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La tumba de Oscar Wilde, una de las más fotografiadas.
Pére Lachaise: el imponente cementerio de los muertos ilustres

Pére Lachaise: el imponente cementerio de los muertos ilustres

El enorme camposanto parisino, que presenta un aspecto como sacado de película de Tim Burton, alberga los restos Edith Piaf, Oscar Wilde, Chopin o Molière, entre otras muchas personalidades, lo que lo convierte en un atractivo turístico de gran interés

Carlos Balboa

Domingo, 1 de noviembre 2015, 00:30

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La Torre Eiffel, Notre Dame, el Museo del Louvre, el de Orsay, el Arco del Triunfo, los diferentes puentes que cruzan el Sena, los Campos Elíseos, el Sagrado Corazón, la basílica de Saint-Dennis, la plaza de la Concordia, la de la Bastilla o el Barrio Latino. París está repleto de imponentes enclaves que emanan un poder de atracción irresistible. Sin embargo, existe otro lugar que despierta gran interés en ese tipo de visitante algo más oscuro: el turista necrológico. Bienvenidos al cementerio de Pére Lachaise.

Montparnasse y Montmartre destacan de entre todos los camposantos que alberga la capital francesa (superan la decena) pero ninguno alberga semejante cantidad de muertos ilustres como el más grande y famoso de todos ellos. Su apertura el 21 de mayo de 1804 provocó cierto recelo entre los parisinos, que protestaban porque no querían ser enterrados en las afueras de su ciudad (se construyó demasiado al este). Con el paso de los años, el recinto que debe su nombre a François d'Aix de La Chaise, confesor del rey Luis XIV, quedó plenamente integrado en la urbe y hoy en día recibe a dos millones de curiosos al año. Al entrar por la Rue du Repos encontramos este mapa, más que necesario si pretendemos rendir visita a todos los personajes históricos que reposan en el lugar.

Recorrer toda la instalación puede llevarnos unas tres horas de paseo. No en vano son 44 hectáreas de terreno. Pese a las indicaciones, las tumbas de más renombre quedan bastante desperdigadas y algunas de ellas son bastante complicadas de encontrar, ya sea porque están escondidas, como el caso de Modigliani, o por lo humildes que son, valga también como muestra la del artista italiano. Sin embargo, la paciencia tiene su recompensa.

Pére Lachaise no es un cementerio como el que usted y yo estamos acostumbrados a ver. Contiene criptas propias de la época victoriana, está conformado por grandes avenidas cruzadas por pasillos de hojas secas por los que se puede acceder a cualquier sepultura. Más de 5.000 árboles rodean panteones colosales, mausoleos donde reposan los restos de nobles franceses, un monumento central que sirve de punto de orientación, servicio que presta también el Columbario para cualquier despistado, y varias placas conmemorativas a los caídos por la patria en diferentes conflictos bélicos. Cuando cae la noche, por si todo lo descrito no fuera suficientemente lúgubre, los cuervos bajan para picotear numerosos nichos y, además, se hacen oír.

Si todavía no ha estado y muestra interés en la visita, acuda horas antes de las 6 de la tarde, momento en el que Pére Lachaise cierra sus puertas. Y aproveche para rendir su particular homenaje a figuras que marcaron la historia de la Humanidad en diferentes ámbitos de la vida. Acuda a las tumbas de Edith Piaf, Molière, Chopin, Delacroix, Oscar Wilde, Jim Morrison, Colette, Balzac, Proust, Yves Montand, Apollinaire, Deladier, La Fontaine, Meliès, Proudhomme, Rossini, y el propio Modigliani, entre otros muchos. Y recuerde que las cenizas de María Callas reposan en el Columbario.

El Panteón y Los Inválidos

Si como turista necrológico todavía aspira a más, París le ofrece un monumento donde puede fotografiar las tumbas de franceses de gran trascendencia mundial. Se trata del gigantesco Panteón, ubicado en el V distrito, en el corazón del Barrio Latino. En su cripta hallamos al escritor y filósofo Jean-Jacques Rousseau, y, en el lado opuesto, al inmortal Voltaire, máximo representante de la Ilustración.

No solo eso. Un habitáculo contiene los sepulcros de la Santa Trinidad de la literatura gala: Alejandro Dumas, Víctor Hugo y Émile Zola. Y en otro podemos ver los de Marie Curie y su marido Pierre. En total, 65 personalidades entre las que también sobresalen Jean Jaurès, Jean Moulin, Louis Braille, Jean Monnet y Soufflot.

Por último, si quiere presenciar la inmensa tumba de Napoleón, rinda visita a Los Inválidos, donde también se encuentran los restos de su hermano José Bonaparte, de Napoleón II y de los mariscales Lyautey, Foch y Leclerc.

París presenta sus defectos, como cualquier ciudad los tiene por mucha fama y popularidad que desprenda a todo visitante. Sin embargo, el de honrar el legado francés y a las figuras que lo moldearon con el paso del tiempo no es uno de ellos. Más bien todo lo contrario. Se trata de una virtud envidiable y digna de imitación.

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