El último viaje de Carlos Saura a Granada
Fotografía ·
El fotógrafo y cineasta conoció en 2019 la preciosa historia de los personajes que aparecían en una de sus fotos icónicas, tomada en un viaje que realizó a la comarca de GuadixLa historia del Festival de Música y Danza está trufada de impresionantes fotografías que combinan la majestuosidad de un entorno como la Alhambra con algunos de los más afamados intérpretes de la música clásica. Artur Rubinstein o Andrés Segovia en los Palacios Nazaríes, Herbert von Karajan o Sergiu Celibidache en el Carlos V, Margot Fonteyn o Rudolf Nureyev en los Jardines del Generalife... imágenes para el recuerdo capturadas por grandes maestros como Carlos Saura, contratado en 1953 por el Ministerio de Cultura para documentar con su mítica Leica lo que ocurría en un evento que celebraba su segunda edición. Desde ese momento, desde 1953, Saura, que falleció el pasado viernes 10 de febrero, llevaba Granada en su retina. Tanto es así que en 1955 realizó un viaje a la comarca de Guadix que, como él mismo refirió años más tarde, se convirtió en uno de sus encuadres preferidos.
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En estos setenta años, Carlos Saura, que recibió el Goya de Honor a título póstumo en los premios de la Academia de Cine de 2023 –su fallecimiento se produjo un día antes de la gala que se celebró el sábado en Sevilla–, regresó en múltiples ocasiones a Granada bien como cineasta bien como fotógrafo. La última vez fue el 24 de mayo de 2019. Llegó al Palacio de los Condes de Gabia pasadas las doce del mediodía. Vino directamente desde su casa en la Sierra de Madrid en un coche dispuesto por la Diputación. Casi 500 kilómetros del tirón. El mismo camino de ida y vuelta que hacía allá por los años cincuenta a bordo de su Seat 600. «¡Madre mía lo que han cambiado las cosas!», exclamó en referencia a esa carretera «infernal» que había para cruzar primero el desfiladero de Despeñaperros y después Jaén hasta llegar a Granada.
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Saura arribó en 2019 a la ciudad de la Alhambra, invitado para clausurar una exposición organizada por la Diputación, como lo hacía antaño, con su cámara anudada al cuello. No era su vieja Leica, sino una moderna Sony todo terreno preparada para disparar en cualquier momento. Porque el momento, ese momento, solo ocurre una vez en la vida y hay que estar preparado para 'cazarlo'. Y don Carlos siempre lo estaba. Como aquel día de 1953 cuando, deambulando por las cañadas de Purullena, inmortalizó a la gitana Loreto Amador amamantando a su bebé Frasquito Heredia en la puerta de una cueva ante la atenta mirada de un señor trajeado que fumaba un cigarro que se llamaba Antonio 'el Corbito' y una mujer bautizada como María 'la Latera'.
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Este periódico investigó qué fue de la vida de aquellos personajes y tuvo un aparte con Saura que, amable y sorprendido, escuchó con atención lo que le explicaba el redactor. Que el único que vivía era Frasquito. Que había emigrado junto a su familia a Girona para ganarse las habichuelas. Que Frasquito trabajó durante veinticinco años en la obra y que se había jubilado. Que Loreto, su madre, «tenía un corazón que no le cabía en el pecho». Que había tenido seis hijos, cinco varones y una mujer a la que pusieron el nombre de su abuela, Loreto. Y que Frasco añoraba regresar algún día a Purullena para visitar su cueva, esa donde dormían en colchones de farfolla y donde olía a las lentejas que cocinaba mamá. «Cuando vea usted a Frasco –le dijo Saura al periodista de IDEAL– le da recuerdos de mi parte».
Con Enrique Morente
Después, ante el resto de medios, Carlos Saura habló de la última vez que estuvo en Granada. Fue en 1994, cuando rodó 'Flamenco', una película en la que intervino Enrique Morente, el cantaor granaíno elevado a la categoría de leyenda. Habló de su pasión por la fotografía y de cómo el cine se cruzó en su carrera. Habló de cuando estuvo en Sanabria (Zamora), también en los años cincuenta, donde la gente vivía en chozas. Y habló de la revolución de las mujeres, «la que cambiará la estructura de la sociedad».
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La legión de seguidores que tenía Saura en Granada tuvieron una última oportunidad de paladear su arte. A finales de enero el Cine Madrigal acogió el preestreno del documental 'Las paredes hablan', donde el director oscense reflexiona sobre la evolución del arte desde las pinturas rupestres a los grafitis. La última cinta de una trayectoria cinematográfica marcada por la libertad y la independencia donde sobresalen títulos que han marcado un antes y un después como 'Los golfos', 'La caza', '¡Ay Carmela!' 'Buñuel y la mesa del rey Salomón' o 'La noche oscura'.
La fecha
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1953 Saura estuvo por primera vez en Granada en 1953. Fue contratado por el Ministerio de Cultura para fotografiar la segunda edición del Festival de Música y Danza.
La Granada que retrató Saura en el decenio de 1950 es el álbum fotográfico de una época. Capturas que nos retrotraen a un tiempo que parece lejano y a unos lugares que ya cuesta trabajo reconocer. Una Granada mísera, pero también una Granada de gentes abiertas, sencillas y trabajadoras. La Granada de la memoria. La Granada que, gracias a personajes como Saura, ya nunca olvidaremos.
Una foto perfecta
Dicen que no existe la foto perfecta. La de Loreto y Frasco, desde luego, roza la perfección. Lo tiene todo. Una composición geométrica con el personaje principal en el punto de intersección del tercio derecho. Una exposición equilibrada pese al blanco resplandeciente de la pared, todas las caras enfocadas… Pero sobre todo se trata de una imagen con mucho fondo, con un juego de miradas que narra varias historias y una realidad, cómo era la Granada rural de mediados de los cincuenta.
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