Abraham Lacalle

Aula de Cultura

«Lo que hay de Almería en mi obra soy yo»

Esta arrancó introduciendo a un Almeriense de nacimiento, por arraigo vital y, sobre todo, por vocación. Lacalle comenzó su carrera en la década del los ochenta. En 1994 ganó la beca de promoción artística de la Casa de Velázquez y hasta la fecha cuenta con numerosas exposiciones colectivas e individuales en galerías de Madrid y Nueva York, principalmente. En su obra se encuentran constantes referencias, de forma irónica y sarcástica, a los grandes movimientos artísticos y literarios producidos a lo largo de todo el siglo XX.

Dentro del panorama artístico se le reconoce como una de las figuras más destacadas del panorama artístico español. Iniciando su aventura expositiva con su individual de 2005, Un lugar donde nunca sucede nada, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, ha expuesto en destacadas instituciones y galerías como Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), Sevilla; Marlborough gallery, Barcelona, Madrid y Nueva York; Fundación Canaria para el Desarrollo de la Pintura, Las Palmas; Nova Invaliden Galerie, Berlín; CAAM, Las Palmas de Gran Canaria; CAC Málaga y la Track 16 Gallery de Santa Monica (California). Su obra forma parte de las colecciones permanentes del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Sevilla), Es Baluard - Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (Palma de Mallorca), Fundación Coca-Cola (Madrid), Fundación Santander (Madrid) y el Consejo Superior de Deportes.

Relatan quienes le conocen en profundidad que en sus telas hay referencias a grandes maestros como Duchamp, Picasso, Mondrian o Philip Guston valiéndose de una especial subjetividad en el tratamiento del color. «Todos los elementos que integran los cuadros, ya sean apropiaciones o no, resuenan como partes indispensables de mi relación con el exterior. Esta relación la he establecido con un marcado acento humorístico, lúdico e irónico», reconoce el propio artista.

Lacalle ha expuesto en Arco a través de varias galerías desde 1987 y colabora desde hace años con una de las más prestigiosas galerías de arte de todo el territorio español: Malborough. Formado en Sevilla, más allá de trasladar vivos y amables colores en su pintura trasciende una crítica social sobre la soledad o las dificultades del ser humano gracias a lienzos de grandes dimensiones. Cultiva un estilo formalmente figurativo, colorista, frenético y desenfadado, pero lleno de reflexión y referentes irónicos a la historia de la pintura.

Una pasión por el arte que no comenzó con ninguna «llamada», vital pues, desde que el artista tiene memoria, ha estado siempre pintando. «Ha sido una obsesión, ser pintor y dedicarme a pintar. Pero ha sido algo progresivo y que ha estado en mi memoria desde el principio», relata Lacalle al introducir sus inicios para con esta disciplina.

Sobre las influencias que ha ido recibiendo a lo largo de su trayectoria, todo comienza con la carrera de Bellas Artes, que cursó principalmente «para tener más relación con otras personas con mis mismos intereses», pues la facultad per se «no sirvió para nada», pues Lacalle considera que «era la peor y la única de Andalucía. Pero me sirvió para establecer relaciones que luego han sido muy importantes en mi trabajo posterior y para después compartir mi arte». 

A la pregunta de si es necesario salir de Almería para tener éxito en el sector, Lacalle responde que «las relaciones son fundamentales, lo cual no quiere decir que no haya otros artistas en Almería. Pero está bien diversificar, a mí me ha servido salir de Almería».

Para el autor, «lo que hay de Almería en mi obra soy yo. He utilizado elementos, pero quizás los detalles irónicos y humorísticos, esos son más parte de un humor almeriense, ahí estaría más influenciado que por una cuestión formal». 

Indagando en la politización del arte, Lacalle explica que este es político: «Todo es político, forma parte del ecosistema de la sociedad, pero hay arte que es explícitamente político, que es tan lícito como el que no lo es. Pero la política está inmersa incluso en el que quiere hacer un arte alejado de cualquier signo político, eso ya es política también. Arte y política son el mismo ecosistema, viven el uno con el otro. Lo único que depende ya es el signo del que uno sea», desgrana. 

Para el autor, no hay una fórmula para ser masivamente aceptado, «ha sido todo muy paulatino, hasta que llegó un momento que empecé a no necesitar hacer otra cosa que no fuera pintar. Es hacer lo que quieras hacer con el máximo de libertad. Yo me siento un privilegiado; está muy bien el trabajar en lo que te gusta, manejando tus horarios como quieres», detalla. «No soy muy rutinario, me da la sensación que me destruye, pero sí que trabajo todos los días», añade el pintor. 

Acerca de su trabajo, y lo qué le inspira a la hora de pintar, Lacalle afirma que «el paisaje es una metáfora de lo que quiero contar, me interesa la relación del hombre con el exterior. Puede ser hostil, porque esté hablando de otras cosas, o quizás menos. Depende de lo que quiero contar, pues, para escribir un poema de amor, no hace falta estar enamorado», apunta el artista.

Sobre las horas que dedica en general a crear sus cuadros, este afirma que pasa «poco tiempo pintando y mucho tiempo mirando. Es como una partida de ajedrez, tienes que pensar todas las posibilidades que tienes para continuar eso que está pintado ya, digamos forma, color, y al final eliges una. Requiere de concentración y de tener un hilo de pensamientos sobre eso continuamente».

Tras finalizar el recorrido artístico, los asistentes pudieron preguntar a Lacalle todas sus inquietudes pendientes acerca del autor almeriense.