«Almería es, para mí, mi segundo hogar, mi segunda familia»

Pablo afrontó su segunda etapa con blanquiverde, tras una primera en la que por injusticia no logró el título que ansiaba cuando dejó L'Illa Grau para ser el opuesto titular de un club por el que han pasado grandes de esta posición como Rafa Pascual, Tom Sorensen, José Matheus, Ibán Pérez. Y se buscó mucho para encontrarle. En el país donde nació, desde Milinkovic no ha habido un opuesto en la selección con capacidad para marcar números como los suyos, con un gran saque y un ataque demoledor y con buena lectura de bloqueo, aunque asuma que debe mejorar, aspecto este que habla de quien quiere crecer, seguramente el motivo de su marcha para comprometerse con el campeón de Bélgica, el Knack Volley Roeselare. Incluso logrando el bronce en Tokio, con Pereira y Lima, hubo quienes echaron de menos a este argentino de padres rusos que le metieron el voley en vena porque su padre, Sergei Kukartsev, y su madre, Ludmila Repko, dedicaron parte de su vida a la 'dichosa pelotica' jugando varias temporadas en el Náutico Hacoaj.

La 'dichosa pelotica' le trajo a Almería, donde tiene su segunda casa, su segunda familia y un lugar para volver y para vivir.

-¿Qué significa Almería en tu carrera?

-Almería significa para mí mi segundo hogar, después de mi principal casa, que es donde vive mi familia. Almería significa mi segunda familia porque como me he sentido aquí hacía tiempo que no me sentía hacía muchísimos años. Me he sentido, valorado, querido, respetado, me he sentido uno más. En todo momento ha habido una unión tanto con el cuerpo técnico como con el público y la gente de Almería, he sentido un cariño y un aprecio terrible y voy a estar eternamente agradecido por eso y ahora toca emprender nuevos horizontes, nuevos desafíos, pero con la mente clara de que un pedacito de mí siempre va a ser verde y siempre llevaré Almería en el corazón. Esto no es un adiós, sino un hasta pronto y quién sabe, a lo mejor el día de mañana me gustaría retirarme jugando y vistiendo la camiseta de Unicaja Costa de Almería.

-¿Salda lo sucedido en la 2019/20 en la que la suspensión de la competición impidió un título merecido entonces?

-Fue duro aquel año, más que nada porque tuvimos una pandemia, fue algo serio. Muchas veces se habla, incluso entre los exjugadores de Unicaja que estuvimos ese año, pensábamos lo mismo, era que si ese año no se hubiese parado la Liga, después del subidón que tuvimos en la Copa del Rey que perdimos la final por 3-2 con Teruel, a raíz de eso hubo un subidón y un incremento de juego tan bueno que pienso que si no se hubiese parado el campeonato posiblemente lo hubiésemos ganado nosotros, pero no se dio. El año pasado, lo mismo, Unicaja mostró un altísimo nivel metiéndose en la final; no la pudo ganar, pero Almería es un equipo que sí o sí está jugando las finales, unas veces las gana, otras las pierde. Este año ha sido ganarla y más que merecida.

-¿Se la debías? Si no la ganó fue porque Guaguas te tenía a ti.

-Digamos que sí que le debía una Liga a Unicaja.

-¿Borras el año de Guaguas, aunque individualmente saliste MVP y campeón de Liga?

-Obviamente a nivel individual... Yo primero me quedo con las cosas buenas. A nivel grupal, el año pasado en Guaguas tuvimos un buen equipo, tanto deportivamente hablando como en lo colectivo. A nivel individual fue un gran salto para mí, un gran año, y estoy contento, muy satisfecho. Honestamente, lo que pasó o dejase de pasar prefiero que se quede ahí, no hay que añadir nada más. Algunos saben las cosas que se hicieron, yo me fui por unos motivos, no porque quisiera y lo que pasó este año hay que aprender y saber gestionar un grupo como el que tenía Guaguas. Pero no deja de ser el rival que supuestamente lo iba a ganar todo, un rival al que a día de hoy se sigue respetando y voy a seguir respetando. No tengo ningún tipo de problema, tengo amistad con todo el mundo, les deseo lo mejor.

-Volviendo a lo vivido, ¿te servirá lo hecho este año para estar con la selección argentina?

-Sí, estuve participando años atrás con la sub-21 y sub-23, jugué varios mundiales; con la absoluta y el problema ahora es un cambio burocrático, hay que hacer mucho papeleo. Tuve una conversación con Marcelo Méndez –el seleccionador argentino– hace pocas semanas y sí que hay una pequeña posibilidad de volver y me encantaría vestir nuevamente la camiseta de la selección argentina, de representar al país y obviamente de ser internacional con la celeste y blanca y espero que se pueda solucionar. No me nacionalicé español por ver si se podía solucionar mi problema con el tema de los papeles para volver a participar con la selección y quién sabe qué competiciones poder jugar. Estoy a la espera y ojalá pronto pueda obtener respuestas y volver a jugar.

-Sería importante estar en una selección que logró medalla en Tokio. Es de figurar que seguirías la competición.

-Sí. En ningún momento dejé de seguirla. Tengo muy buenos recuerdos, tengo muy buenas amistades, mensajes constantes con parte de la selección y tengo una relación maravillosa. Estoy orgulloso y contento por todos ellos porque es una mezcla de jugadores jóvenes con talento y futuro increíble mezclada con jugadores veteranos y un juego fantástico que se merecían esa medalla olímpica, que esperemos que no sea ni la primera ni la última.

-Una conquista de grupo que se asemeja a lo vivido en Almería. Aquí la clave ha estado en el vestuario.

-Sí. Para mí es fundamental que en un equipo el banquillo, el equipo y cuerpo técnico tengan una unión sana, buena, porque al final todo lo malo cuando sale es peor, se intoxica más al grupo, salen las peleas, las discusiones, el equipo deja de funcionar por completo. Este año hemos trabajado entre todos muy bien. El equipo ha sido una piña, hemos estado juntos en todo momento. Creo que se ha notado y mucho, sobre todo en los momentos complicados. Esta temporada hemos tenido momentos muy duros. El equipo ha demostrado y ha enseñado cómo se trabaja en esos momentos y como los hemos sacado adelante. Estoy orgulloso de cómo ha trabajado el equipo.