La familia numerosa que busca una casa tras la pandemia
Familia Conde Fernández ·
Para José Carlos Conde y Mónica Fernández, padres de cuatro niños, el año de pandemia ha sido un empinado tobogán en el que han hecho un esfuerzo 'extra' para conciliar sus trabajos con la atención y cuidado de los pequeños. Viven en un piso de la calle Primavera y ya se han replanteado su proyecto de hogarLos Conde Fernández no son una familia al uso. Tienen cuatro hijos y todos pequeños, de 3, 7 y 10 años. Tampoco en su hogar han vivido la pandemia como en todos los hogares, aunque hayan hecho las mismas cosas: que si pizzas, que si bizcochos, que si arcoíris... Las actividades en el hogar de Mónica Fernández y de su marido José Carlos Conde, de 43 y 47 años, han tenido un ritmo distinto al de los demás: porque había que multiplicar todo por cuatro.
Las 'cuatro paredes' de su piso de la calle Primavera de la capital se les quedaron pequeñas desde el primer día y, conforme avanzaba el confinamiento, se dieron cuenta de que, además de los toboganes del parque de al lado de casa, tenían uno enorme delante, el más empinado: vivir un año de pandemia marcado por la incertidumbre y el estrés. Los primeros meses fueron los más frenéticos y duros, como reconoce Mónica, que, a diferencia de muchos, adelgazó durante el encierro impuesto tras decretarse el primer estado de alarma. Su vida era un no parar con cuatro vocecitas reclamando su atención y ayuda para las tareas diarias del cole... y de la vida. En el piso no había sitio para el silencio, y amigos y conocidos llamaban a Mónica para decirle cómo se acordaban de ella, para solidarizarse con ese esfuerzo 'extra' de conciliación que todos imaginaban que estaba haciendo.
Febrero-2020
Fiesta de 40 personas | Última fiesta campestre de los Conde Fernández. Es como un hasta pronto sin saberlo.
Marzo-Abril 2020
Días de encierro y estrés | Con cuatro niños de 3 (las mellizas), 7 y 10 años, la pareja se afana en entretenerlos en las pausas de estudio y teletrabajo. Pizzas, arcoíris, manualidades y tartas caseras. Los primeros días son estresantes.
Teletrabajo y organización
Se organiza el uso de los dispositivos móviles. El padre es asesor de ventas en un concesionario y la madre, maestra. Hay que cuadrar horarios para atender a los pequeños y hacer turnos para las reuniones.
26 de abril 2020
El primer día bajo el sol | No salir de casa es duro. La primera salida es un regalo. Los niños sacan sus patinetes felices, pero con un horario establecido.
Junio 2020
Primera reunión familiar: 10 personas | Tras tres meses frenéticos de encierro, por fin, los Conde Fernández quedan con los suyos para el cumpleaños del abuelo.
Julio 2020
¡Las olas! | Después de picnics en el minibalcón, disfrutar de las olas es un lujo. Van a Almuñécar, a la playa del Tesorillo.
Septiembre 2020
Vuelta al cole | Los cuatro hermanos viven con ilusión el regreso. En la nueva normalidad, la familia ya piensa en comprar una casa y una autocaravana.
AUX STEP FOR JS
Ella es 'seño' de lengua extranjera en un centro de Primaria del Cinturón. Su marido, asesor de ventas en un concesionario de la capital. Y los dos tuvieron que hacer encaje de bolillo para cuadrar sus horarios de teletrabajo con las conexiones virtuales de las clases de sus cuatro pequeños. Crearon incluso un 'horario de cuarentena' para poner un poco de orden en jornadas que se convirtieron, muchos días, en montañas rusas de emociones, llantos, nervios contenidos, risas, besos, normas y un sinfín de actividades que volvieron la vida de los Conde Fernández más intensa si cabe.
Noticia Relacionada
Otras vidas cambiadas
Tanto, que el virus les ha hecho replantearse su proyecto de hogar: buscan una casa más grande, amplitud para tener «más libertad» de movimientos. «Hemos tenido que hacer los pícnic en el balcón», recuerda entre risas Mónica, mientras coloca las fotos de su año de pandemia en el álbum como quien acaricia la mejilla de un hijo. El piso en el que residen es arrendado y lo pagan con otro que tienen en propiedad y a su vez alquilado. «También queremos comprarnos una autocaravana», confiesa la mamá de Rubén, José Carlos y las gemelitas Emma y Mónica. «Y hasta hemos pensado ¡en un perro!», exclama incrédula Mónica, que siempre ha considerado que una vivienda grande era un «engorro» por la limpieza y ahora sueña con ella. Las excursiones al campo y a la playa se convirtieron durante varios meses en un lujo. Por eso, cuando se abrió la veda, «salimos –confiesa– como locos». «Hemos aprendido a apreciar las pequeñas cosas, como comernos un helado en un parque que ni conocíamos», indica. Durante este año su marido ha entrado y salido de ERTE y ahora los seis solo sueñan en salir y entrar de casa, pero de una nueva, antes impensable.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión