En efectivo
El dinero de plástico no termina de cuajar en España, uno de los países de la zona euro con más moneda en circulación y donde el 80% del consumo se paga billete en mano
borja oaizola
Viernes, 26 de junio 2015, 02:02
La rubia, que era el nombre que se le daba a la peseta, dejó de acuñarse mayoritariamente en cobre cuando el precio del metal subió tanto que producir una unidad costaba 1,20 pesetas. El dinero siempre ha sido caro incluso para los que tienen la potestad de hacerlo. En España esa ha sido una función reservada a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, más conocida como la Casa de la Moneda. Es allí donde se producen los billetes y las monedas que desde la llegada del euro en 2002 no se quedan solo en nuestros bolsillos, sino que viajan también en los de los 338 millones de europeos de los 19 países que compartimos moneda.
Renovación en marcha
-
la 'matrícula'
-
Los billetes de euro están desde hace un par de años en pleno lifting. El nuevo diseño, obra del alemán Reinhold Gerstetter, incorpora en el mapa a países como Malta o Chipre, que en 2002 no estaban en la zona euro. De momento se han renovado los de 5 y 10 euros, aunque a finales de año (a partir del 25 de noviembre) se introducirá el de 20.
-
En el reverso
-
Los billetes de nuevo cuño pertenecen a la llamada serie Europa e incorporan una letra en su numeración que permite identificar dónde han sido fabricados. Se trata de un número impreso en horizontal en el reverso (en la imagen de arriba) que está precedido por dos letras.
-
V, hecho en España
-
Si la primera letra es una V, significa que se ha producido en la Fábrica de la Moneda de España. Las demás se identifican así Z (Bélgica), Y (Grecia), X, W y R (Alemania), U (Francia), T (Irlanda), S (Italia), P (Países Bajos), N (Austria) y D (Polonia).
-
670.000 billetes de euros falsos fueron retirados de circulación en 2013, según cifras facilitadas por el Banco Central Europeo. Los preferidos por los delincuentes a la hora de hacer las falsificaciones son los de 50 y los de 20 euros. Los billetes de la nueva serie del euro son aún más difíciles de reproducir. De todas formas, el volumen de falsificación es pequeño si se tiene en cuenta que hay unos 17.000 millones de billetes en circulación en los 19 países que forman parte de la zona euro.
El apego al dinero no entiende de fronteras, pero los españoles tenemos una especial querencia por los billetes y las monedas contantes y sonantes. Empresas como MasterCard, uno de los colosos mundiales del dinero de plástico, calculan que el porcentaje de pagos en efectivo en nuestro país se encuentra muy por encima de la media europea. Si en Suecia, Dinamarca o Finlandia el 80% de los abonos por bienes de consumo privado se hacen por vía electrónica y el 20% con moneda, en España la proporción es justamente la inversa: ocho de cada diez se pagan en metálico.
Los expertos creen que el fenómeno tiene que ver con la economía sumergida. Los recibos electrónicos dejan una huella demasiado evidente en un país donde el dinero negro representa entre el 20 y el 25% de la actividad económica, una tasa muy superior a la de Reino Unido (9,7%) o Francia (9,9%). Pero hay también un factor cultural que tiene que ver con las costumbres: los ciudadanos tienen mayor sensación de control sobre su dinero cuando pagan en metálico. Si a eso se une la desconfianza que aún suscita el pago electrónico por las comisiones que se llevan los bancos, no resulta tan extraño que aún siga habiendo establecimientos donde puede verse el cartel de no se admiten tarjetas.
En semejante contexto, parece muy poco probable que en España llegue a prosperar una iniciativa como la planteada por el Gobierno de Dinamarca, que propuso hace un mes liberar a los pequeños comercios de la obligación de aceptar pagos en efectivo. Si el proyecto sale adelante, la única forma de pagar en gasolineras, tiendas de ropa o restaurantes será por vía electrónica. Los daneses están entre los europeos que más tiran de tarjeta a la hora de hacer sus compras y también son los que más usan Mobile Pay, una aplicación para teléfono que no solo permite realizar pagos en comercios, sino que además ofrece la posibilidad de transferir dinero a otros usuarios.
