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Un esquiador saluda desde el telesilla Emile Allais. Alfredo Aguilar
Inauguración de Sierra Nevada

«Ya estamos aquí otra vez. Viva la nieve y viva Graná»

La anécdota del día la protagoniza Emile, un pequeño sueco de seis años, el primero en subirse al telesilla Emile Allais con su familia

Sábado, 3 de diciembre 2022, 15:56

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El sueco Emile de 6 años de edad y con su equipación completa que incluía un casco de color azul, protagonizó la anécdota de la jornada inaugural de la temporada de esquí en Sierra Nevada. Coincide su nombre con el de Emile Allais, gloria del esquí alpino, y que por ello y por su vinculación con Sierra Nevada, el telesilla lleva su nombre. Y coincide en que ha sido el primero en estrenarlo, en compañía de su familia.

Ha sido una sonrisa más en una estación que vive ambiente de gala. Hace frío, lo que significa que los cañones trabajan y hay nieve para empezar a esquiar.

«Hoy es un día importate. La verdad, es que hasta hoy hemos estado muy nerviosillos porque no aparecía ni el frío ni la nieve».

Andrea

La Visera

En Pradollano, un clásico de la restauración, La Visera, sirve tercios de Alhambra y aceitunas. De tapa, una cazuelita de barro con un cocido calentito y su rebanada de pan. Calidad. También, las primeras tostadas de jamón al corte con tomate y aceite para acompañar al café calentito que reconforta.

La terraza a la espera de más clientes. Hay tensión y cierto gusanillo nervioso. «Hoy es un día importante para todos nosotros», comenta Andrea detrás de la barra de La Visera. «La verdad, es que hasta hoy hemos estado muy nerviosillos porque no aparecía ni el frío ni la nieve». Mientras, por los altovoces, suena salsa y cumbia. Esa 'marca Sierra Nevada', la estación de esquí más divertida de Europa.

Mascarillas y optimismo

También en Pradollano hay cola para acceder al telecabina, pero se resuelve con rapidez. Los tornos leen los códigos de los forfait a todo meter y la gente sube en pequeños grupitos. Hay que recordar que la mascarilla es obligatoria todavía durante el trayecto, lo que sorprende a más de uno. «¿No nos vamos a librar de esto del coronavirus nunca o qué?». La frase es de uno que se ha olvidado la mascarilla, claro está.

Durante el recorrido de Pradollano a Borreguiles (2.700 mentros) se contempla a la perfección cómo se preparan las pistas de esquí aunque todavía no haya nevado. Las máquinas coloradas que pisan y preparan las pistas recorren el Río con las luces encendidas y trabajan la nieve que sale de la batería de cañones, que funcionan a toda pastilla. Hace frío, así que son buenas noticias para conservar los casi dos kilometros de pistas con que se ha inaugurado la estación de esquí.

En una de las cabinas viajan representantes de la FADI (Federación Andaluza de Deportes de Invierno) y de la Federación Española de Esquí. Se les ve contentos. Comentan que la buena noticia es la apertura de Sierra Nevada, pero que no hay que preocuparse de momento por la ausencia de nevadas. «Ya llegarán, como cada temporada». «La pasada temporada ocurrió igual, recuerdan. Pero al final, la única estación de esquí que queda abierta en Europa en el mes de abril somos nosotros», se regocijan.

Hay buen ambiente. Ilusión. Optimismo. Miran al Norte de España y comentan que en Pirineos, en la estación de esquí de Baqueira Beret ha ocurrido algo inusitado. «Ha caído un paquetón de nieve y han abierto al cien por cien. Son 150 kilómetros». En su pensamiento, «que vengan esas grandes nevadas para Granada».

La jornada inaugural fue satisfactoria gracias al empleo de los cañones de nieve. Alfredo Aguilar
Imagen principal - La jornada inaugural fue satisfactoria gracias al empleo de los cañones de nieve.
Imagen secundaria 1 - La jornada inaugural fue satisfactoria gracias al empleo de los cañones de nieve.
Imagen secundaria 2 - La jornada inaugural fue satisfactoria gracias al empleo de los cañones de nieve.

De seis en seis

Cuando se llega a Borreguiles hay surferos y esquiadores. Todos de estreno. Hacen cola ante el gran protagonista de la jornada, el telesilla Emile Allais, que los lleva en volandas a las zonas superiores de las pistas. Aquí es donde se aprecia a la perfección la alegría de la jornada.

Los tornos siguen dejando pasar a los esquiadores y los responsables del telesilla manejan este medio técnico, la gran novedad del día. Va a toda velocidad y sube a los deportistas de seis en seis. La nieve que sale de los cañones cae sobre los gorros de los esquiadores y se ajustan los guantes. Sostienen con ganas sus bastones.

En la cola de acceso al telesilla Emile Allais se suceden las anécdotas. Un esquiador reconoce a los representantes deportivos de las federaciones de esquí y se fotografía con ellos para el recuerdo. Una mamá con sus dos niños se deja entrevistar por una cadena de televisión. «Este momento lo guardaremos para siempre», comenta. Dos tipos hechos y derechos se abrazan al reconocerse tras las gafas de sol. «Ya estamos aquí otra vez. Viva la nieve y viva Graná».

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