Borrar
Vista del palacete del Carmen de los Mártires en 1942. TORRES MOLINA

Los Mártires, el paraíso que construyeron los Calderón

El notario granadino Manuel Calvo-Rubio reconstruye la historia de la familia que promovió el famoso Carmen a partir de un manuscrito anónimo de 52 páginas datado en 1916

Jorge Pastor

Granada

Martes, 11 de agosto 2020, 00:32

Comenta

Principios de los años sesenta. Manuel Calvo-Rubio Rojas cursaba sexto de Bachillerato en el internado de San Estanislao, en el barrio de El Palo, en Málaga. Un lugar que el mismísimo Ortega y Gasset definió como 'el imperio de la luz'. Manuel, que era un joven inquieto, gustaba de perderse por los rincones más recónditos del colegio, aunque sentía predilección por la biblioteca, clausurada desde hacía unos años. Le apasionaba –le apasiona– la Historia y allí encontraba muchas y gratificantes lecturas. Y así fue como halló un verdadero tesoro que «yacía en el fondo de un plúteo, no sabría decir si accidentalmente extraviado o deliberadamente escondido». «Era –explica Manuel– un pequeño cuaderno formado por cincuenta y dos cuartillas, cosidas por uno de sus bordes largos, sin numerar y manuscritas por ambas caras a excepción de la primera que servía de cubierta y que estaba desgarrada en el tercio superior». En el centro se leían a modo de título las palabras 'El general don Carlos Calderón' y más abajo, ajustado al margen derecho, aparecía la data 'Miraflores del Palo. Junio de 1916'.

Aquel ejemplar, cuya autoría se desconoce, que no estaba catalogado y que no pertenecía a la institución, es la base de 'Los Calderón, artífices de los Mártires', un libro autopublicado por Manuel Calvo-Rubio Rojas del que tan sólo ha editado doscientos ejemplares, en el que cuenta la vida, obra y milagros de los Calderón, una adinerada familia imprescindible para entender la segunda mitad del siglo XIX en Granada y que fueron los promotores de un espacio tan emblemático como el Carmen de los Mártires. «Yo no busco dinero, ni vender, ni nada de eso; tan sólo dejar constancia de mis investigaciones para los que puedan estar interesados», asegura Calvo-Rubio, nacido en el 1949 en el granadino Callejón de Nebot y con una dilatada carrera como notario en diferentes destinos entre los que se encuentran Guadix y Santander, donde reside. «Llegado a la jubilación, disponiendo de tiempo y siendo permisivo, puede que indebidamente, con ciertas veleidades literarias que desde siempre latieron en mi cabeza, he intentado continuar la tarea que el anónimo autor de aquellas cincuenta y dos páginas dejó inconclusa».

Imagen de un paseo en barca en el estanque del Carmen de los Mártires tomada por el fotógrafo Torres Molina en el año 1952. IDEAL

La obra, que reproduce aquel texto de artífice desconocido incorporando hallazgos y anotaciones de Calvo-Rubio, es interesante desde el principio hasta el final. Especialmente para los amantes de la Historia de Granada. Manuel desgrana en diecisiete capítulos todas las vicisitudes de los Calderón desde que llegaron a la ciudad hasta que se fueron. Con especial atención a Carlos María Calderón, general carlista y el donjuan en el que se inspiró don Ramón María del Valle Inclán para 'dar vida' al Marqués de Bradomín en sus 'Sonatas' de primavera, verano, otoño e invierno. Los restos de Carlos María Calderón descansan en una lápida sin nombre en una bóveda a pie de suelo del patio de San Gregorio del cementerio de San José, donde el Círculo Tradicionalista de Granada 'General Carlos Calderón' siempre intenta que haya flores frescas.

La parte más sustancial de 'Los Calderón, artífices de los Mártires' es, lógicamente, la que se refiere al precioso Carmen, hoy día propiedad del Ayuntamiento de Granada y cuyos impresionantes jardines han sido escenario de películas y miles y miles de fotografías que posteriormente han conformado álbumes de novios y de primeras comuniones. Según describe Manuel Calvo-Rubio, la 'posesión de los Mártires', que así aparece en la documentación familiar de los Calderón, es una finca que pertenecía originariamente a la jurisdicción de la Alhambra y la parroquia de San Cecilio. «La suma del suelo destinado a jardines y cultivo con el ocupado por las construcciones que allí se levantaron arroja una superficie total de siete hectáreas», comenta Manuel, quien agrega que «la propiedad es el resultado de un laborioso proceso iniciado por Juan Manuel Calderón», el abuelo de Carlos María, aunque el gran hacedor fue su padre, el potentado Carlos Manuel, que se embarcó como guardia marina hacia las Américas, estuvo diez años en las Antillas y regresó inmensamente rico con solo veintiséis años.

Convento de los Mártires

Entre otros bienes producto de la desamortización de Mendizábal, indica Manuel Calvo-Rubio, salió a la venta parte del solar de lo que había sido el Convento de los Mártires, perteneciente a la Orden Carmelitana y donde tres siglos atrás había morado San Juan de la Cruz. Don Francisco López Castaño se la adjudicó en pública subasta. Casi un lustro más tarde, en septiembre de 1849, la vendió a Juan Manuel Calderón. Éste es el germen del Carmen de los Mártires tal y como lo conocemos hoy día. Tras la muerte de Juan Manuel, fue su hijo Carlos Manuel, el rico, quien continuó haciéndose con los terrenos aledaños. Entre ellos, entre 1855 y 1857, el Carmen de Buenavista. Hasta catorce escrituras de compra-venta ha rastreado Manuel Calvo Rubio.

Arriba, restauración de estatuas acometida en 2017. Abajo, los Mártires acogen infinidad de actos sociales. Abajo, los pavos reales que habitan en el Carmen. A. AGUILAR / J. ORTIZ / P. AYALA
Imagen principal - Arriba, restauración de estatuas acometida en 2017. Abajo, los Mártires acogen infinidad de actos sociales. Abajo, los pavos reales que habitan en el Carmen.
Imagen secundaria 1 - Arriba, restauración de estatuas acometida en 2017. Abajo, los Mártires acogen infinidad de actos sociales. Abajo, los pavos reales que habitan en el Carmen.
Imagen secundaria 2 - Arriba, restauración de estatuas acometida en 2017. Abajo, los Mártires acogen infinidad de actos sociales. Abajo, los pavos reales que habitan en el Carmen.

A finales de la década de los cincuenta, los Calderón se instalarán en el palacete de nueva planta con jardines en diferentes niveles de estilos como el barroco francés, el paisajista inglés, inglés isabelino y español-nazarí. Todos los viejos árboles y huertos fueron integrados. El recreo fue circundado por una tapia que algunos comenzaron a llamar 'Cerrado de los Calderón'. «El sitio resultó ser todo un paraíso natural aislado del exterior para goce de su propietario, que no terminaba de encontrar su posición ante la sociedad y la aristocracia de Granada», narra Manuel Calvo-Rubio. Desde su inauguración fue lugar de referencia y la sede del mecenazgo local de los Calderón, dueños también del Cortijo Jesús del Valle y de amplias extensiones en la Vega. Allí se agasajó a los reyes durante su visita en 1862, allí se alojó a don José Zorilla cuando en 1889 fue coronado poeta en el Palacio de Carlos V y allí se acogió a un sinnúmero de visitantes ilustres que cayeron por Granada en la segunda mitad del XIX. Los Mártires pertenecieron a las Calderón hasta 1896.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Los Mártires, el paraíso que construyeron los Calderón

El bello Carmen de los Mártires de Granada: así es su historia