«El cambio lo hemos conseguido las mujeres que hemos hecho ciencia»

«La ciencia necesita del poder femenino», terminó el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, sobre el escenario del Parque de las Ciencias de Granada. Seis palabras que pronunció mirando directamente a las protagonistas del evento, las voces que daban sentido al Día de la Niña y la Mujer en la Ciencia: Teresa, Rosana, Rocío y Vanesa, cuatro científicas luminosas llamadas a encender más de una vocación sincera y sin complejos en los 22.000 alumnos que se repartían entre el auditorio del museo y los varios centenares de aulas de toda Andalucía.

Cuatro profesoras con un currículum, como poco, inspirador: Teresa de Pedro, investigadora del Centro de Automática y Robótica del CSIC; Rosana Montes, profesora del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos y Secretaria del Instituto Interuniversitario Andaluz Data Science and Computational Intelligence (DaSCI); Rocío Romero, profesora del Departamento de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial y Subdirectora de Investigación, Transferencia y Docencia del Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CITIC-UGR): y Vanesa Gámiz, profesora del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la UGR.

«Estuve enferma y no pude ir al colegio hasta los 9 años, así que no estaba ni mucho menos predestinada a ser científica desde la cuna. Soy una persona normal y corriente», empezó Teresa de Pedro, que lleva ocho años jubilada. «Fue una profesora de Física, en el colegio, la que me hizo entender que aquello era distinto a lo demás». Al terminar la carrera, entró becada en el CSIC y contó lo difícil que fue utilizar un ordenador. «¡Había un único computador que ocupaba un edificio! -exclamó divertida, provocando una carcajada en los asistentes- No tenía ni idea de informática, pero aquel trabajo me puso en contacto con el mundillo». Y así comenzó una vida ligada a la robótica, siendo una de las pioneras en el desarrollo de los vehículos autónomos.

De Pedro le pasó la antorcha a Vanesa Gámiz, que siempre se sintió llamada «por el cacharreo». «Me llamaba la atención y por eso hice Informática. Pero luego descubrí otro campo, el de la Educación. Y así terminé conjugando las dos vocaciones». Gámiz, directora del Secretariado de Formación online de la UGR, les habló del enorme mundo de posibilidades que hay en la ciencia, entre las que también están las sociales, su rama. «Cuando pensáis en científicos suelen aparecer laboratorios, robots… pero hay otras ramas que tratan de comprender el comportamiento humano y establecer relaciones en distintos ámbitos como la economía o la educación». «Lo importante -subrayó Gámiz- es que perdáis el miedo a equivocaros».

Desde que a Rosana Montes le regalaron una calculadora, su vida cambió. «Me encantaba. Cuando cumplí 18 años me gustaba eso, la calculadora y las cosas con botones. Quería saber cómo un ordenador hace lo que hace». Montes estudió Informática, se adentró en la Inteligencia Artificial y actualmente es la secretaria de DaSCI, donde desarrolla proyectos tan apasionantes como 'Teranga Go!', «una especie de BlaBlaCar para la comunidad senegalesa»; 'Monumai', un sistema que identifica estilos arquitectónicos con una imagen; o la última, 'Go Imai', «una aplicación capaz de identificar la madera con un dispositivo móvil y así frenar el tráfico ilegal de madera, el logro de mi vida». Antes de irse, sobre la pantalla, dejó una frase que se aplaudió al instante: «La informática es una carrera prodigiosa para alguien que quiera cambiar el mundo». «Os animo -dijo ella- a que cambiéis el mundo».

Rocío Celeste Romero confesó que, una vez, fue adolescente. «Sí, lo fui», recalcó, con una foto suya antigua sobre la enorme pantalla. «Y ya entonces tenía muy clara mi vocación». Romero, subdirectora de investigación del CITIC-UGR, repasó su carrera entre redes neuronales artificiales, procesamiento del lenguaje natural, inforquimíca (informática con química)… y la divulgación. «Tenemos un canal en TikTok y un podcast, Sintonía. La divulgación, para mí, es algo maravilloso porque es la unión de todo lo que quise hacer: investigar, enseñar y contarlo».

Turno de preguntas. Los alumnos se interesan por la inteligencia artificial, por el origen de sus vocaciones científicas, por si sus familias les apoyaron en su carrera… y terminan con una última cuestión, desde lo alto del auditorio: «¿Notáis que ha cambiado la situación en la sociedad desde que erais como nosotras?». Teresa de Pedro, con una sonrisa cómplice y orgullosa, recogió el guante y provocó, con su respuesta, una sonora ovación: «Desde luego. Mucho. Y ese cambio lo hemos conseguido las mujeres que hemos hecho ciencia».

No fue ese el único aplauso de la jornada, claro. El primero lo disparó, Luis Alcalá, director del museo, nada más empezar la jornada. Alcalá dejó sobre la mesa toda una carta de intenciones: «Vosotras -dijo, mirando a las alumnas- vais a ser nuestro futuro. Buena parte del futuro de nuestra sociedad está en vuestras manos. Os merecéis un enorme aplauso de toda la sociedad andaluza». Y así fue.

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