¿De dónde sale que el 80% de los incendios son intencionados? Por qué no basta un porcentaje para explicarlo
Hay disparidad en las cifras de fuegos provocados y de sus causas entre zonas y entre fuentes de datos
Entre las noticias de las causas de los incendios en estas semanas más el goteo de cifras de investigados y detenidos por estos fuegos, resaltó un número del presidente del PP Alberto Núñez Feijóo en su visita a Galicia por los incendios actuales: «Hay una actividad de terrorismo incendiario en España, el 80% de los incendios son intencionados». De manera más reciente, anunció entre otras propuestas un «Registro Nacional de Pirómanos», para referirse después «a todas las personas condenadas mediante sentencia firme que hayan producido un incendio». Ni el 80% global es verdadero ni todo se reduce a los pirómanos, pero no basta un dato para resumir esta realidad.
Se puede contradecir de varias maneras ese 80%. Una es con el total de incendios intencionados desde que hay registros: de los 628.340 fuegos en la EGIF, el 51,9% está catalogado como intencionado por la Estadística de Grandes Incendios Forestales (EGIF), base de datos consolidada del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto demográfico. Pero terminar la explicación en este dato también es engañoso, ya que esta suma ignora la evolución a lo largo del tiempo, la certeza de la causa y el tipo de incendios.
Esta suma de la EGIF comprende los 56 años desde 1968 hasta 2023. El primer registro cifra en 20,9% los intencionados. Por aquel entonces se daba mucha más proporción a las negligencias y causas accidentales (72,4%). No ocupan tanto las causas naturales y reproducciones (6,8%).
Pero los siniestros con causas desconocidas también forman parte de la ecuación. En 1968 eran una cuarta parte (24,9%), lo que reduce esta proporción de intencionados al 15,7% en ese año y la total a un 51,9% (sin los fuegos no esclarecidos, subirían al 66,5%).
Pero tampoco el dato más reciente de 2023 en esta gráfica representa por sí solo la realidad, con solo 201 incidentes añadidos por el momento cuando la tónica es pasar de los 10.000. Civio, en su proyecto «España en llamas», evidencia la falta de información desde 2018 en algunas provincias y sobre todo después.
Además, hay que esperar a 1998 para una capa necesaria en esta información: en qué casos la causa es certera y en cuáles supuesta. Desde tal año hasta 2023, los siniestros intencionados son el 56%, pero solo en el 11,85% esta causa consta como clara. Muy lejos del 80%.
No todos los incendios provocados son por pirómanos. Según la EGIF, supondrían la causa del 4,2% de los fuegos y esta es certera en unos seis de cada mil (0,57%). No todos los condenados por originar estos siniestros entrarían, por tanto, en este perfil.
AUX STEP FOR JS
Volviendo a la cifra del 80% de intencionados, esta tampoco se cumple cuando se mide el daño de los fuegos y no su cantidad. Y si bien el Ministerio distingue entre conatos (menos de una hectárea quemada), incendios como tal (a partir de una hectárea) y grandes incendios (más de 500), el desglose por estos tipos de siniestros no cambia mucho esta realidad, con algo más de proporción en los grandes incendios (y también una menor muestra). Lo mismo sucede con los nacidos de pirómanos.
Estas cifras llaman a la prudencia: no vale un solo número para explicar este contexto. Si no se miden los fuegos intencionados sino todos los ocasionados por personas, las proporciones se asemejan más al 80%. El informe del decenio 2006-2015 del Ministerio cifra, de hecho, que «el 81,16% de los siniestros están causados por actividades humanas, ya sea por negligencias y accidentes o de forma intencionada». De nuevo, en este caso no se cuenta la certidumbre de los eventos.
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¿Y si hacemos el recuento por zonas? También el estudio oficial desde 2006 a 2015 da como más afectada la superficie forestal del noroeste (Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y parte de Castilla y León). Una división territorial similar a la más arrasada por los fuegos este año y que encajaría con el lugar en el mencionó Feijóo ese 80%.
El Ministerio explica en sus informes anuales que los fuegos se comportan de manera diferente en el noroeste, el Mediterráneo, Canarias y las Comunidades interiores «en cuanto a meteorología, vegetación y factores socioeconómicos existentes». Y por ello no se puede entender el país como un todo en materia de incendios.
No solo son distintas las dinámicas de los incendios sino qué los producen. Es aquí donde aparece el 80%: en el noroeste la proporción de incendios intencionados alcanza el 80,3%, por encima de Canarias (71,2%) y, sobre todo, de las zonas de interior (38,7%) y del Mediterráneo (20%).
