada Raya, miembros del estudio granadino, están trabajando en reconstruir la evolución histórica del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles, esto es, el Convento de las Vistillas. «Cualquier proceso de intervención en un bien inmueble de interés histórico, como es el caso del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles, ha de estar precedido de un conocimiento suficiente, no solo de la realidad material actual del mismo, sino de las modificaciones que se han ido produciendo a lo largo de su historia, en este caso desde su fundación en 1538 hasta la actualidad», aseguran.
El estudio, teniendo en cuenta este valor patrimonial y «con la intención de actuar de la forma más coherente y respetuosa sobre el mismo», ha decidido contar con un equipo de arqueólogos para realizar un completo estudio histórico-documental al que se sumará una intervención arqueológica.
Un arduo trabajo que ha llevado al estudio a rastrear información «en al menos nueve archivos históricos, diferentes bases de datos, fuentes planimétricas y fotográficas, etcétera».
A continuación destacamos ideas clave aportadas por los investigadores:
«El convento de Nuestra Señora de los Ángeles, de monjas franciscanas de la tercera orden, fue fundado en 1538 bajo el patrocinio del Comendador D. Rodrigo de Ocampo y su mujer Dña. Leonor de Cáceres, no obstante, la temprana desaparición de sus fundadores llevó a que la continuidad de las obras se hicieran por iniciativa, y escasos medios, de dos de las primeras hermanas, Sor Leonor de Saavedra y Sor Inés de Jesús, que apenas dos años después, 1540, pudieron instalarse en el monasterio.
Del edificio en esos primeros momentos sabemos muy poco, pero constaba de la Iglesia, en torno a la cual se desarrollaba la clausura, que en los primeros momentos, como suele ocurrir en los inicios de estas fundaciones, estaría formada por la unión de varias casas, con una huerta a sus espaldas, cerrada por una tapia o cerca, que pudo formar parte de muralla que cerraba el arrabal nazarí del Nady, o de la Loma, en el tramo comprendido entre la Puerta del Pescado y la de los Molinos».
Entre los siglos XVII y XVIII aun hay poca documentación, no así en el convulso siglo XIX:
«Ya en el siglo XIX, las noticias sobre el convento están vinculadas a la ocupación francesa y a los procesos de exclaustración que se llevaron a cabo en este siglo. Por un Decreto del 6 de junio de 1808 dado en Bayona, Napoleón proclamaba como Rey de España y de las Indias a su hermano José Bonaparte. Por razones fundamentalmente financieras, José I publicó el Decreto de 18 de agosto de 1809, por el que se suprimen todas las órdenes regulares, monacales, mendicantes y clericales en todos los dominios españoles. El efecto inmediato de la aplicación de este Decreto fue la exclaustración de los religiosos granadinos, entre los que se encuentra Nuestra Señora de los Ángeles.
Como resultado de este Decreto, la comunidad de religiosas tuvo que abandonar el convento y trasladarse al Monasterio de Santa Isabel la Real la noche del 24 de junio de 1810.
Durante los años de la ocupación francesa el convento fue usado como arsenal militar, como así consta en algunos documentos de archivo; y seguramente también tuvo un uso residencial, lo que causó importantes daños en el mismo, ya que cuando las monjas volvieron, de forma temporal (1813), encontraron el edificio convertido en una casa de vecinos y estaba muy destrozado».
A finales de 1837 se subastó el covento, que lo adquirió Vicente Vílchez y las monjas volverían definitivamente a su residencia en agosto de 1893, con el edificio destrozado. Así decían los documentos de la época: «En nada parecía un convento, sino una casa grande, donde habían vivido cincuenta familias durante sesenta años».
El periodo más reciente es, curiosamente, del que menos información disponen los investigadores. «La mayor parte de la información es referente a la realización de obras menores o de mantenimiento del edificio, e incluso la enajenación o venta de parte de la propiedad, lo que supuso una modificación de su parcela catastral. La comunidad de religiosas permaneció estable hasta finales del siglo XX, principalmente gracias a la incorporación de religiosas de otras comunidades hermanas, como las del Convento de Santa Inés, en 1943, o las del Convento de Santa Clara de Loja, en 1991. No obstante la crisis vocacional ya venía haciendo mella en la comunidad, haciendo inviable el mantenimiento de la institución lo que derivó finalmente en la extinción de esta comunidad religiosa en el 2018».
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