La universitaria que aprendió a estudiar y a cantar a distancia

Comienza a escribir una de las páginas más importantes de su vida. Es septiembre de 2019. Elena Flores inicia su etapa universitaria. Se ha matriculado en el doble grado en Ingeniería Civil y en Administración y Dirección de Empresas de la Universidad de Granada (UGR). Tiene ganas de aprender y disfrutar. Granadina del Zaidín, esta joven pasa los primeros seis meses de curso exprimiendo su etapa de libertad en las aulas.

Empieza las quedadas para hacer trabajos de clase, la rutina del metro y del autobús para ir al aula. Hace nuevos amigos. Las fotos que inmortalizaron aquellos primeros meses con el grupo de clase las mira hoy con nostalgia. Sin mascarilla y totalmente ajenos a la covid-19, que en marzo les (nos) encerraría en casa. Las clases se cortan el día 13 de marzo y no vuelven en todo el curso a la facultad. «Nos íbamos para quince días y no regresamos hasta septiembre. Nunca imaginé lo que iba a pasar», recuerda.

Elena sufre una doble pérdida en su día a día. Las clases en el conservatorio Ángel Barrios también cierran. Ella estudia canto y ha hecho oboe. En su formación artística tiene como referente a Mariola Cantarero y a otras grandes cantantes como Renée Fleming, María Callas, Montserrat Caballé y Jessye Norman.

El verano no es como el de otros años. Ve poco a sus amigos. «Por prudencia y por los cierres perimetrales de los municipios, hemos pasado muchas semanas sin vernos», lamenta la joven.

La banda sonora de Granada para estos meses dice que ha sido 'Lasciatemi morire', de Monteverdi. «Creo que encaja perfectamente por la desesperación que muestra ante el futuro que se cierne sobre el personaje, en música y letra», apostilla. Sigilo y tristeza. Los bares y garitos donde quedaba para los juegos de mesa o videojuegos cerraron. Se quedaron sin referentes, que en la nueva normalidad han cambiado por parques o balcones.

El día 21 de septiembre de 2020, Elena regresa a las aulas de la UGR. Nada es igual, pero ha vuelto. Cambia de carrera. Se había matrículado en el doble grado en Derecho y ADE. Duró poco esa 'nueva normalidad'. El 15 de octubre la docencia en la UGR volvió otra vez a ser on line.

«Es difícil mantener la concentración tantas horas delante del ordenador en las clases», cuenta. «Tras esas clases, tengo que estudiar, hacer trabajos… No es lo mismo prestar atención presencialmente que on line; noto que hay muchas cosas de las que me he olvidado, no se me quedan tan fácilmente en la memoria», agrega. «Solo he hecho una amiga este curso».

«No cambiaría matricularme en la Universidad a pesar de no haber podido tener mucha vida universitaria; espero que vuelva pronto y poder ir a clase, reunirnos para estudiar y también para divertirnos», afirma. Ha sido un año difícil, pero no pierde las ganas de aprender. Le quedan muchas páginas que escribir.