Son muchos los daneses que se han acostumbrado a no llevar ni un céntimo en el bolsillo. Su desapego hacia el dinero físico llega al punto de que la Casa de la Moneda de Copenhague dejará el año que viene de acuñar coronas. En el supuesto de que haya que reemplazar los billetes y monedas en circulación, el Gobierno adjudicará el trabajo a empresas externas. Dinamarca, que lleva tiempo sopesando la posibilidad de abandonar la corona e incorporarse al euro, busca «eliminar los considerables costes administrativos y financieros que implica el manejo de dinero físico». En efecto, un estudio de la consultora McKinsey indica que el coste de fabricar y distribuir dinero físico en la UE entre 2007 y 2012 representó el 0,45% del PIB, lo que equivale a unos 306 euros por familia.
Producir dinero, como se ve, no es nada barato. El año pasado España se gastó 83,2 millones de euros en la fabricación de billetes. La Fábrica de la Moneda es una de las grandes factorías de la zona euro y en el pasado ejercicio produjo 1.018 millones de billetes de 50, 20 y 5 euros. Haciendo una simple división, llegaríamos a la conclusión de que cada billete tuvo un coste medio de 12,2 euros, aunque desde el Banco de España advierten de que se trata de una deducción engañosa: «La producción de dinero en la zona euro se hace de forma mancomunada entre todos los países, así que el presupuesto español cubre también los billetes que fabrican otros estados».
En los 19 países que forman parte de la zona euro circulan unos 17.000 millones de billetes que tienen un valor aproximado de un billón de euros. Todo ese ingente volumen de papel fue acuñado antes de la entrada en vigor de la nueva moneda en 2002. «Desde entonces lo que se hace es una producción puntual todos los años para reemplazar los billetes deteriorados», enfatizan desde el Banco de España. Son los bancos centrales los que determinan cuántos euros se fabrican al año y a qué países les corresponde hacerlo. España es uno de los principales productores de billetes de 50 euros (en 2014 hizo 519 millones de ellos), aunque también fabrica los de 5, 10 y 20 euros. Con las monedas ocurre otro tanto, aunque el volumen a reemplazar está muy por debajo del de los billetes porque son más duraderas.
Los billetes más grandes, los de 200 y 500 euros, se hacen en Alemania y Austria. «A mayor valor, mayores medidas de seguridad y en esos países hay una tecnología específica porque antes del euro también tenían billetes de muy alto valor en sus propias monedas», detalla una fuente del Banco de España. Que Alemania, el país que marca los ritmos de la economía europea, sea también el encargado de fabricar el más valioso de sus billetes, el de 500 euros, es todo un guiño del destino.
Una década de vida
Los billetes de mayor valor apenas hay que reponerlos porque no cambian muy a menudo de dueño. Los más pequeños, en cambio, tienen un ciclo de vida que va de los diez a los quince años. El Banco Central Europeo se encuentra embarcado en una renovación de todo el papel moneda que empezó en 2013 con la entrada en circulación de los billetes de cinco euros de la serie Europa; un año más tarde se cambiaron los de diez y a finales de este año llegarán los nuevos billetes de veinte euros.
El lifting del euro está haciendo trabajar a marchas forzadas tanto a las fábricas de papel moneda como a las imprentas del euro. En Burgos se localiza una de las papeleras de referencia de la UE. Forma parte de la Fábrica de Moneda y produce al año materia prima para la impresión de unos 2.000 millones de billetes. El papel se realiza mezclando diferentes tipos de algodón. Es un proceso delicado que conlleva la incorporación de elementos de seguridad como la marca de agua, el hilo de seguridad o el holograma.
La introducción del euro ha puesto las cosas más difíciles a los falsificadores: si antes de la moneda única había de media 40 billetes falsos por cada millón en circulación, con eleuro la proporción ha bajado a 12,4 billetes por millón. El gran movimiento turístico que hay en España, unido a nuestro apego al dinero físico, hace que seamos uno de los países de la zona euro con mayor número de monedas y billetes en circulación. En cuestión de cash tenemos pocos rivales.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión