'Almeriterráneo' donde la lente, el mar y el desierto convergen

No es de extrañar pues, que cuando una lente profesional se plantea plasmar esos vivos colores, nazcan obras de la talla de 'Almeriterráneo', último trabajo del fotógrafo Gonzalo Ortiz que estará desde el próximo 16 de octubre en el Castillo de San Andrés hasta el 1 de octubre.

Una colección en la el Ortiz profundiza lo que ha sido una obsesión a lo largo de toda su trayectoria: el tratamiento de la luz y del color. La serie nació únicamente tras conocer progresivamente cada rincón del Cabo de Gata, sus colores, su luz y sus contrastes imposibles «nacidos de esa mezcla única de minerales a ras del suelo y formas volcánicas que erupcionan intempestivamente». Pero, sobre todo, «esa paradoja que marca la esencia de su existencia: un mar bañando un desierto». Una utópica conjunción que define el auténtico motor y leitmotiv de esta colección que el autor define como «la más depurada de las que he hecho hasta ahora».

En este proyecto, pensado y procesado durante varios años, el autor indaga en una imagen más abstracta y conceptual que nunca, casi onírica. El contraste entre los singulares tonos y formas del Parque Natural le permite reinventar una nueva visión del mismo, con cielos irreverentes, construidos mediante cientos de fotografías captadas en diferentes horas y estaciones, de un mar Mediterráneo que se transforma en aire. «Las texturas marinas y los paisajes terrestres se enfrentan y hermanan directamente, sin mediadores, consiguiendo, en un sincretismo imposible, multiplicar su intensidad y definir su esencia con una pureza extrema», detalla Ortiz acerca de su obra.

El autor

Gonzalo Ortiz aprendió los fundamentos de este arte y ciencia al mismo tiempo que es la fotografía desde temprana edad. Su obra incluye géneros muy distintos, como la fotografía de viaje o de jazz publicando en numerosas revistas especializadas de las que ha sido colaborador, así como en exposiciones monográficas.

Simultáneamente, desarrolla una intensa actividad profesional en fotografía técnica, lo que enriquece su obra por su continuo crecer científico, destacando su depurado proceso de positivado artesanal en papel baritado e impresión fotográfica de grandes formatos.

La apertura de su propio estudio, Fotograbesa, le permite desarrollar todo su potencial creativo. Allí nacen sus dos series más icónicas: 'Ciudades en la Niebla', en la que Ortiz plasmó urbes como Nueva York, Milán , la recoleta Siena o la ficticia Venecia siendo devoradas por la niebla, atrapando esta el alma de cada ciudad en sus imágenes; y Reflejos de un plano de luz, donde contrapone motivos, estilos y técnicas para plasmar en toda su diversidad un tema casi obsesivo en la obra del fotógrafo: la luz.