"Estoy viviendo unos días espectaculares"

López aterrizó en Almería tras derrotar a la australiana Lara Walker en octavos de final. Tras ello, la almeriense se midió en cuartos a la india Sarah Dev, de la que se deshizo en dos sets. Algo más le costó derrotar a la estadounidense Nikki Yáñez, último escollo antes de la gran final frente a la rusa Cristina Volgapkina, que saldó en dos sets con un cómodo 4-1 y 4-1.

El título le valió a María Dolores López para recibir un merecido homenaje el domingo en Roland Garros, lanzando la moneda al aire en uno de los partidos que se disputaron. Fue un final de fiesta soñado para una jugadora que viajaba a París junto con su entrenador, Ismael Rodríguez, con el objetivo de cuajar un buen papel, aunque sin imaginar lo que el destino le tenía preparado.

La jugadora de la Escuela Deportiva Municipal de Los Molinos se mostró muy sorprendida por el grato recibimiento que tuvo en su ciudad y muy satisfecha de todos los logros conseguidos sobre la tierra batida de La Défense, distrito financiero situado a las afueras de la capital de Francia.

Un sueño

María Dolores López reconoció, ya en casa y con el éxito más asimilado, que «estoy viviendo unos días espectaculares. En París fue todo muy bien. La organización, los árbitros y los recogepelotas estuvieron sobresalientes. Fue un torneo inolvidable para mí».

Tras vencer en octavos de final a Lara Walker y en cuartos a Sarah Dev sin prácticamente oposición, la almeriense tuvo que sufrir mucho más para derrotar en el tie break final a la estadounidense Nikki Yáñez. María Dolores López reconoció que «realmente, las semifinales eran como la final. La encarábamos así, aunque es cierto que nosotros pensábamos que iba a ser el partido más fácil de todos, viendo cómo jugaba mi rival, pero en mi encuentro cambió su estrategia, empezó a darle a la bola con más peso y le salió bien».

La almeriense recordó que «yo tenía que ganar y tenía el partido totalmente controlado tras el primer set, pero me descentré porque Yáñez me jugaba muy arriba y empezó a superarme, por lo que consiguió la igualada. En el tie break tuve que volver a concentrarme y, afortunadamente, pude vencer».

El tie break se saldó con un 7-1 para la jugadora de Los Molinos, que demostró tener unos nervios de hierro y no se dejó intimidar por una rival que encaraba ese tramo del partido en una dinámica muy positiva. La victoria colocó a la almeriense en la final ante Cristina Volgapkina, que apenas tuvo historia, viéndose a una María Dolores López muy concentrada desde el inicio, enchufada y sin dar ninguna opción a la rival mexicana, que terminó hincando la rodilla frente a la que se acabó proclamando merecida ganadora del torneo parisino.

Nervios

Conforme fue avanzando el torneo, la tenista almeriense fue ganando confianza y sintiéndose más cómoda sobre la tierra batida. «En el primer partido tenía muchos nervios. Casi ni podía respirar y la mano me temblaba mucho, por lo que me fue muy difícil jugar. A partir del tercer encuentro, sobre todo, me encontré mucho mejor física y mentalmente», reconoció López.

El final de la estancia de María Dolores e Ismael Rodríguez, su entrenador, en París, se saldó con su presencia en el partido que enfrentó a Wawrinka y Troicki en los octavos de final de Roland Garros, y en el que la joven tenista almeriense realizó el sorteo inicial. «Cuando me enteré de que me iban a permitir presenciar algo así me quedé boquiabierta. Fue un sueño poder lanzar la moneda en un partido de esa competición. Me puse nerviosa, pero salió muy bien», explicó.

María Dolores López ya descansa después de varios días frenéticos en los que ha demostrado el gran nivel que atesora. La tenista trata ahora de asimilar, junto con los suyos, unos éxitos que le han llegado muy pronto y que, sin duda, precederán a una trayectoria que se presume cargada de buenos momentos. Todo ello, acompañada por Ismael Rodríguez, su profesor, entrenador y amigo, que no pierde detalle de todos sus pasos en el tenis.