El parque del Seminario de Jaén fue el escenario excepcional para esta nueva cita del festival 'Consentidos'. ÁNGEL ESCOBAR
Consentidos

Alba Molina y Pepe Rivero consiguen un color musical propio

El jazz y el flamenco se congregan en una propuesta musical muy cuidada con piano y voz en el parque jienense del Seminario gracias al festival 'Consentidos'

ESTRELLA GARCÍA LÓPEZ

JAÉN

Lunes, 17 de julio 2023, 09:01

En la música, el color suele asociarse con el timbre que hace único a cada sonido, su oscuridad o luminosidad, y aquello que nos permite ... distinguir un instrumento de otro. Lole y Manuel, la pareja perteneciente a la revolución del flamenco en el siglo XX, son los padres de Alba Molina. En su canción decían que «todo es de color», mirando al mundo con ansias de paz y escuchándolo «de color», con las diferencias que nos hacen únicos y con las que podemos convivir igualmente. En este 14 de julio, el festival Consentidos llega a su ecuador trayendo al pianista cubano Pepe Rivero y a Alba Molina, una artista que nos invita a conocer su color, su manera de entender este repertorio tan agradecido y a la vez tan arriesgado de versionar.

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El público baja por el Seminario Diocesano de Jaén, uno de los pulmones verdes de la ciudad, como nos recuerda una persona del equipo. El festival estrena esta ubicación, que no podría ser mejor por los monumentos iluminados a lo lejos que arropan el escenario, también por sus árboles de tallos finos y largos que parecieran inclinarse, curiosos de escuchar la música. La bienvenida sabe al salmorejo intenso que preparó Juanjo Mesa, del Restaurante Radis, y, como un elemento más del ambiente, escuchamos la guitarra de Juan Moreno. El intérprete improvisa sobre cadencias andaluzas, en un continuo sonoro muy lírico sin principio ni final, hasta que se suspende en el tiempo dando paso al concierto.

Alba Molina en un momento del concierto ÁNGEL ESCOBAR

El dúo empieza con 'Dime', la primera canción de su disco 'Nuevo Día', el cual reinterpreta los temas de Lole y Manuel «con respeto y vergüenza», como dice Molina, ahora con un color jazzístico que juega con la voz flamenca. Su quejío al cantar, tan natural, remueve algo en los asistentes, un sentimiento exteriorizado en varias ocasiones en forma de «ole». La juntera con Pepe Rivero es acertadísima, ya que es un pianista que domina los contrastes tímbricos y de velocidad, y que tiene un discurso muy penetrante por la incisión en los motivos musicales, con las disonancias que nutren los acordes del jazz.

En 'Al Mutamíd', una canción sobre el príncipe que heredó la taifa de Sevilla, la voz de Molina navega entre unas olas de caos controlado por el piano. La luz roja cae sobre ella en el escenario, reforzando la fuerza de su cante, y la luz azul sobre Rivero, destacando su fluidez casi líquida al tocar, como dice la letra, «por la orilla del Guadalquivir». Seguidamente, suena el clásico 'Todo es de color', del que se escuchan remixes electrónicos en algunas fiestas, algo que da cuenta de la fascinación por esta sonoridad de mantra. Cuando Alba canta la parte que alude al «señor de los espacios infinitos», el piano da un vuelco a la canción con acordes mayores y sin artificios, como abriendo paso a algo divino, verdaderamente.

La experiencia se completó con la degustación de una propuesta gastronómica del restaurante Radis. ÁNGEL ESCOBAR

Tras la pieza en solitario de Pepe Rivero, composición del también cubano Ernesto Lecuona, los artistas incurren en Billie Holiday y su 'Crazy He Calls Me', que Molina canta como 'Loca me llaman'. Después de un gran agradecimiento a la organización del festival, desde luego merecido, terminan con la canción del spot publicitario andaluz 'No puedo quitar mis ojos de ti', dando fin a esta noche llena de color propio que no desaprovecha el arte heredado por la cantante.

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