Los porcentajes por provincias reflejan con más claridad las Españas de los incendios intencionados desde 1968 hasta 2023: ese noroeste más castigado por los fuegos provocados por su cantidad de hectáreas calcinadas, pero que también perjudican bastante a enclaves del sur y de Canarias.
En número de siniestros, sobresale en Galicia respecto al resto de regiones, pero también Cantabria, única zona por encima del 80% en el cómputo global. Zamora, el área más castigada junto a León en su comunidad, también se sale de la norma general.
Pero de nuevo, los matices: cuando el análisis es solo de los fuegos provocados con certeza desde 1998, sin contar los supuestos, se dibuja un país diferente. Destaca Zamora junto a Vizcaya y Alicante, pero no los patrones del noroeste o de Galicia.
AUX STEP FOR JS
La lacra de los fuegos causados por pirómanos tampoco es homogénea. Son varios los análisis que se pueden hacer también en este sentido y cada uno de ellos dibujará una España más afectada: en cantidad, precisamente Galicia es, con mucha diferencia, la que más fuegos causados a ciencia cierta por pirómanos acumula (añadiendo los supuestos, la cifra es incluso más mayor); en proporción respecto al total de intencionados destaca más Cataluña con Girona y Barcelona.
El baile de números no se limita a la política
Los datos de la EGIF vienen de los partes de los incendios. La información de cada parte procede del personal forestal en el manejo del fuego, y un encargado debe rellenar el documento en función de los equipos desplegados en la investigación y extinción del siniestro. Estos registros se centralizan después en cada provincia. «A pesar de sus deficiencias, la estadística de incendios de España es la mejor de todos los países europeos», se destaca en las instrucciones de estos partes.
Sin embargo, estos datos no encajan con los de la Guardia Civil publicados desde 2021 hasta 2023. Estos últimos anuarios del Ministerio del Interior no recogen el total de incendios, sino solo aquellos conocidos por estos cuerpos para los que atribuyen una causa. Mientras que los siniestros intencionados, entre los certeros y los supuestos, abarcan más del 60% del total de 1988 (primer año con el desglose de la certidumbre) hasta 2017 (último año completo), los que llegan a esta institución no pasan el 9% según la serie 2021-2023 de Interior. «Es importante recalcar que no todos los siniestros, especialmente los conatos, tienen trascendencia policial», especifican en estas recopilaciones.
Este baile de cifras se aprecia aún más en la suma de estos fuegos provocados con las negligencias y accidentes, siniestros también con causa humana. Mientras que los incendios intencionados suponen alrededor de dos terceras partes de esta suma para la EGIF (serie estadística completa hasta 2017), aquellos con causa certera se acercan a la mitad, datos ligeramente superiores a los de la Guardia Civil (serie 2021-2023). En esta ecuación se añaden los incendios con investigados y/o detenidos, datos que ya pertenecen a las memorias de la Fiscalía. Su serie hasta 2023 reduce estos porcentajes a una cuarta parte del total de incendios.
Ya dentro de los fuegos intencionados, la proporción de los fuegos causados por pirómanos (más otras personas con trastornos relacionados) frente al total de intencionados está más a la par, pero no tienen que ver con los de la Fiscalía (serie hasta 2020). De aquellos que sí han terminado con investigados y/o detenidos, ya los causados por pirómanos y perfiles similares ronda la mitad varios años. «En 2019, como viene ocurriendo año tras año, el mayor porcentaje correspondió a los incendios causados por 'perturbados/pirómanos'», consta en el resumen de su último pico en esta serie estadística.
El desfase de números se aprecia en términos absolutos en los años donde estas tres fuentes de información confluyen. Incluso excluyendo los conatos (menos de una hectárea quemada), no es igual el total de incendios propiamente dichos considerados provocados según la EGIF que las personas (una o varias por siniestro) investigadas o detenidas después.
Esto hace que las sentencias por los incendios intencionados en general contrasten con estos totales de fuegos intencionados. «La mayoría de los incendios no acaba en juicio», ya advirtió Civio hace 12 años. La magnitud de los incendios provocados se va desvaneciendo desde los informes de los partes de los incendios desde los informes de los partes de los incendios hasta el punto final de pedir responsabilidades, algo que explicaría también por qué ya en los datos de la Fiscalía los pirómanos están en el foco que en las otras fuentes que abarcan un mayor total de fuegos documentados.
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