María Pérez: la niña de Orce ya es olímpica
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La brillante trayectoria de la marchadora granadina sigue con una fantástica actuación en su debut en unos Juegos después de haberse consolidado como la mejor especialista española sin discusión y mejor europea en 2018 y 2019Aquella niña era un animal competitivo. Jugara a lo que jugase, María Pérez (Orce, 1996) no toleraba perder ni en el patio de recreo. En sus años en el colegio Cristo de la Expiración de Galera, la ahora atleta olímpica en 20 kilómetros marcha le daba al fútbol sala o al baloncesto ya con ese genio competitivo que ahora le ha llevado a la cita del atletismo. No en vano su entrenador, Jacinto Garzón, se prendó de ella cuando siendo una cría la vio llorando, agotada y frustrada en un portal, porque se había cansado demasiado rápido en una carrera escolar que quería ganar sí o sí. Lloró como lo hizo en Sapporo tras verse cuarta, resignada a la medalla de chocolate. Le prometió que aprendería y que no tardaría en ganar. Por entonces era imposible sospechar hasta qué punto. Este viernes, en Sapporo (Japón), consiguió estrenarse en unos Juegos Olímpicos con solo 25 años. Su fantástica actuación, a ocho escasos segundos del bronce y con diploma olímpico, es un impulso maravilloso para todo lo que aún le queda por vivir. Ya mira hacia París 2024. Quiere una medalla olímpica comosea.
La carrera deportiva de María Pérez ha seguido una evolución brillante desde su primera competición internacional, en 2012, con solo 16 años. Fue por la Copa del Mundo sub-20 de Saransk (Rusia), cuando fue 29ª individual y sexta por equipos en la distancia de 10 kilómetros. Campeona nacional sub-18 aquel año y al siguiente, tanto en los diez como en los cinco mil metros, a golpe de cadera fue asomando un talento inabordable. A su pulidísima técnica, tan característica de la escuela de Guadix, sumaba un tesón que siempre la diferenció del resto, y todavía al más alto nivel como se vio en Sapporo mientras se sucedían la amonestaciones y penalizaciones para sus rivales.
Aún como sub-20 fue dando pasos en la Copa de Europa de Dudince (Eslovaquia) en 2013 cuando fue duodécima y cuarta por equipos y en la Copa del Mundo de Eugene (Oregón) donde acabó quinta en 2014, cuando también ganó la medalla de plata por equipos en Taicang (China) con un noveno puesto individual. Fue en Murcia, por la Copa de Europa de 2015, cuando reunió el éxito personal y colectivo con un bronce para ella sola y una plata junto a sus compañeras. María Pérez se acostumbró a los podios y se proclamó campeona de España sub-20 en 10 kilómetros marcha, un título que revalidó al año siguiente ya como sub-23. El que todavía es su club, el Valencia, la fichó para su sección femenina procedente del Cueva de Nerja.
A ella nunca le asustaron los saltos competitivos. En su primera internacionalidad absoluta, por los Juegos Iberoamericanos de Río de Janeiro en 2016, acabó con una medalla de plata con idéntico brillo a la que consiguió en la Copa de Europa sub-23 en Bydgoszcz (Polonia), ya en 20 kilómetros. Sexta en la Copa de Europa absoluta de Podebrady (República Checa) y oro por equipos, tuvo una primera gran aparición en el panorama internacional por el Campeonato del Mundo de Londres en 2017 cuando fue décima con una mejor marca personal de 1:29:37.
Pero si María Pérez tuvo un punto de inflexión ese fue el de 2018. Su primer título de campeona de España absoluta en Castellón le ayudó a terminar de creerse todo lo que podía conseguir y en Berlín, un 11 de agosto, se lanzó a por las medallas en la Copa de Europa y acabó colgándose el oro como la mejor marchadora del continente con apenas 22 años y el nuevo récord de España y de los campeonatos en 20 kilómetros, con un registro de 1:26:36. «Es una brutalidad, nunca habría pensado que pudiera hacer esa marca, ni con 22 ni con 30 años. Tiene una cabeza... me dijo que iría a por la medalla. Es un espectáculo», aseguraba desde allí, aún impactado, su entrenador Jacinto Garzón.
Se lo propuso y lo consiguió aunque parecía imposible, como en estos Juegos de Tokio. Un año después fue finalista, octava, en el Mundial de Doha bajo unas condiciones inhumanas de más de 30 grados y un 70% de humedad, lo que le dio la clasificación olímpica. Desde entonces se ha preparado sin conciencia, postergando su pico de forma para el gran día de su vida deportiva, o al menos el primero de ellos. Sin dejar de ganar, almacena ya tres títulos nacionales consecutivos en 20 kilómetros y esta temporada, además, sumó también los de 10 y 35. Una voracidad insaciable. Ella, mientras, le resta importancia consciente de la figura que ya es: «Es importante que quienes vienen desde abajo tengan referentes y me puedan ver competir siempre».
María Pérez vivió con angustia el confinamiento domiciliario en España mientras veía que los Juegos Olímpicos seguían su curso sin que ella pudiese entrenar. El aplazamiento definitivo la alivió porque veía que su sueño se iba al traste. En aquellos meses aprendió mucho y entendió que la salud está por encima de todo. Lo vivió en su propio hogar con el cáncer de útero que superó su mujer, Noe. Una pelea inesperada que se incrustó en su preparación olímpica y que, como el sufrimiento causado por la covid-19, transformó en motivación para hacer felices a los demás con sus victorias. La niña que se puso a marchar en una visita de 'Paquillo' Fernández a su colegio toma ahora su relevo olímpico.
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